
Por
Anónimo
Me quedé con ganas de más
Terminando de hacer mis necesidades, cuando empiezo a escuchar unos ruidos menos comunes de lo habitual, eran como gemidos contenidos, me ganó la curiosidad y abrí cuidadosamente la puerta porque ya me olía lo que estaba pasando y no quería interrumpir.
Cuando abrí lo suficiente para ver apenas lo que estaba pasando, y efectivamente, era un vato jalandose la riata, yo lo alcanzaba a ver apenitas.
Ya qué el estaba frente a un urinal dandome la espalda pero eso fue más que suficiente para darme cuenta, sus movimientos eran evidentes.
Inmediatamente después, empezé a masturbarme exitado por dicha imagen tan exitante, aunque claro que no podía hacer mucho ruido, tenía muchas ganas de salir y decirle: «Te ayudo?»
Pero me ganó el miedo y preferí no hacer nada, unos segundos después, el acabó, se subió los pantalones y se fué, la verdad si me arrepentí de no haber hecho nada y ahora tengo ganas de más.
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