Llego mi hermana a buscarme a mi recamara, bueno, no es mi hermana de sangre, nuestros padres se casaron en segundas nupcias, yo tengo 19 años, ella 16.

– Javier, están 4 amigas en mi recamara y platicamos acerca de los Streppers, y pensé que tu podrías darnos un show.

– ¡JAJAJAJA! � reí a carcajadas pensando que era broma.

– ¡De verdad!, queremos que nos hagas un show.

Yo no me dedico a eso, pero confieso que siempre me ha llamado la atención hacer un show de esos, lo pensé unos momentos y le dije.

– ¡Okey!, pero ustedes se van desnudando al parejo que yo.

Ceci bajo a hablar con sus amigas y de inmediato subió a decirme que bajara a hacer el Show. Cuando entre a la recamara de mi hermana para hacer el show de Strepper, ellas, las 5, ya estaban solo en ropa interior, a penas me vieron gritaron, aplaudieron, chiflaron y pusieron música y empecé a bailar, quitándome la ropa poco a poco, en cada prenda ellas gritaban y aplaudían emocionadas, mas cuando empecé a quitarme el pantalón, quedando solo en zunga, todas aplaudieron, Ceci se paro y les dijo.

– ¡Chicas!… ahora nos toca a nosotras, ¡Fuera el sostén! � Gritó.

Ella fue la primera en quitarse el sostén, y uno a uno fueron cayendo los otros cuatro, mi verga comenzó a ponerse dura y se notaba el bulto, Ceci se hincó junto a mi.

– ¿Quieren ver esto? � dijo agarrándome la verga por encima de mi zunga.

– ¡¡¡SIIIIIIIIIII!!!!! � Gritaron todas.

Ceci acariciaba mi verga tiernamente, que ya estaba durísima, poco a poco, fue deslizando mi zunga hasta que salto bien firme, todas gritaron, aplaudían, reían, emocionadas, Ceci agarró mi verga y me empezó a masturbar suavemente.

– ¿Quién quiere ser la primera en tocarlo? � Preguntó Ceci, Martha fue la primera, se acercó a mi.

– ¡Fuera pantaletas! � Grito Ceci – Si quieres tocar, ¡Fuera Pantaletas! � Volvió a decir.

Sin titubear, Martha se quitó sus pantaletas, vi su vagina solo con unos pocos vellos alrededor de la rayita de su vagina. Sus manos acariciaron mi verga con ternura y pasión, pero Ceci le dijo.

– ¡Hazlo! No te quedes con las ganas.

– ¿Qué? � Dijo Martha como si no supiera a que se refería.

Ceci agarro mi verga y se la llevó a su boca, dándome dos o tres tremendos chupetones, aunque estaba acostumbrado a verla desnuda, a tocarla, incluso nos depilábamos mutuamente nuestras partes intimas, solo le había dado besos a mi verga pero nunca la había mamado, cuando se sacó mi verga de su boca, Martha inmediatamente la agarró y me mamó, al tercer o cuarto chupetón, Ceci le dijo.

– ¡Ya ya! No te la acabes tú sola, que faltan las otras. � Martha se puso de pie, y yo aproveche para acariciarle sus tetas, sus nalgas y su vagina.

– Sigue tú Raquel � Dijo Ceci, que sin mas ni mas, se quitó sus pantaletas, se hincó junto a mi, me agarró la verga y le dio sus chupetones.

Al levantarse, le agarre sus tetotas, le di unos chupetones, le agarre sus nalgas y al pasar mi mano por su vagina, ella alzó una pierna y la apoyó en una silla que estaba a mi lado dando paso libre a que acariciara su vagina por completo. Tocó el turno de Rocío, de ella siempre me gustaron sus piernotas, tetas regulares pero redondas, piel blanca, quien se desnudó y me mamo la verga sin decir nada, al ponerse de pie, lo hiso restregando su cuerpo con el mío, alzó una de sus piernas rodeando mi cintura, sus manos alrededor de mi cuello y se flexionó hacia atrás, yo aproveche para chuparle las tetas, acariciar sus nalgas, mi verga se frotó en su vagina, ella se dio la vuelta, pegó sus nalgas a mi verga, tomó mis manos y las llevó a sus tetas.

