Ésto sucedió en la tierra de la Mina del Edén, Zacatecas o Zacatesta para los marranos.

A las dos damitas en cuestión les llamaré «Rosita» (mi amiga) y «Dianis».

Pues resulta que Rosita ya llevaba tiempo de amistad con la tal Dianis.

Eran muy buenas comadres, de esas que echaban chismecito hasta por los codos, pero su relación no quedaba en ser sólo comadres.

Rosita y Dianis tenían una suerte de relación de «amantes».

Pues, para éste tiempo, Rosita estaba en pleno descubrimiento sexual y ella pensaba que era pansexual y la Dianis era bisexual.

Rosita era tal cuál cómo su nombre… Rosita de la cara, tez blanca, estatura en la media, pelirroja natural y de lo demás no les digo, porque es mi amiguis y ante todo el respeto.

Nomás’ les digo que si, si tiene sus carnitas muy bien acomodadas jajaja.

Dianis, tal cuál me contó Rosita, era morenita, más chaparrita que la Rosita, cara redonda como su cuerpo , trompudita, chichis de limón, culish redondo y piernas grandes. Vaya, una chaparrita cuerpo de uva muy cute.

Ellas ya habían hablado sobre tijerearse hasta el cabello para «perder la virginidad» juntas, pero para ese momento Rosita tenía novio y la Dianis era más cómo hilo de media rota; se enredaba con cualquiera.

Según Rosita, la Dianis fue quién le comenzó a enseñar a besar. Les digo que la Dianis era chaparrita, pero le encantaba encajar el diente a la Rosita cada vez que salían a platicar.

Rosita se dejaba llevar en cada uno de esos besos ya que, según lo relatado, Dianis tenía unos labios más suaves que mis gónadas recién afeitadas y eso le prendía muy cabrón, pero al mismo tiempo sentía culpa porque ya tenia novio.

Rosita ya quería terminar con esa relación de amantes, pero Dianis era tan chaparrita y cabrona cómo un chihuahua.

La Dianis no iba a dejar ir a Rosita por nada en el mundo y, caso contrario, era capaz de hacerle hasta un amarre (bromi) a la Rosita para que dejara a su novio y se pudiera quedar con ella.

Jamás habían pasado de los intensos besos de la Dianis, pero llegó el día que cambiaría todo para siempre.

Resulta que en una de sus salidas de noche, más o menos a las 9 pm, ellas decidieron sentarse en una banca para echar el chisme diario.

Mientras charlaban, la Dianis comenzó a ponerse cachonda y ya se quería degustar de las carnitas de Rosita por lo que Dianis optó por comenzar a sabrosear con sus traviesas manos los blancos muslos de Rosita.

Dianis, con sus grandes dotes seductores, prosiguió a acariciar el cabello de Rosita para después plantarle un beso en los labios.

Cerca de ellas había un camión estacionado y la Dianis le propuso a Rosita abrirse de ahí y moverse a detrás del camión para seguir comiéndose a la Rosita.

Rosita sentía culpa, pero la calentura que le había provocado esa juguetona chaparrita le hizo aceptar la petición.

Procedieron a ponerse detrás del camión para que nadie las pudiera ver.

En cuanto llegaron atrás del camión, la cachonda de la Dianis arrinconó a la Rosita con la fuerza de Hércules y el tamaño de un minion.

Dianis, ni tarde ni perezosa, comenzó a mamasear a Rosita.

La besaba bien intenso y hasta mordidas le metía en los labios mientras masajeaba la cintura de Rosita.

La Dianis, ya más caliente que un volcán, comenzó a subir sus pequeñas manos a los melones de Rosita para seguir besándola y después, pegarse cómo estampa al cuerpo de Rosita.

Cabe aclarar que las pequeñas manos de la Dianis ni de pedo podían abarcar los magumbos de Rosita.

Dianis ahí andaba restregada al cuerpo de Rosita, con una mano en una de sus chichis y la otra tratando de alcanzar alguna nalguita de Rosita, cosa que se le complicaba por su tamaño y se tenía que estirar jaja.

La chaparrita de Dianis poco a poco comenzó a bajar una de sus manos hacia la fuente del amor de Rosita. Ésto a Rosita ya no le gustó y se le bajó la calentura en chinga.

Rosita le pidió a Dianis que se detuviera, cosa que Dianis aceptó sin rechistar y comenzaron a caminar para dar, de nuevo, la vuelta al camión.

En ese corto trayecto, a la Dianis se le volvió a prender la libido y le metió una nalgada a Rosita.

Rosita se sorprendió ante semejante actitud viniendo de esa chaparrita y se quedó pasmada.

Ahí ven a la Dianis de nuevo sacando la mismísimas fuerza de Zeus y volvió a acorralar a Rosita contra la puerta del camión.

Dianis comenzó a besar desesperadamente a Rosita.

Rosita ya sentía que algo chorreaba en su entrepierna, pero en su mente sabía que «no debía hacer eso».

La Dianis ya no sólo jugaba con las teclas y nalgas de Rosita. Ya le andaba dando sus masajeadas por todos lados y las dos disfrutaban.

Rosita era más reservada y apenas y tocaba a la Dianis.

De un momento a otro, la Dianis jalo del pantalón a Rosita para tenerla bien pegada a ella y comenzó a desabrochar su pantalón.

Rosita estaba bien caliente y en realidad quería más y ver qué pasaba a pesar de sentir todavía un poco de culpa.

La Dianis comenzó a acariciar el abdomen y cintura de Rosita y poco a poco comenzaba a bajar sus dedos hacia el encaje interior de Rosita.

La Dianis intentó bajar todavía más hacia dónde estaba más caliente y húmedo y, de repente… MADRES! Qué me paran en seco a la Dianis!

Rosita de plano ya no quiso seguirle, y le pidió que ya mejor ALV con todo ese show.

Dianis, muy caliente y todo, pero era buen pedo y aceptó por no forzar nada con su comadre.

Un vecino de esa zona había salido y fácilmente pudieron haber sido vistas, cosa que ayudó a que terminara todo el pedo.

Decidieron mejor despedirse y verse después.

Rosita decidió no seguir con eso porque se sentía mal consigo misma por varias cuestiones personales.

Pasó el tiempo, la vida hizo de las suyas y Rosita ya no volvió a hablar con Dianis.

De repente se llegan a ver de lejos y la Dianis, así muy perritsima, le tira esas miradas cachondas y matadoras a Rosita, pero Rosita ya no siente nada por Dianis.

En fin, esa fue la historia de cómo casi le quitan la virginidad a mi amiga a punta de puro dedo.

Ojalá les haya gustado, amiguitos y amiguitas.

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PD. Rosita, te prometí que escribiría tu historia y aquí está. Te mando un abrazote!