febrero 3, 2013

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Natalia 1. Por la ventana

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Hola a todos, me llamo Natalia y quiero contaros una historia. Espero que os guste:

Empieza cuando estaba yo en 4º de ESO, tenía 14 años. Vivía con mi madre, mi padre y mi hermana mayor, que tenía 16. Mi padre era transportista, con lo cual estaba poco en casa, y cuando estaba era sobre todo por la noche y casi no le veíamos y mi madre trabajaba de funcionaria a media jornada de mañana.

En esa época, como no habia mucho que estudiar, o estaba en ballet (una de mis grandes pasiones) o salía casi a diario con mis amigas, y de estas a la que más veía, por comodidad más que por otra cosa, era a Lara. Vivía en el piso de enfrente. Yo en el 3ºA y ella en el B. Iba mucho a su casa, ella a la mía menos porque yo no tenía tele por cable y ella sí, y como nos gustan mucho el cine nos pasábamos horas y horas en su cuarto viendo películas. Vivía con sus padres y con su hermano. Su padre era carpintero y su madre ama de casa. El hermano, que se llamaba David, era dos años mayor que ella y estaba en el último curso de bachiller. A mí nunca me había llamado mucho la atención pese a que su cuarto estaba justo en frente del mío y, como el patio era muy pequeño nuestras ventanas estaban bastante cerca. Pero el casi siempre tenía la persiana bajada y no solía verle. Era alto y delgado, aunque musculoso, ya que jugaba al rugby. Tenía los ojos muy oscuros y el pelo ondulado y un poco largo. Cuando iba a su casa la verdad es que no me hacía ni caso, ni a mí ni a Lara.

Un día como otro cualquiera estaba con Lara en mi habitación cambiándome para salir y ella, que estaba cotilleando mi armario me dijo:

-Hija Nata, tienes una ropa que parece la de una niña de 10 años. Mira esto por ejemplo, y cogió un top deportivo que ya hacía bastante que no usaba. � ¿Cómo puedes tener algo así? Tíralo ya anda.

Después de esto siguió despotricando un poco de casi toda mi ropa interior y mi ropa de �salir�. La verdad es que a veces Lara era un poco cretina, pero en el fondo tenía siempre buenas intenciones y esta vez además tenía razón, en los últimos dos años mi cuerpo había cambiado radicalmente, siempre había sido muy delgadita y con pocas curvas, pero ahora había partes de mi que no reconocía: mis muslos, que antes eran flacos y larguiruchos, ahora habían crecido considerablemente, estaban mas tonificados y gruesos y muy firmes por el ballet. A mi esto me acomplejaba un poco, porque aunque a los chicos parecía gustarles, yo me veía un poco gorda de muslos. Además mi culo también había cambiado, antes lo tenía delgadito y casi sin forma y ahora sobresalía ampliamente por encima de los muslos. Era prieto pero grande en conjunto con mi cuerpo, y provocaba en mí figura que se asemejaba a una pera, ya que tenía los muslos, caderas y trasero generosos, pero mi cintura seguía siendo estrecha y fina, como siempre, al igual que mis hombros. Mis pechos también habían crecido, pero para esto estaba más preparada y además me gustaba, porque me parecían muy bonitos y femeninos. No eran muy grandes, pero estaban bien colocados, eran muy blanditos y redondos, con el pezón rosado y de buen tamaño.

En fin, yendo más a los detalles me gustaban mucho mis labios, que eran muy gruesos y de color carne, mis pies, que me los cuidaba mucho (en un tobillo tenía una pulserita muy mona), y mis ojos, que eran marrones muy claros y que con mi pelo, que era dorado, quedaban muy bien.

Con todo Lara al final me convenció para que fuera con ella a comprar ropa. Y así lo hice. Estábamos las dos en Zara y me dijo que me fuera probando la ropa que yo había elegido y que ella me traería al probador lo que le pareciera mono. Fui al probador, me desvestí y comencé a ponerme la ropa nueva. Cuando estaba quitándome unos pantalones que no me gustaban nada, Lara abrió la cortina de repente, dejándome a la vista cuando tenía solo una camiseta y las braguitas puestas. Me vio un chico de unos 20 años que estaba en el probador de enfrente. No me importo, pues apenas me vio dos segundos, pero noté que aprovecho para mirarme todo lo que pudo. Una vez estuvimos las dos en el probador con la cortina cerrada le dije:

-Pero tía, estas loca? Como abres así de repente, que me podrían haber visto todo.

