
Por
Anónimo
El viaje fluvial de Jane
A Jane Porter se le había metido en la cabeza estar en la expedición de su padre a la jungla. Sin que él lo supiera, había abandonado sus estudios y viajado sola a África para encontrarle. El tramo final de su viaje se detuvo en un pequeño poblado junto a un enorme río. Intentó en vano encontrar algún bote que se dirigiése río arriba y, cuando había perdido toda esperanza, se alegró muchísimo cuando un enorme nativo le dijo en un mal inglés que iba en esa dirección.
Sin embargo, su estado de ánimo cambió cuando se rehusó a llevarla, pero ella trató de convencerle hablándole de lo que esto significaba para ella y de que estaría dispuesta a hacer cualquier cosa para llegar hasta el campamento de su padre. El musculoso negro admiró la hermosa figura de aquella mujer blanca y decidió que la llevaría. Jane, siendo una inocente joven, no comprendió el alcance de sus propias palabras ni se fijó en el extraño brillo de los ojos del hombre cuando dijo que sería un placer llevarla. Lo que sigue es la crónica de aquél viaje fluvial de Jane junto a seis enormes y musculosos nativos.
***
Jane había estado sintiendo todo el día cómo la tripulación recorría su hermoso cuerpo con la mirada y comenzó a inquietarse cuando el capitán se arrimó a la orilla y ató el pequeño barco a un árbol mientras anochecía.
.¿Qué está haciendo? -le preguntó al musculoso gigante de ébano mientras daba órdenes a su tripulación para asegurar el barco.
-Demasiado peligroso mover barco de noche, mujer -le sonrió-, nosotros acampar aquí por noche y continuar mañana.
-¡Eso nos llevará demasiado tiempo!¡Prometió que sólo serían unos pocos días! -imploró Jane.
-Cinco días de viaje, quizá seis -respondió él.La mente de Jane trataba de comprender la situación mientras miraba nerviosamente los cuerpos de los seis altos y musculosos africanos que la rodeaban.
-¡Eso es completamente inaceptable! -estalló- ¡Insisto en que se continue esta noche o si no ya pueden volver a llevarme al poblado que acabamos de dejar! -dijo con un tono de quién está acostumbrado a salirse con la suya. El negro sonrió y le dijo:
-Nosotros ir río arriba, demasiado peligroso de noche, haber bancos de arena y troncos flotantes. Nos quedamos esta noche aquí. Pero si usted querer volver, nadar. Entonces cocodrilos cogerla. Elegir -dijo amenazante.
Jane se volvió enfurecida y entró en la tienda que se había preparado para ella. Se sentó aprensiva en el camastro y lentamente la envolvió la oscuridad, mientras vividas imágenes de ella a merced de aquellos hombres asaltaban su mente. Pudo ver cómo sus acompañantes sacaban botellas y cenaban, pero no salió a unirse a ellos, tratando de mantenerse lejos de ellos, aunque para envalentonarse sacó una botella de brandy que tenía en su equipaje mientras temblaba en la oscuridad de su tienda. Sin embargo el poderoso licor se le subió demasiado a la cabeza y pronto se sintió extrañamente confusa y mareada.
No mucho después una enorme luna llena iluminó el río. Jane empezó a sentirse algo mejor y dejó de preocuparse de su sobreexcitado miedo a ser desflorada por aquellos salvajes, pero eso no evitó que estuviese húmeda tras vario rato pensando en ello. Finalmente decidió dormir un poco.
Sintiéndose más confiada debido a los efectos del brandy, cmenzó a desvestirse descuidadamente para combatir el calor nocturno de la jungla. Poco sospechaba que la estabn vigilando, admirando su lujruioso cuerpo desnudo mientras ella luchaba para quitarse la ropa, exponiendo poco a poco sus perfectamente formadas tetas mientras dejaba caer su vestido revelando su perfecta figura. Sus caderas eran preciosas, firmes y perfectas para ser acariciadas, a las que siguieron sus largas y sexys piernas, exponiendo el vello de entre sus piernas a los ojos vigilantes y borrachos.
Se vovió rapidamente al oir cómo alguien entraba en la tienda y sus ojos se abrieron de miedo al ver a uno de los musculosos negros acercarse a ella. Se cubrió las tetas con las manos mientras gritaba de terror viendo sus intenciones en aquellos ojos de borracho. Los otros hombres entraron tras él mientras agarraba a Jane por sus largos cabellos y la sacaba a rastras de la tienda.
