A la mañana siguiente me desperté un poco descolocado, Marta seguía dormida a mi lado, y no lo había soñado. Estaba recostada de lado, dándome la espalda, y podía apreciar su precioso culo desnudo a mi lado. Recordé todo lo que había pasado el día anterior ¡qué increíble! Pero me empezaron a entrar dudas de su reacción cuando se despertase, había bebido mucho y quizás no tuviese buena reacción al despertarse o se arrepintiese o cualquier otra cosa mala que no era capaz de imaginar. Así que me quedé quieto, mirándola, intentando evitar que llegase el momento de que se despertara.

Pasaron unos 20 minutos hasta que empezó a moverse, serían sobre las 8 de la mañana y ya entraba luz por las ventanas. Se giró suavemente y me miró, en ese momento me di cuenta que ella tenía las mismas dudas que yo y nos quedamos unos segundos sin decir nada hasta que justo los 2 empezamos a hablar diciendo lo mismo «lo siento…». Paramos de hablar de nuevo y la dejé hablar a ella. Se tapó con la sábana y empezó a hablar. Me dijo que sentía si me había incomodado lo de la noche anterior, que no era algo que tuviese planeado y que entendería si quisiera que ella se marchase, que no volvería a ocurrir y que no se lo diría a nadie. Yo estaba flipando, era lo que yo le iba a decir ¡casi palabra por palabra! Se lo dije, nos miramos y nos volvimos a reír.

Seguimos un rato hablando hasta que empezamos a tener hambre y decidimos levantarnos. Me pidió si podía ducharme, le indique donde estaban las toallas y me puse a preparar el desayuno. Cuando salió, solo con una toalla, y olió el café y las tostadas sonrió de oreja a oreja y se acerco, diciéndome que su ex nunca le había preparado un desayuno. Al sentarse e ir a probar el café le dije: ¡Un momento! en esta casa se desayuna desnudo y veo que la señorita va ¡muy tapada! Me miró de forma pícara se levantó y dejo caer la toalla volviendo a mostrarme sus preciosos y grandes pechos. Hizo un gesto como de modelo posando y me pregunto si así estaba bien. La miré despacio de arriba a abajo y asentí con una sonrisa.

Desayunamos mientras hablábamos de lo que pasó la noche anterior y me confesó que le daba vergüenza, que sin el alcohol no lo habría hecho pero que no se arrepentía, a mi también me pasaba, pero poco a poco siguió la conversación y todo se volvió más natural. Cuando terminamos me dijo que lo sentía mucho pero que tenía que volver a casa, que solo tenía una noche de hotel y que le esperaba un viaje largo. Le pregunté si tenía que trabajar al día siguiente y me dijo que no, que hasta el lunes no tenía que estar en el trabajo, estábamos a sábado, así que le dije que, si le parecía bien, podía quedarse una noche más en mi casa y que ya saliese el domingo. Ni se lo pensó un segundo, se lanzo sobre mi y me dio un beso de agradecimiento. Me dijo que tenía que recoger las cosas del hotel y cambiar el vuelo. Le dije que arreglase lo del vuelo mientras me duchaba y que la llevaba al hotel para recoger todas sus cosas. Cuando salí de la ducha ya había cambiado el vuelo para el domingo a las 21 y ya se había vestido con la ropa del día anterior. Me puse lo primero que encontré y nos fuimos a por mi coche para ir al hotel.

Al llegar al hotel y meternos en el ascensor, se me acercó mucho y me dio algo que tenía en la mano. Lo miré y vi que eran sus bragas, la miré sorprendido y me susurró que no habían quedado para volvérselas a poner y que las había llevado en el bolsillo. Solo de pensar que iba sin bragas me excité y le puse la mano en su hermoso culo.

Llegamos a su planta, entramos en la habitación y según cerró la puerta me dijo:

Tenemos hasta las 12 para dejar la habitación y es una pena haberla pagado y no haberla usado.

