Por

Anónimo

noviembre 14, 2020

769 Vistas

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Ibra capitán

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Al principio Julia no quería ser la presidenta del equipo pero no le quedaba más remedio, con su marido en la cárcel por malversación ella tenía que hacerlo ya que él además de presidente era el propietario, así que le tocaba a ella. No quería porque ya tenía bastante con su despacho de abogados pero ahora que ya llevaba unos tres meses empezaba a cojerle el gusto, le gustaba mandar y más aùn en mundo tan masculino como el del fútbol. Tenía unos 50 años pero estaba muy en forma, pelo rubio casi siempre recojido en una coleta o un moño y tanto en el trabajo como en el club vestía siempre traje de ejecutiva de falda y blusa. Sabía que atraía a los hombres pero entre el juicio y el estrés de empezar a llevar el equipo llevaba casi medio año sin follar, pero ahora la cosa iba más calmada empezaba a echarlo mucho de menos.

Aquella tarde estaba en su despacho del estadio revisando papeleo cuando llamaron a la puerta, dijo adelante con su tono autoritario de costumbre y la puerta se abrió. El que entró era Ibra, el delantero, que llevaba unos vaqueros y una camisa bastante ajustados que dejaban ver lo fuerte que era. A Julia siempre le había parecido que estaba muy bueno, sabía que alguna trabajadora del club se había acostado con él y se contaban maravillas pero no les hacía demasiado caso, la gente habla mucho y siendo negro siempre corre el mito de su dotación, pero ahora esos vaqueros marcaban un buén bulto. Tras saludarlo le dijo que se sentara, él lo hizo recostado hacia atrás y con las piernas bastante abiertas y todavía se le marcó màs el paquete, ella no podía dejar de echar miradas rápidas, ahora era consciente de todo el tiempo que llevaba sin echar un polvo y se sentía excitada con la presencia del negro.

– Bueno, tú dirás

– Quiero ser el capitán del equipo

Ella se quedó sorprendida, el puesto de capitàn siempre se había ocupado en base a la antigüedad en el equipo e Ibra lo sabía.

– No puede ser, el puesto de capitàn lo tiene Fran y aunque quisiéramos cambiarlo, que no queremos, le tocaría a alguien más veterano en el equipo, es la tradición.

 

Ibra se quedó mirándola a los ojos con una sonrisa en la boca, emanaba confianza y Julia se estaba poniendo cada vez más cachonda, con ese cuerpazo musculoso y ese paquetón que no podía dejar de mirar, no podía dejar de pensar como sería esa polla.

– Si quisieras podrías dármelo a mi.  Dijo Ibra mientras se pasaba la mano por el muslo, rozándose el paquete

–  Y por que debería querer?  Preguntó ella en tono juguetón.

Ahora sí que estaba cachonda, no podía ocultarlo y casi notaba sus muslos mojados mientras volvía bajar la mirada a ese enorme bulto en el pantalón de Ibra. Entonces Ibra se levantó y mientras rodeaba la mesa hasta donde estaba ella iba desabrochándose la camisa, al llegar a su altura se la quitó dejando a la vista su torso desnudo, ella también se levantó y empezó a acariciar su cuerpo; sus pectorales, sus abdominales y sus brazos fuertes mientras empezaban a besarse con las manos de ibra clavadas en su culo y ella acariciando y arañándolo en la espalda, bajó una mano y le agarró el paquete, estaba segura de que allí había algo muy grande y lo quería, se notaba mojada y ya no aguantaba más. Se sentó en la silla y empezó a desabrochar los pantalones de Ibra mientras decía excitada y juguetona:

–  Que tienes aquí?

Primero el cinturón, luego el botón y finalmente empezó a bajarle la cremallera, Ibra sonreía al verla, esa mujer tan autoritaria y estricta era ahora como una gatita en celo deseando su polla. Por fin le bajó los vaqueros, Ibra no llevaba calzoncillos así que su enorme polla quedó a la vista delante de su cara, ella se la agarró con cara de estar muy salida y dijo:

– Madre de dios, que pollón más grande. No me va a cojer en la boca.

Y demostrando que se equivocaba se la metió en la boca todo lo que pudo. Julia había estado con unos cuantos hombres en su vida pero nunca había chupado un pollón tan grande como ese, dejó de chupar y empezó a lamerle la punta como si fuese una piruleta para después volver a chupársela con tanto ímpetu que Ibra tuvo miedo de que se la mordiera, después le lamió los huevos grandes como aguacates y volvió a chupársela mientras Ibra la agarraba de su coleta rubia. Nada le gustaba más a Ibra que ver una blanquita rubia chupando su enorme polla negra y sabía que a ellas también les gustaba. En una pared había una foto de Julia con su marido, ambos sonriendo a cámara, él era un chulito engominado de los que se pasean en descapotable pero seguro hay cosas que no podría comprar, como esa polla negra y seguro que su mujer nunca se la había chupado con esas ganas con que se estaba comiendo la polla de Ibra. Empezó a reir diciéndole mentalmente: tranquilo blanquito que yo me encargo de tu mujer.

Entonces ella dejó de chupar y se levantó diciéndole

– Fóllame ya!!!

Mientras se quitaba la blusa  y la falda, Ibra la agarró del culo y la dejó sentada sobre la mesa mientras ella se quitaba el sostén, sus tetas eran pequeÅ�as pero muy firmes, Ibra se agachó y empezó a chupárselas, la izquierda, la derecha, la besaba en la boca y volvía chupárselas hasta que ella le dijo casi gritando

– Métemela ya, hasta el fondo, métela!! 

Él entonces le arrancó las braquitas e hizo lo que le pedía ella que empezó a arquearse tumbada sobre la mesa, jadeaba mirando como la polla de Ibra entraba y salía de su coño, estaba como locaa viendo ese hombre grande y fuerte como un caballo metiéndole su polla grande como la de un caballo, estaba a punto de correrse cuando Ibra paró y se la sacó, ella dijo

– No pares!! Fóllame!!!

– Voy a ser el capitàn?

– Que? Si, si lo vas ser, pero fóllame

– Y me subes la ficha, quiero ser el que más cobra, entendido?

– Si, te lo doy todo pero sigue follándome ya.

Ibra volvió a metèrsela y empezó a follarsela más duro que antes agarrándola de las piernas, sus tetitas iban alante y atrás a toda velocidad con cada embestida de Ibra. Ya llegaba, Julia notaba como venía el orgasmo y no podía contenerse, gritaba como una loca como no lo había hecho en su vida con ningún hombre hasta que se corrió mojando la mesa, entonces Ibra sacó la polla de su coño y se masturbó hasta que se corrió sobre ella soltando chorros de esperma sobre su barriga y sus tetitas blancas

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2 respuestas

  1. nindery

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