Soy Rubén, de 41 años, un divorciado de hace varios años al que a pesar de todo le ha ido bastante bien en la vida, y finalmente me he permitido el pequeño capricho de cogerme unos años y volver a estudiar una carrera, concretamente Derecho en una universidad del norte de España. Como buen cuarentón, el relacionarme con gente jóven y sobre todo chavalitas de la facultad me resta años al cuerpo y me obliga también a cuidarme y mantenerme bastante presentable; la verdad es que no estoy nada mal, no estoy gordo y mido 1,80, conservo gracias a Dios todo mi pelo y no estoy machacado por la vida; además calzo una buena y gorda polla de 19 centímetros, siempre ansiosa de nuevas aventuras, ya os contaré otras aventuras, en la Universidad y fuera.

El caso es que esta semana, mes de Julio, mi facultad sigue abierta no sé muy bien para qué, supongo que, como yo, la gente sigue yendo a la biblioteca a estudiar para septiembre, pero la verdad es que está prácticamente desierta en estas fechas.

Entre rato y rato en la biblioteca, me gusta salirme a fumarme un cigarrito y tomarme un café (de máquina pero muy rico, por cierto) a una de las entradas de la uni, cuando estando allí tan tranquilo, veo que se acerca alguien a quien ya había visto merodear por las papeleras pero a la que no le dí mayor importancia hasta el momento que se acerca y me dice:

– Hola, me das un cigarro??

Yo claro, meto la mano en el bolso delantero del pantalón y saco la cajetilla y a la vez, sin darme cuenta la pequeña funda transparente de plástico en la que llevo los carnets y el dinero; concretamente ese día llevaba varios billetes de 50 �. y dos de 40 �., lo que hacía un montoncito bien visible.

Le doy un cigarrillo de la cajetilla y también le doy fuego.

– Gracias eh?

Me dice. Yo:

– Da Nada tía.

La chica, se queda a un par de metros de mí, y antes de seguir, os la describo un poco: Cuando la ví a lo lejos, ni siquiera sabía que era una mujer, delgada, pelo corto y rizado, casi sin tetas, un pantalón ancho y flofo y una especie de camisa de manga larga también muy floja. De cara os la describiría como una cara sin rasgos destacables, ojor negros, pelo oscuro, delgada de cara.. de lo más normal y vulgar, no destacaba en nada la chica. Lo que sí le ví es que no tenía mala dentadura, señal en principio de buena salud, cosa que más tarde me serviría para correr un riesgo..

Al minuto más o menos, se me acerca tan ancha y me dice:

– Si quieres, por 20 Euros te hago una mamada..

Yo, curado de espantos ya, reacciono mentalmente a la velocidad del rayo y me dio tiempo en los cuatro segundos siguentes a imaginarme a mí motándomelo con esta hippie o indigente o yonky o de lo que se tratase y, aunque no era la mejor de las elecciones ni lo mejor que se ha comido mi rabo, recapacité mentalmente antes de decirle que se perdiese por ahí:

– La verdad es que no me apetece mucho..

La tía se me queda mirando.. Y sigo por lo bajito:

-Pero por 20 Euros, si quieres, te metería el dedo en el culo y me hago una paja..

jajaja, toma ya!, el Rubencito haciendo de las suyas, menudo guarro estoy hecho yo.

Se me queda mirando alelada y cuando reacciona me dice:

-El dedo en el culo..??. Por mí vale. Dónde vamos?.

-Vamos a los baños del piso de ariba?. Están desiertos a estas horas, total serán 10 minutos como mucho..

-Vale vamos.

Así que apagamos los cigarros y subimos al segundo piso de la facultad, hay unos servicios al final del pasillo la mar de tranquilos y bastante amplios.

Cuando llegamos, todo desierto, Bieeen ! pensé yo.

Me lavo las manos con jabón y nos dirigimos a uno de los retretes, el del fondo, entramos y cierro la puerta con pestillo.

-Date la vuelta y baja el pantalón, le digo.

Cuando lo hace, veo unas bragas de esas de mercadillo, de algodón lila. Ella de pie, inclinada contra la cisterna baja, la bajo las bragas y abre las piernas para dejar la taza del WC en medio. Me bajo los pantalones y el calzoncillo y saco la pirula a respirar, empalmado que estaba ya..