Según terminó de decirlo puso las manos en mi pantalón y me lo desató para luego sacarme la polla del calzoncillo, que ya estaba durísima. Se agachó, le dio un beso a la punta y me la agarró para llevarme a la cama, donde terminó de desnudarme. Para luego quitarse ella su pantalón, enseñándome su precioso coño sin depilar, y el resto de ropa, quedándose también completamente desnuda. Me empujo sobre la cama, se subió sobre mi dándome la vuelta y plantándome su coño en mi cara mientras procedía a comerme mi polla, comencé mi primer 69.

Tenía el coño mojadísimo y estaba delicioso, le comí el clítoris suavemente mientras le agarraba con firmeza sus nalgas y ella se metía mi polla entera en la boca y me la succionaba. Mientras le comía el coño vi ese su precioso agujero del culo, que me había comido la noche anterior, así que lo intenté lamer de nuevo pero, en esa postura, no llegaba bien así que empecé a acercar uno de mis dedos y frotarlo suavemente, al de un rato y mientras seguí succionando su coño, introduje el dedo en su coño para lubricarlo para luego, suavemente, introducírselo, hasta la primera falange, en su culo. Pegó un respingo para luego volver a acercar su culo a mi cara y empujar ella misma el dedo dentro. Marta no paraba de chuparme la polla y gemir mientras le seguía comiendo el coño e iba moviendo mi dedo en su culo. Yo estaba a punto de reventar cuando me abrió las piernas dejo de chupar y me dijo que si me gustaba su culo a ella le gustaba el mío y sin más aviso me metió a mi el dedo en el culo, de la sensación me corrí en toda su cara sin poderla avisar. Yo seguí comiéndole el coño y jugando con su culo hasta que empezó a tener espasmos y se corrió gritando.

Los 2 teníamos la cara llena de los fluidos del otro, nos incorporamos y nos seguimos tocando pero ya era tarde y había que dejar la habitación. Nos metimos en la ducha y nos frotamos el uno al otro. Al salir yo me puse la ropa que había traído y ella se cambió de ropa. Se puso ropa interior sencilla blanca de algodón y un vestido de color crema. Mientras se ponía la ropa interior me dijo que no era muy sexy pero que tampoco esperaba que nadie la viese cuando preparó la maleta. Le dije que a mi me parecía preciosa con cualquier ropa interior o sin ella. Terminó de prepararlo todo y nos fuimos del hotel.

Dejamos todas sus cosas en mi casa y viendo la hora que era, decidimos dar un paseo por la ciudad y comer fuera. Visitamos un par de sitios de la infancia que ella recordaba y cogimos el coche para ir a un restaurante de un pueblo cercano que está muy bien y que ella no conocía. Al llegar pedimos una mesa para 2, nos dieron la carta y realizamos el pedido. Mientras lo preparaban Marta se levantó y se fue al baño. Cuando volvió traía una sonrisa de oreja a oreja, se me acercó, metió su mano en el bolsillo de mi pantalón, me dio un beso en la mejilla y se sentó frente a mi mirándome fijamente. Me había dejado algo en el bolsillo, metí la mano y lo saqué, como a veces no soy muy listo, lo abrí para darme cuenta que eran sus bragas, debí poner cara de susto y ponerme rojo, por lo que me contó más tarde, y rápidamente las volví a guardar en el bolsillo mientras miraba alrededor por si alguien me había visto. Realmente soy muy vergonzoso y no sabía donde meterme, no parecía que nadie se hubiese fijado. Se rió bastante mientras me decía que como me había gustado tanto antes había decidido regalármelas. La verdad es que consiguió que me empalmase directamente como para que me molestase en mis vaqueros. Llegó la comida, comimos y no dejé de estar empalmado, ella ya se encargaba de vez en cuando de recordándomelo diciéndome que tenía calor mientras agitaba su falda.

Terminamos de comer, cogimos al coche y nos pusimos camino de mi casa. Al poco de arrancar me preguntó si me había gustado, le dije que había dado mucha vergüenza, que nunca había me había pasado algo así pero que me había encantado, tanto que aun seguía con la polla dura. Me dijo que ella tampoco había hecho nada igual nunca pero que se había puesto cachondísima y que se había dado cuenta que no le daba tanta vergüenza como pensaba. Seguido se subió la falda, mostrándome su coño peludo mientras seguíamos camino de casa. Yo creo que al meternos en la ciudad en algún semáforo alguien la debió ver así pero no pareció importarla demasiado. Aparcamos el coche y subimos a casa.

