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junio 15, 2011

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Me regale de cumpleaños

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Me regale de cumpleaños

Cuando tenia 14 años, mi senos crecía sin parar y mis ganas de estrenarlos igual, de estrenar todo mi cuerpo. Un día fui a visitar a mi vecina la Sra. Carmen, quien acababa de dar a luz a su primer hijo, llegue saludándola con alegría y entusiasmo de conocer al nuevo vecino, nos sentamos en la sala a platicar y casi de inmediato se saco un seno para amamantar al pequeño bebé, al ver esa escena un calor empezó a invadir mi cuerpo, me excité, quería que me mamaran mis tetas aún sin estrenar, ansiaba sentir, probar la sensación de que me succionaran mis grandes tetas, me tuve que despedir casi de inmediato y salí de la casa muy excitada, pero todas las tardes regresaba para excitarme y fantasear que me chuparan mi senos. Obviamente solo bastaron unos cuantos días para estrenarme, pero años después, Saúl, ese bebé que vi amamantar ya se había convertido en un joven y justo unos días antes de su cumpleaños numero 15, el me visitó en mi casa entusiasmado por los preparativos para su pequeña fiesta, venía con un short y una playera sisada de basquetbolista, yo me senté en el sillón de la sala, el se sentó a mi lado, me decía que solo iban a venir unos cuantos amigos y amigas porque su mamá le iba a comprar una computadora, se veía muy contento, yo lo miré y le dije.

– Parece que hace apenas unos días veía a tu mamá darte pecho todas las tardes.

– Hay Paty!, no me digas eso que me dan ganas de volver a ser bebé.

– ¡JAJAJA!, ¿Quieres mamarle las tetas a tu mamá?

– ¡No!, a mi mamá no, pero si quiero mamar tetas.

– ¡JAJAJA! � reímos los dos.

Seguimos platicando de otras cosas, de las niñas que le gustaban, de que era lo que mas le gustaba de sus amigas.

– � pero Vero tiene unas tetotas ¡enormes!.

– ¡SAÚL!, ¡Pero que estas diciendo chamaco grosero libidinoso � le dije al momento que le jalaba las orejas jugando y riendo ambos.

Yo lo jalé hacia a mi y el se recostó sobre mis piernas, que las tenía cruzadas, yo vestía la falda y la blusa de mi uniforme de trabajo, con el jaloneo, mi falda se enrolló casi hasta mi cadera, dejando mis piernas al descubierto, pero el no las veía pues tenía la cara boca arriba.

– ¡Hay, que grandotas están!

– ¡Niño!… ¿Qué estas viendo?

– ¡JAJAJA!, que están bien grandes, si tuvieras hijos estarían muy bien alimentados.

– ¡Saúl!… ¿Pero que dices?, tu mamá te alimentó bien.

– ¡Si!… pero mi mamá no las tiene tan grandes.

– ¡Hay chamaco! � me moví apretando su cara contra mi seno.

Cuando lo solté, el me dio un beso en mi seno, obvio sobre mi blusa, me tono de voz cambió, con voz dulce y tierna y acariciándole su cara le dije.

– ¡Saúl!… ¿Qué haces cariño?.

