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Cómo me cogí a Laura de 17 años, la sirvienta de m
Definitivamente comerse una rajita joven y virginal de 17 años es un manjar que pocos hombres saben apreciar. Fue hace varios años, pero hay cosas en la vida que nunca se olvidan. Yo tenía como 28. Laura llegó a trabajar a la casa para ayudar a mamá con la limpieza y esas cosas. Era bajita, pero de curvas bien formaditas y unos pechos firmes y bien paraditos de buen tamaño. Tenía bonitas facciones y pelo ondulado. Desde el inicio noté cómo ella me sonreía, platicábamos bien y me dijo que no tenía novio pero yo no quería faltarle el respeto, tenía unos 5 días de haber empezado a trabajar y se quedaba a dormir en casa, solo se hiba el Sábado y regresaba el Lunes. Una noche llegué de andar de copas como a las 2 de la mañana y era Viernes. Entré a la casa y me sorprendí que ella estaba esperándome despierta en el pasillo. Mamá estaba dormida, ya era una señora de edad y yo sabía que no se levantaría hasta las 6 y Laura me reclamó por que bebía. �Será que te sientes solo- me dijo y no me dejó avanzar por el pasillo. Estaba vestida con una blusita de dormir y una pijama. Quizá fue el alcohol pero sentí sus pechos tan cerca de mí y acercó sus labios que no pude resistir besarla. Ella se pegó a mi cuerpo y me excitó mucho sentir sus senos apretarse contra mi pecho. Se sentían firmes. Mi pene se enderezó como un resorte, yo tenía mucho tiempo sin mujer y mi lujuria se despertó como un animal en celo. Su boca y mi boca estaban comiéndose a besos apasionadamente. Mi lengua buscó la suya y a ella le gustó. Mientras nos besábamos me quité la camisa y luego metí las manos bajo su blusa para acariciarle sus pechos pero su sostén me estorbaba entonces le quité la blusa y ella no dijo nada. Siguió prendida besándome excitada, y yo ya estaba como toro en brama. Le desabroché el sostén y como un maestro se lo quité y sus pechos se pegaron desnudos a mi piel. Seguíamos de pie en el pasillo agasajándonos como lujuriosos desenfrenados. Ella olía deliciosa, recién bañadita con un aroma juvenil que nunca olvidaré, me agaché un ´poco para chuparle sus pechos, estaban ricos, y me los comía a lamidas y chupadas y eso la hacía gemir. Yo de verdad que disfruté de esos firmes pechos de Laura. Se puso tan caliente, sus pezones estaban bien duritos y yo se los jugueteaba con mi lengua.
-Hazme tuya – me dijo. Sentí su mano sobándome el bulto entre mis piernas. �¿Estas segura?- le dije, . Me dijo que nunca lo había hecho pero quería que fuera conmigo. Y la sola idea de penetrar a una rajita virgen me puso el fierro a millón. Me quité el pantalón y los zapatos y ella se quitó la pijama. Traía un calzoncito rosa, y se lo quité. La pegué a mi cuerpo y ella se colgó de mi cuello. Y aproveché para cargarla y le dije que me abrazara con sus piernas. Como era bajita y delgada estaba ligerita, abrió sus piernas y la cargué sosteniéndola de sus nalgas. Gimió cuando sintió mi erecto pene y con la punta queriendo meterse en su vagina. Se la comencé a meter pero ella estaba bien apretadita, gemía y casi lloraba y le pregunté si quería parar pero me dijo que quería sentirme. La pegué a la pared para apoyar y empujársela mejor pero no quería lastimarla en su primera vez. Yo también quería que ella disfrutara. Le dije �agárrate bien de mi- , ella siguió colgada de mi cuello bien dispuesta a lo que yo hiciera con su cuerpo. Se la empujé poco a poco, ella estaba bien mojada. Sabía que le dolía un poco pero también sabía que la quería toda adentro. Mordí su cuello y le dí otro empujón más, ya se la había metido a la mitad. Me quedé así un rato para que ella me sintiera y se adaptara. Ella gemía y me besaba bien apasionada. La chiquita se deshacía en mis brazos, en verdad que estaba gozando. Así nos quedamos un ratito con un mete y saca leve solo hasta la mitad de mi falo. �Está enorme � me decía, -pero no la saques, no la saquuueess- me decía mientras me besaba.
-Te voy a meter un poco más y te va doler un poquito más, ¿estás lista Laura? Le dije. �Sí dame mas dame masss- ya no terminó la frase. De repente su vientre se estremeció y ella lanzó un gemido intenso, me encajó sus uñas en mi espalda, su cosita se contrajo muchas veces toda, la sentí en mi miembro. Mi virginal sirvienta estaba experimentando su primer orgasmo con la mitad de mi erecto miembro dentro de ella. Debo confesar que fue maravilloso sentir toda su rajita mojándose en mí. Una experiencia deliciosa. De hecho al escribirles este relato no puedo evitar sentir cómo se endurece mi pene al recordarla. Estar con unas copas de alcohol ese día me ayudó a no venirme tan rápido, entonces aproveché el momento de su venida para metérsela un poco más , y más y más. Ya su apretada rajita sentía y disfrutaba el grosor de mi duro miembro al penetrarla. Ella abrió la boca al sentirla toda, gemía y gozaba al mismo tiempo. Por un momento me pregunté que pasaría si mamá se despertaba en ese momento pero ya no me importaba si nos encontraba cogiendo, yo solo quería penetrarla y penetrarla. Cogerme ese botoncito delicioso que la vida me daba en ese instante. Tengo 17 cm, y estaba dispuesto a que Laura los conociera completamente. Ella decidió ser mujer en mis brazos y ya no había vuelta atrás. Se la metí toda, sus nalgas se estrellaban en la pared y me quedé otra vez un rato así para que me sintiera el miembro en toda su plenitud. Ella gimió algo así como un �Ooogghh- ahogado. �Qué rica y qué enorme- dijo.
-¿te gusta?- le pregunté.
-si, . me duele pero me gusta mucho- me dijo
Ya que su conchita se adaptó nuevamente al carnoso trozo que estaba dentro de ella comencé a moverla de atrás a adelante. Ella decía �qué rica .. que rica-. Tenía a Laura cargándola sosteniéndola de sus nalgas así que fue bien rico el mete y saca. Mi pene entraba y salía de su rica vagina, y ella gemía en cada vez. Yo también gozaba como si entrara al paraíso. Metía y sacaba, metía y sacaba hasta que hice que Laura se viniera de nuevo. Cuando se vino a chorros me quedé metido hasta el fondo de su raja. De nuevo sus uñas en mi espalda. Sentí cómo su cosita me la apretaba y me la apretaba en cada contracción. Así me quedé hasta que terminó de venirse. Yo no quise venirme dentro de ella, no sabía si podía dejarla embarazada, así que se la saqué despacito, me quedé de pie y luego le dije que se pusiera de rodillas y me masturbó hasta que mi leche le saltó en la cara. No quiso chupármela pero no la forcé. Lo que esa niña me había dado valía eso y más.
Después de ese día cogimos cada vez que podíamos y en cualquier lugar. Después de haberla probado Laura quería sentir mi pene dentro de ella cada vez que fuera posible, y Yo encantado de darle. Aunque disimulábamos para que mamá no se diera cuenta. Después Laura se fue a trabajar a otra parte. Espero les haya gustado como desvirginé a la sirvienta de 17 años.
2 respuestas
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