-Ya tía lo siento no me di cuenta, es que tengo muchas ganas de que te pruebes esto y además� – Lara quedó en silencio y empezó a mirar fijamente mis piernas y mi trasero.

-Pero que miras? � pregunté con tono de sorpresa.

-Oye� ¿no te han crecido mucho los muslos y el culo? si antes eras como un alfiler�

Y además� ¿que firmes no? ¡A ver a ver! � y empezó a achucharme las nalgas como jugueteando.

-¡Estate quieta coño, no me seas lesbiana! – dije riéndome.

-Era broma tía jajaja, menudas curvas que tienes, la ropa que te traigo te va a quedar mejor de lo que creía.- y dicho esto dejó toda la ropa que traía en el banquito del probador. Había tres tangas, un par de sujetadores �push up� dos minifaldas, y unas cuantas camisetas bastante ajustadas. Me probé todo, y aunque a mi me parecía que iba un poco �fresca� con esa ropa, al final Lara me convenció, como siempre, y me lo compré casi todo.

De camino a casa decidimos ir primero a la de Lara para probármelo y discutir sobre que combinaciones me quedarían bien.

Llegamos, fuimos a su cuarto y empecé a ponerme la ropa nueva. Cuando estaba probándome un tanga de los nuevos la puerta del cuarto de Lara se abrió, era su hermano. Entró y me vio de espaldas a el, con el tanga puesto y nada por arriba. Yo justo me volví con las manos en los pechos desnudos y me agache para que me viera lo menos posible. Y él, aunque pidió perdón muy avergonzado, no apartó la mirada hasta que salio del cuarto.

-¡Pero tu hermano no sabe llamar a la puerta o qué pasa! Joder Lara, podías haberme dicho que podía entrar así como así en tu habitación, no me jodas.

-Ya tía lo siento, nunca lo hace, o llama o directamente no entra, no se que ha pasado. Si no lo conociera pensaría que quería pillarte desnuda. Lo siento ya le echaré luego la bronca.

Y dicho esto deje de probarme ropa, recogí todo y me fui a mi casa bastante enfadada.

Pasé mala noche porque estaba nerviosa pero al final pude dormir.

Al día siguiente llevé la ropa nueva a clase y noté que los chicos me miraban al pasar por los pasillos y que, en clase, les sorprendía apartando la vista rápidamente de mi tanga. No le di mucha importancia y la verdad es que me gustó la sensación.

Al acabar el instituto fui a casa y encendí el ordenador. Estuve un rato hablando por tuenti con amigos cuando de pronto mi vista captó un movimiento. Procedía de la ventana. Era David, el hermano de Lara, que tenía la persiana abierta y estaba usando el ordenador. Yo le veía de perfil, estaba sin camiseta. Me pareció atractivo, puesto que estaba bastante musculado. Me aparté un poco para que si miraba hacia mi ventana no me viera y empecé a mirarle de reojo. Estuve un rato mirándolo, a veces sonreía o hacía algún gesto, pero por lo general estaba bastante serio. Cuando llevaba más o menos un cuarto de hora mirándole me fijé en que la manga izquierda de su camiseta se movía y que llevaba bastante rato con la mano izquierda bajada. No podía ver bien, ya que el bajo de su ventana justo llegaba un poco por debajo de su pecho, así que me alcé un poco y me puse de puntillas para tener mejor ángulo, y vi que tenía la mano izquierda metida dentro del pantalón, y que hacía un movimiento repetitivo y lento. Me fijé en la pantalla y, aunque no lo vi muy bien, creo que estaba viendo unas fotos en tuenti.