– ¡Ya, ya, ya!, ¡Fuera , fuera!, que falta Caro � Dijo Ceci al momento que separaba de mi a Rocío, agarraba mi verga y la chupaba y lamía de punta a base.

Carolina (Caro) era hermana de Martha, y acababa de cumplir 14 años. Las demás tenían 16 igual que Ceci.

– No, Caro no, ella está muy chica todavía � Dijo Martha protegiendo a su hermana.

– ¡Déjame!, tú ya lo hiciste y quieres que yo me quede con las ganas�. Además, el que tiene que decir eso es Javier, tal vez no le guste una mujer que apenas y le han crecido un poco las tetas.

Caro es morena clara, de ojos grandes y cafés, pelo negro azabache semi ondulado, labios carnosos, tetas como ella dijo, apenas desarrollándose, sus pezones negritos, pequeños, tiernos, su cintura comenzaba a delinearse, nalguitas redonditas y piernas delgadas y bien torneadas, yo la mire a los ojos.

– Son lidas tus tetas � al momento que alzaba mis manos para acariciárselas.

Su respiración empezó a agitarse, abrió su boca, vi su lengüita y por instinto me acerque para besarla, fundiéndonos en un apasionado beso. Solo escuche los gritos, aplausos y chiflidos de Ceci, Rocío, Raquel y Martha.

– Eres mi fantasía hecha realidad, siempre había deseado que tú fueras el primero, y eres el primero en todo, nadie me había besado en la boca, nunca había estado desnuda ante un hombre, nunca me habían tocado ni por encima de la ropa.

Yo estaba sorprendido con sus palabras, mi mirada la recorrió de arriba abajo y de regreso, solo le dije.

– ¡No estas desnuda! � Ella inmediatamente se quitó sus pantaletas y sonrió.

Se hincó junto a mi a acarició mi verga, lo hiso con ternura, lentamente, la veía, acercó su boca, puso la punta de mi verga en sus labios y se la fue metiendo poco a poco, con tanta ternura y delicadeza que casi me vengo en ese momento, pero me contuve, me chupo hasta la base, la sacó de su boca y la observó y volvió a metérsela hasta la base, la volvió a sacar y lamió mis testículos, hasta volver a la punta y metérsela hasta la base, volvió a sacársela lentamente, alzó su cara y me dijo.

– ¡Hazme tuya!, ¡Estréname! � Al momento que se recostaba en la orilla de la cama abriendo sus piernas.

Vi su vagina, sus vellos eran finos y cortos, no podía desperdiciar esa oportunidad, me hinqué al pie de la cama y comencé a mamarle esa linda vagina, mientras me deleitaba con ese rico manjar, sentí las manos de Ceci en mi verga, que me estaba poniendo un condón, me puse de pie, la acosté bien en la cama, le abrí sus piernas, puse mi verga en la entrada de si vagina, la mire a los ojos.

– ¿Estas segura? � Le pregunté.

– ¡Hazlo!, ¡Hazlo despacio!, quiero sentirte dentro.

Empecé a meterla poco a poco, hasta que sentí como la rompía, sus uñas se enterraron en mi espalda.

– ¡Ahuuuggghhh! ¡Mi amor, te amo! � dijo susurrando.

Poco a poco fui intensificando el movimiento de mete y saca, sus gemidos iban intensificándose cada vez más. No aguante mucho, ya era mucha la emoción y me termine dentro de ella, claro que mi leche quedó dentro del condón, me deslicé al lado de ella, Las chicas aplaudieron emocionadas, Ceci se apresuró a quitarme el condón y a limpiarme la verga, Martha hacía lo mismo con la vagina de Caro, pero en la sabana quedó la huella de lo que había pasado. Ahora Caro ya tiene 18 años, y desde entonces viene tres o cuatro veces al mes a visitarme y a amarnos, aunque cada uno tiene sus respectivas parejas, seguimos amándonos en secreto.