Jane gritaba y forcejeaba, pero su captor era mucho más fuerte. Pronto los seis hombres la rodearon, admirando su bello cuerpo y comenzaron a lamer y tocar por turnos sus firmes tetas. Uno de los negros comenzó a chupar su erecto pezón y prontamente se le unió otro que comenzó a hacer lo propio con su otro pezón. Los dos musculosos nativos empezaron a chuparle las tetas mientras un tercero se arrodillaba ante ella, acariciando su coño, y procedió a meterle el dedo medio dentro. Jane gimió mientras él sonreía y su polla empezó a crecer mientras masturbaba a la muchachita blanca, presionando su taparrabos y pronto salió al aire una enorme tranca oscura completamente tiesa. Jane lo miraba con una mezcla de miedo y lujuria combinados debido a los efectos del alcohol. Aquél hombre agarró su mano y la puso en su monstruoso pene. Por instinto, Jane lo agarró y comenzó a pajearlo hasta que creció más, con el líquido preseminal saliendo de la punta.
Subitamente, otro de sus captores se arrodilló entre las piernas de Jane, las apartó y comenzó a chuparle el coño, su larga lengua recorriéndo su húmedo clítoris. Jane lanzó la cabeza hacia atrás, gimiendo mientras le comían el coño. Él se quitó el taparrabos, revlando una polla que, si bien no tan grande cómo la de su compañero, si era de tamaño considerable. Empezó a cascársela mientras su lengua recorría de arriba abajo su rajita, después se levantó y observó a la joven, tendida de espaldas en el suelo con las piernas completamente separadas que alzaba sus caderas excitadamente debido al asalto y al alcohol. Ya no era consciente de que había seis enormes nativos rodeándola y contemplando lujuriosamente su cuerpo desnudo.
Uno de los hombres se arrodilló y separó sus sensitivos labios vaginales, permitiéndo a los demás verle el coño. Se inclinó sobre ella y presionó la bellota de su enorme miembro contra el abierto coñito. Jane gimió cuando él comenzó a frotar su miembro contra su expuesta rajita, abriéndola más haciendo que su polla se frotara contra el sensible clítoris y entonces se la metió.
-¡Oooohhh… Dios mío…. Demasiado grande… Duele… AAAUUUGGGHHH! -gimió borracha Jane mientras trataba de acomodarse al enorme miembro que la invadía.
Metiéndola lentamente, sonrió al ver cómo el cuerpo de la blanca comenzaba a traicionarla. Inconscientemente ella lo rodeó con los brazos y las piernas, tratando de empujarlo más profundamente dentro de ella. Perdiendo toda voluntad, Jane suplicó:
-¡Ooohhh… Por favor… Por favor… UUUNNNGGGHHH!
Su oscuro amante comenzó a metérsela más y ella comenzó a gemir:
-¡OOOWWW…oh, no… NO PUEDO… PARA… PARA POR FAVOOOR! -jadeaba Jane, mientras ahora intentaba quitárselo de encima sin resultado y su interior era dilatado más allá de la comprensión.
Jane comenzó a llorar de dolor mientras él seguía metiéndole la polla centimetro a centimetro. Después de unos momentos, ya la tenía toda dentro y comenzó a follársela. Ella apretó más fuertemente las piernas que rodeaban al negro y comenzó a moverse salvajemente al ritmo del hombre que la estaba desvirgando. El rítmico movimiento llevó a Jane hasta el límite, sus musculos vaginales contrayendose alredor de la enorme polla negra que la penetraba cada vez más profundamente.
Jane gemía al ritmo de las embestidas, que él retrasaba deliberadamente para que la joven blanca pudiera sentir cómo enterraba cada centimetro de su tiesa verga dentro de ella. Jane gritaba de placr:
-¡OH DIOS MIO!¡ES UNA POLLA ENORME!¡METEMELÁ, METEMELÁ MÁS! -El hombre no entendía las palabras, pero era obvio que si pilló el mensaje y comenzó a follársela más rapidamente. Mientras se la metía salvajemente en el coño, otro hombre se levantó y se puso sobre su cara.Presionó su dura tranca contra los labios de la chica y ella abrió la boca obedientemente y comenzó a chupársela cómo su fuese una gran piruleta, arráncandole gemidos de placer mientras se la iba metiendo más y más en la boca. Se la metió más y más, prácticamente hasta la garganta y empezó un salvaje mete-saca mientras la agarraba de los pelos.
Jane Porter ahora estaba haciéndoselo con dos nativos en un ebrio frenesí sexual, chupando y follando a ambos negros cómo si eso fuese lo más corriente que una joven e inocente señorita podía hacer en África. El hecho de que fuesen dos extraños, enormes y oscuros, la excitaba má allá de la comprensión.