No se por qué pero mientras le veía tocarse sus �partes� por debajo del pantalón empecé a sentirme, no se sí cachonda, ya que a esa edad no estaba nada familiarizada con esta sensación, pero si juguetona. Así que coloqué un espejo de forma que yo podía verle a él pero el no veía el espejo, me quite las zapatillas, me recliné en mi silla y subí las piernas encima de la mesa, lo justo para que si el miraba me viera los pies y un poco de mis muslos (todavía llevaba puesta la minifalda).

No tardó mucho en fijarse en mí, pues al minuto de ponerme en esta postura vi por el espejito que me estaba mirando con cara de sorprendido. Yo me hacía la distraída y hacía como si escribía con el móvil aunque en realidad le estaba mirando de reojo con el espejo. Me di cuenta de que, aunque ahora me estaba mirando, no se había sacado la mano de los pantalones, y que seguía moviéndola. Esto causó en mí una sensación difícil de explicar: se me hizo un nudo en el estómago, sentía el corazón latiendo en mi pecho con mucha fuerza y noté un estremecimiento entre mis piernas.

Un poco asustada por esta sensación nueva para mí, decidí parar y me incorporé en la silla para ponerme de pie. Al hacer esto me di cuenta de que, al haber estado reclinada en la silla la falda se me había subido bastante y la notaba justo un poco por encima de donde empiezan las nalgas. No sé como ni por qué pero lo siguiente que hice fue apoyarme contra la ventana de forma que mi trasero quedaba apoyado contra el cristal, a la vista de David.

Yo seguía con el movil disimulando y mirando por el espejo cuando vi que mi observador cada vez movía mas rapido y mas ampliamente la mano por debajo del pantalón. Esto provocó que el estremecimiento de mi entrepierna se hiciera cada vez mas intenso y que empezara a notar mucho calor en esa zona.

Animada por la sensación restregué mis glúteos por el cristal de forma que la falda subió aun mas dejando a la vista el tanga rojo que había comprado el día antes con Lara. El tanga estaba bastante húmedo pero pensé que el no podría verlo así que seguí restregándome hasta que prácticamente todo mi culo quedó al descubierto, presionado contra el cristal. En ese momento vi algo que me dejó paralizada: David se había bajado los pantalones y los calzoncillos y se frotaba sin ninguna inhibición el pene.

Yo, paralizada como os he dicho, mientras fingía usar el móvil, fijé mi vista en el miembro de David: era enorme: muy grueso y bastante largo, y estaba tieso. Era mucho más grande y más bonito que el de mi padre, que había visto alguna vez por casa, y además no tenía ningún pelo.

David no paraba de sacudírselo de arriba abajo mientras me miraba y yo, al contemplarlo, notaba un calor en mi vagina que nunca había sentido, este calor se apoderó de mi cuerpo y, sin que yo pudiera controlarlo, me hizo quitarme la camiseta quedándome en sujetador a la vista de David que , ante esto, empezó a machacarse el pene como si fuera un animal, y yo, que creía que me iba a desmayar de la excitación, baje mi mano izquierda por mi vientre y agarré mi tanga por la parte delantera (de forma que David no pudiera ver mi brazo, ya que lo tapaba mi cuerpo).

Sin saber por que lo hice, tal vez por instinto, tiré del tanga por delante de forma que el hilo se me metió entre los labios vaginales, que en ese momento estaban empapados de un líquido que ya había comenzado a escurrirse entre mis muslos. Al hacer esto miré por el espejo a David y vi como empezó a expulsar por su pene una cantidad enorme de un líquido blanco que parecía leche, y a dejar la ventana totalmente cubierta de este. Yo, al ver esto y al sentir la presión del tanga en mi vulva, que se estaba derritiendo por el calor, sentí una explosión que se extendió por todo mi cuerpo y que me hizo perder por una fracción de segundo la consciencia.

Después de esto, finji que me llamaban al móvil y me fui con él pegado en la oreja hacia el lado de la habitación que David no podía ver. Estaba avergonzadísima, y exhausta. Nunca había tenido un orgasmo y me había encantado, aunque en ese momento me sentía muy mal conmigo misma y con lo que había hecho.


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2 respuestas

  1. nindery

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  2. helenx

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