Yo realmente necesitaba ir al baño al llegar así que nada más entrar me fui directo, ella me dijo que buscaría algo que poner en la tele y me fui a mear. Me costó mucho tiempo, con la empalmada que llevaba, hasta que conseguí mear. Terminé y al salir me encontré a Marta sentada en un lado del sofá con los pies sobre el sofá, con las piernas abiertas, masturbándose mientras veía un vídeo porno en la TV. Me miró, me dijo que estaba tardando mucho, que había abierto el navegador de la TV y que había abierto una página porno. En el vídeo aparecía una chica joven comiendo una polla realmente grande con una maestría increíble. Yo me quedé petrificado viendo el espectáculo sin saber muy bien que hacer, no me lo esperaba. Me miro y me dijo, siéntate en el sofá en el otro lado y enséñame esa polla. Me apresuré he hice lo que me había pedido, me quité los pantalones y los calzoncillos y me senté en el otro lado del sofá mirando hacia ella. Estábamos uno frente al otro, ambos con las piernas abiertas y tocándonos, cada uno nuestro sexo. Ambos empezamos a masturbarnos más rápido, la película mostraba en este momento a la chica cabalgando sobre la enorme polla que antes se estaba comiendo pero realmente ninguno de los dos le prestábamos atención. Yo estaba a punto de terminar viendo como ella se tocaba y gemía. Aceleramos el ritmo y nos corrimos casi a la vez, poniendo perdido el sofá, y nos quedamos agotados cada uno en nuestro lado.

Nos acercamos, ella se tumbó sobre mi regazo y esta vez si que busco un par de películas que ver. No recuerdo cuales eran, pero si recuerdo, como curiosidad, que eran de zombies.

Al terminar las películas ya era hora de cenar y como no nos apetecía mucho cocinar decidimos pedir unas pizzas. No tardaron mucho en llegar y las pusimos en la mesa baja frente a la TV para comerlas en el sofá mientras veíamos algo. Le pedí que buscase otra peli, esta vez que no fueran zombies, mientras buscaba mi cortador de pizza en la cocina. No suelo comer muchas pero sabía que tenía uno así que tardé en localizarlo. Ya con él en la mano me dí la vuelta para ir al sofá y me la encontré sentada en el sofá desnuda mientras me recordaba, sonriendo, que en esta casa se comía desnudo. No tuve más remedio que desnudarme y sentarme junto a ella.

Esta vez no eran zombies sino vampiros, no es que sean mi género el terror, pero qué importaba si estaba cenando junto a una hermosa mujer desnuda a mi lado. Terminamos de cenar desnudos y volvió a apoyar su cabeza sobre mis piernas mientras veíamos la película.

No recuerdo la trama de la película, ya que me la pasé observando sus curvas mientras acariciaba su cabeza, pero si recuerdo que justo mientras en la película un vampiro devoraba a una mujer rubia, Marta, sin decir nada, se giró hacia mi polla y se la metió en la boca, no estaba totalmente empalmada pero no tardó mucho en estarlo. Esta vez fue una mamada muy suave y delicada, sin prisa, cerré los ojos y me dediqué a disfrutar. Después de unos minutos, se incorporó y se puso a horcajadas sobre mi, dándome la espalda e introduciéndose suavemente mi polla en su mojado coño. Empezó a moverse suavemente arriba y abajo, poco a poco fue acelerando, comenzó a masturbarse mientras seguía subiendo y bajando hasta que, esta vez sin gritar, empezó a templar y se derrumbó sobre mí.

Yo no había terminado aún así que se levantó, apagó la TV, me cogió de la mano y me tumbó en la cama. Bajó a mi polla, empezó a mamármela y enseguida me corrí, la avisé para que se apartase, pero no lo hizo y descargué en su boca. Sin decir nada nos acurrucamos y nos quedamos dormidos hasta el día siguiente. Había sido un polvo diferente, más tierno, pero igual de increíble.