De un vistazo ya veo lo que me espera, le levanto un poco la camisa y ya veo mejor, está muy delgada, se la marcan las caderas y la espina dorsal, está blanca como la leche y entre tanto blanco allí que destaca esa negrísima y profunda selva de pelos negros que le rodean el ojete.. La verdad es que la chica no olía mal, despedía un suave olor mañanero a jabón, nada que ver con esos culos grasosos y sudados de alguna pedazo de gorda que alguna vez reventé a pollazos.. Los pelos en el culo y en el coño me ponen a mil, soy de la vieja guardia y simpre digo que el sexo, cuanto más guarro, mejor.

– Despacito vale?. Me dice.

– Claro!, le respondo.

Meto un dedo en la boca para lubricarlo y lo acerco al agujero, tanteo un poco y lo deslizo unos centímetros nada más..

– huuumm. Gime ella.

Sigo deslizándolo y ya entra completo hasta dentro, le doy mete-saca despacito y luego lo saco muy lento.

– aaaahhh sí. Gime.

Me chupo otro dedo y lo acerco de nuevo, muy lento voy entrando en su culo con los dos dedos, y voy notando cómo se dilata el ojal de la chica.

– uuuufff, oh, aaahhh, gime la muy zorra.

Yo ya estaba dándole a mi manubrio, me iba a cascar una buena paja y correrme el su espalda y en las nalgas, mientras seguía follándola con los dedos, a la vez que con el otro dedo le rozaba el chocho.

– puuuuf, aii, oooh, oooh, siguesigue, me decía.

jajaj, yo estaba a cien, me encanta verlas gemir cuando hay sexo por el culo y yo también me estaba aplicando a base de bien con mi pirulón, flapflap flap, ya sabéis hehe..

Llevamos dos minutos de tal guisa y va y me dice la muy cerda:

– ooooohhhhh, tiooo. Fóllamelooo, dame por culo, uuuuhhh, dame por culoo..

Yo no tenía pensado para nada, pero estaba tan tan caliente y salido, que me importó una mierda ni el condón ni el sida ni las ETS ni su puta madre… una enculada es una enculada, y que sea lo que Dios quiera.

– Oooh sí -le digo-, te la voy a clavar joder..

Allá que me voy, me agarro la polla y arrimo la puntita al canalillo donde acaba la espalda y la voy deslizando hacia abajo hasta encontrar la entrada de agujero, sintiendo toda esa pelambrera alrededor del glande, hummmm, qué gustito.. le coloco la puntita en la entrada y empiezo a empujar, hacia dentro, ooooh, nada, otra vez, poco a poco…. ooooh dios.. no entra, vuelvo a empujar…

– Para para -dice-, no entra bien, tengo poco culo para tanta polla..

Como no estoy por la labor de quedarme a medias, decido ponerme de rodillas y meter de lleno la cabeza en donde os imagináis; deciros que no hagáis esto jamás, menos aún con desconocidos, o mejor dicho, hacer lo que os salga por los cojones jajajjaaj. Ahí que estoy dándole lenguetazos al ojete de una perfecta desconocida, no veáis el ansia que me entró, entre la lengua y el dedo, le hice una buena follada de culo, y cuando me levanto, dejándole el ojete chorreando y bien dilatado, le digo:

– Abre bien el culo, que ahora te lo voy a follar.

Dicho y hecho, pone una mano en cada nalga, y veo la entrada preparada y lubricada, acerco de nuevo el cimbrel y sin contemplaciones le meto de un golpe el cipote en el culo.

– Ahhhhhh, aaahh, aaaaaaaahahhh, aaaah, aaahah, gritaba la tía, joder, pero si me dolió hasta a mí cuando entré, pero ya no iba a parar, así que le agarré las manos que tenía sobre las nalgas y no la solté mientras le solté un par de docenas de buenos cipotazos, entrando y saliendo en su asqueroso culo de yonki..

– Paraa para!! aaahhhh, siií, máss máss entra, fóllamelo hijoputa, rómpeme el culooo aaah, jodeeeeeer, siiií, aaaaaahahhhhhh….

-Ni que decir tiene que cuando estaba a punto de correrme saqué el ciruelo del ano de la chica y la embestí hasta los huevos a modo de despedida, dejándola dentro hasta que me corrí y le dí las últimas embestidas con la polla dentro.

– AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYY bramó.

Saqué la polla del culo y ahí estaba mi obra, un buen agujero negro como un bebedero de patos que le quedó, resbalándole el grumo de mi corrida por el chocho de la pobre tía.

Joder, no veáis lo que disfruté empalando a esta chorba, sobre todo sin haberlo planeado y habiendo disfrutado como una rata.. jajajajaj.

Ella por su parte, cuando acabamos se limpió con papel y se vistió despacio, la dí 50 Euros y le pregunté si quedábamos otro día, pero eso ya es otra historia que en algún momento os contaré.

FIN