El respondió dándome otro beso en mi seno, yo solo sonreí viéndole con ternura, el continuó besándome sobre mi blusa, me agarró el otro seno y lo apretó suavemente, yo le retire su mano y el me miró con algo de pena y miedo, pero yo le quité la mano para desabrocharme la blusa, cuando vio lo que hacía, sus ojos se abrieron casi hasta desorbitarse, saque mi seno aún cubierto por mi sostén, metí mi mano y saque mi seno del sostén metiéndole mi pezón directo a su boca, comenzó a chupar con frenesí , lo tuve que tranquilizar, metió su mano para sacarme el otro seno, el seguía acostado sobre mis piernas como si fuera un bebé, yo acariciaba su pecho y su abdomen, me chupaba muy rico, ya me tenía muy caliente, metí me mano por debajo de su short y le sujete su pene, bien duro y lo saque de debajo de su short para verlo, se incorporó sobre el sofá y me pidió que me quitara la blusa, al momento que vio mi falda recogida, dejando ver mis piernas y mi pequeña tanga blanca, acarició mis piernas y tocó mi pubis sobre mi tanga, yo colocaba mi blusa a un lado del sofá y me deshacía de mi sostén, su cara de asombro, ansiedad, sorpresa me causó mucha ternura, tome su playera y se la quite y sosteniéndolo de sus cabellos lo atraje hacia mi pecho al momento que me recostaba en el sofá, abrí ligeramente mis piernas y el se colocó en medio de ellas para acariciar y chupar mis senos mientras acariciaba su espalda con mis manos y él presionaba su cadera contra la mía, sentía su pene duro restregándose en mi pubis; recostada sobre el sofá, con mis piernas abiertas alrededor de su cadera, mi falda enredada en mi cintura y mi pequeña tanga blanca cubría aún mi vulva, él con su pene de fuera, se levantó, vio mis piernas y mi tanga la hiso a un lado dejando mi vulva a la vista, de inmediato, atraído como por un imán, comenzó a chuparme mi vagina, mis gemidos comenzaron a salir sin control, su lengua jugaba con mi clítoris y después buscaba las profundidades de mi vagina, para regresar a mi clítoris, no aguanto mas y se puso de pie y se quito su short, dispuesto a penetrarme, lo detuve tiernamente.

– ¡Ahora me toca a mí chuparte! � al terminar la frase su pene ya estaba en mi boca.

Solo dos o tres chupadas le había dado cuando el se retiro bruscamente, comprendí que estaba a punto de acabar y no quería hacerlo aún.

– Quiero entrar � me dijo con voz muy excitada.

– ¡Espera! � Me pare me desabroche la falda y la deje caer a mis pies.

Fui a mi recamara por un condón, imagino su cara a ver mis nalgas cubiertas tan solo por un pequeño hilo de mi tanga que se perdía entre los cachetes de mis nalgas, regresé y junto a él, me quite la tanga, le sujete su verga que estaba bien dura, me senté en el sofá, abrí la bolsita del condón, lo puse en mi boca y se lo coloqué en su verga, me recosté en el sofá abriendo mis piernas y le dije.

– Hazme tuya Saúl.

El se abalanzó sobre de mi, introduciendo su verga de un solo empujón, que entro sin nada de resistencia pues estaba bien húmeda, jugosa, caliente; por su ansiedad, su inexperiencia, no duró mucho y enseguida eyaculo dentro de mi, se desplomó sobre de mi, le di un beso en la frente, lo hice a un lado y le retire el condón de su verga semi flácida y lo tire a un lado y le chupe su verga dejándola limpia, pero enseguida se puso a tono, bien firme.

– Quiero entrar otra vez – me dijo.

Yo sonreí, le di otra bolsita con un condón, mientras se los ponía, me coloque hincada sobre el sofá, con mi cara y brazos sobre el respaldo y mis nalgas paradas frente a él, sus manos me tomaron de la cadera y me penetro inmediatamente, el vaivén de sus caderas me hiso llegar al clímax, lanzando alaridos de placer, el continuaba empujando, yo sentía como llegaba hasta lo mas profundo de mi ser, de pronto soltó un gruñido, apretó mis caderas con sus manos y empujó lo mas fuerte que pudo y soltó todo; otro condón lleno de su leche cayó al lado del sofá, lo abrace y lo bese apasionadamente en la boca.

– Es tu regalo de 15 años � le dije.

– ¿Se puede repetir? � Me preguntó con ojos de ansiedad, yo sonreí con ternura.

– Cuantas veces quieras � le dije.

Nos recostamos en el sofá y nos quedamos dormidos, juntos, abrazados, desnudos.


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2 respuestas

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