El negro que le estaba desgarrando el coño gimió y sacó su tiesa polla y comenzó a cascársela sobre ella. Un chorro de blanco semen erupcionó de la punta de su pene y Jane gimió al sentir el caliente líquido caer sobre su vientre. El que estaba en su boca la tenía igualmente grande y tiesa ahora que su excitación crecía mientras la metía y sacaba de sus atractivos labios hasta los confines de su garganta.
Jane pareció atragantarse mientras él se la metía violentamente en la boca. Otro de los nativos se puso entre sus piernas y ella sintió cómo su dura y erecta poola era lanzada justo a su coño. Jane se empujó contra él, ayudandole a metérsela en su dilatado y joven chochito. El hombre en su boca gimió y la agarró más fuertemente del pelo. Los ojos de Jane casi se salieron de sus órbitas cuando sintió cómo esa polla comenzaba a moverse dentro de su boca. Gimió de nuevo y descargó una oleada tras otra de semen dentro de su garganta.
Tragar o morir asfixiada eran las únicas opciones para la ebria muchacha, mientras el líquido comenzaba a bajar por su garganta, asii que tuvo que tragarse hasta la última gota de lefa excepto la que se le había salido un poco de los labios y ahora resbalaba por su barbilla. El hombre sacó su polla de la boca de Jane y pudo ver hilillos de semen que iban de su polla a los labios de la blanquita mientras se retiraba.
Otro de ellos tomó el lugar del anterior y empezó a presionar su polla contra los labios de la muchacha. Jane la aceptó codiciosamente y se la empezó a chupar mientras el otro semental negro le desmontaba el chocho. Agarrándola de las caderas, el musculoso africano primero le sacaba lentamente la polla hasta que sólo quedaba la punta dentro de ella, y luego se la metía con todas sus fuerzas, enterrándola profundamente dentro de ella.
-Oooohhh… ooohhhh… ooohhh… ¡Más fuerte! -jadeaba Jane mientras el enomrme martillo de carne ganaba velocidad- Ooohhh… Oh, Dios míooo… ¡¡¡¡SÍÍÍÍÍÍÍÍ!!!! -Jane gritaba de placer, arqueando la espalda mientras un orgasmo la consumía. El enorme negro también gruñó mientras todo su cuerpo se convusionaba y bombeaba su potente y caliente esperma en el fértil vientre de la muchacha, llenándola por completo. Casi al unísono el otro hombre gimió y pudo sentir cómo su maravilloso líqquido erupcionaba dentro de su boca, una cantidad más grande de la que ella podía tragar, haciendo que dos largos ríos de crema blanca corrieran por las comisuras de sus labios. Luego se la sacó de la boca y comenzó a frotársela por su preciosa cara, dejándo rastros de blanca lefa por toda ella.
Jane jadeó cuando la inmensa polla dejó su chocho con un «plop» y trató de levantarse. Sus muslos le dolían cómo si hubieran intentado partirla en dos y sentía como si esa monstruosidad negra le hubiera destrozado el coño por dentro. Justo cuando intentaba sentarse, fue puesta a cuatro patas. Uno de los nativos se puso ante el elevado culito de Jane y se lo metió, follándosela al estilo perro y pronto estuvo chupando otra polla mientras pajeaba dos más con las manos. Cada vez que el negro de detrás se la metía, ella tragaba más de la enorme polla que tenía en la boca y sus manos se movían rapidamente arriba y abajo estimulando las dos enormes vergas que ya estaban empeapadas de líquido preseminal.
Tras lo que pareció una eternidad Jane gimió mientras el hombre que la enculaba llenó el interior de su coño con su caliente esperma y le pareció como si hubiera eyaculado litros y litros dentro de ella. El hombre en su boca gruñó y disparó su carga, que se empezó a deslizar por su garganta. Ella tragó codiciosamente saboreándola. Cuando el nativo terminó de corrérse, sacó la polla de la boca de la chica y uno de los que ella estaba pajeando rapidamente lo reemplazó mientras el otro iba a por su culito. Jane sintió las salvajes pulsaciones del monstruoso órgano sexual dentro de su boca, y erupcionó tan pronto como ella empezó a lamerlo sensualmente y tragó hambrienta su semen. Él también retiró su polla y otro nativo tomó su lugar. Después de unos cuantos minutos el negro gimió y su semen erupcionó dentro de la boca de Jane mientras ella le masajeaba las pelotas llenas de esperma.
El negro que se la estaba follando por detrás lanzó un gemido después de varias embestidas y comenzó a lanzar su lefa dentro del chocho de la joven. Ella gimió y se corrió violentamente, su cuerpo moviéndose salvajemente mientras sentía cómo el semen entraba dentro de ella, y pronto sintió como si la hubiera llenado de su semilla hasta arriba. Todos gemían de placer a causa de sus calientes orgasmos, y el aire de la selva se llenó de sus sonidos animales, más altos incluso que los de los animales nocturnos que habitaban la orilla del río.
Jane aún sostenía una polla dura como unan roca en su mano cuando se corrió de nuevo. Se volvió para metérsela en la boca mientras con la otra mano le daba de nuevo una erección a otro de sus oscuros amantes. Uno de ellos se puso en posición delante de su culo y empezó a presionar en el agujero de su ano mientras la cogía de las caderas. Fue entonces cuando la desorientada mente de Jane comprendió que quería sodomizarla, intentando follarse su culo. Mientras sentía como la enorme tranca se deslizaba entre sus nalgas contra su ano, temió que el dolor la matase, pero era algo que ya no podía detener. Cuando la polla se empezó a meter en su estrecho ano, el dolor pareció inaguantable y Jane se mordió el labio, justo cuando él se la metió entera de un potente empujón y ella gimió mientras aquel hombre se la follaba salvajemente. Ambos gimieron, ella apretaba los dientes mientras él la agarraba del pelo y tiraba de ella cómo si estuviera cabalgando un caballo. Su polla se enterraba más y más profundamente en su interior, y Jane sólo pudo cerrar su mano en un puño mientras su rostro se contraía de dolor, entonces, para su sorpresa, el dolor cambio completamente su naturaleza y empezó a sentirse increiblemente bien con esa polla caliente en su ano.
El hombre enterraba más y más su erecto pene negro dentro de ella, gimiendo y presionando sus caderas contra sus nalgas con cada movimiento y ella también gimió, moviendo eroticamente sus nalgas contra él. El enorme africano jadeó, y situó sus manos sobre las tetas de Jane, apretándolas mientras la sodomizaba despacio aunque profundamente. Ella jadeaba y se movía como una ninfómana buscando su dosis diaria de sexo, gimiendo tan alto que no hacía más que inflamar la pasión del momento, su cuerpo se retorcía al sentir los empujones que él daba mientras sus grandes tetas se movían incontrolablemente de un lado a otro por el movimiento. El negro la agarraba de las caderas mientras se la metía una y otra vez.
Durante veinte largos minutos el musculoso nativo estuvo tirándose a Jane hasta que de su polla salió un potente chorro de lefa. Jane explotó y sus manos trataron de agarrar la tierra del suelo. Aquel hombre salió de ella agotado y rodó sobre su espalda mientras Jane caia al suelo, agotada. Otro hombre tomó el relevo, la levantó e hizo que sus piernas abrazaran su musculoso pecho. Jane supo lo que se esperaba de ella y se abrazó más a él, haciendo que su enorme polla penetrase dentro de ella y ambos gimieron de placer. Los demás miraron fascinados hasta que uno de ellos, sabiendo lo que quería, se puso detrás de ellos apuntando al dulce culito de Jane. Sujetándosela con la mano, le metió el gran cacho de carne hasta el fondo de su ano y ella empezó a gemir incontrolablemente viéndose penetrada por delante y por detrás.
El negro de delante la sujetaba por las caderas mientras que el de detrás le masajeaba las blancas tetas. Follaban ritmicamente, y cada uno podía sentir la polla del otro mientras el sudor cubria sus oscuros cuerpos al hacerle el amor a la blanquita. El hombre que la estaba sodomizando incrementó sus embestidas y Jane gimió más fuerte:
-¡Oh, dios, me voy a correr!
Con un salvaje grito, ámbos lanzaron su carga dentro de ella, mientras su coño y su ano le quemaban como fuego.
¡Pero la noche estaba lejos de terminar para Jane! Resulto ser una orgía que duró toda la noche, con los musculosos nativos haciéndole el amor hasta que las primeras lueces del alba aparecieron en el horizonte, depositando tremendas cantidades de semen a través de su boca, su coño y su culo.
Cuando llegó la mañana, Jane estaba demasiado débil para poder andar y permaneció en su tienda recobrandose de aquél tremendo sexo en grupo, sabiendo que habría más noches como esa antes de alcanzar el campamento de su padre.
2 respuestas
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