QUE OCURRIÓ ANOCHE                              Autor MAPMAKER

Desperté aletargada, completamente desnuda; a mi lado un hombre grande roncaba a más no poder; también estaba desnudo, corrí al baño pues una arcada ataco mi estómago; vomité producto de la resaca; sentí la secreción que bajaba por la parte interna de mis muslos, estaba llena de semen,  me palpé el culo y la raja, los dos estaban dilatados manando esperma; me habían culeado y no recordaba nada.

Observe que estaba en una habitación de una casa de ocasión con un lecho enorme, un sofá para una sola persona, un televisor, un ropero y un baño; un hombre sobre el lecho supuestamente el que me había culeado;  de complexión enjuta pero fibroso; su miembro flácido se perdía en medio de sus abiertos muslos; me repugnó  el vaho  que se sentía en la habitación,  olía a licor y a sexo.

Había ropas regadas por todo el piso, entre estas pude distinguir  mi tanga, mi sostén, mis zapatos; todo estaba tirado aquí y allá; como que hubo urgencia al desnudarse;  observé detenidamente el cuerpo masculino y me pregunté que había ocurrido en la noche;  miraba al  hombre con su verga  flácida; me preguntaba  como luciría estando erecta.

Una curiosidad lujuriosa de ver esa verga en plena erección se manifestó en mi mente; no pedía distinguir la extensión real de aquel miembro pues estaba oculto entre los muslos del hombre; me acerque e  inconcientemente alargué mis manos hacia el flácido pene;  estaba aprisionado entre sus piernas; ansiosamente separe sus muslos  extrayéndolo de donde estaba.

Lucía alargado, grueso, y cabezón  pero a juzgar por  su apariencia debía tomar una  dimensión mayor al conseguir una completa erección; al sacarlo de su encierro empezó a palpitar y a crecer; el hombre se despertó mirándome con sorpresa  indicio de que tampoco recordaba qué hacía allí, avergonzado busco con que cubrirse y sólo consiguió una almohada.

Lo tranquilice diciéndole que yo tampoco recordaba nada; buscamos en nuestras ropas descubriendo los cintillos de una despedida de soltera; imágenes de la fiesta vinieron a mi mente; mujeres bailando sobre tarimas, strepers , premios, sorpresas, licor, música, luces de discoteca y entonces le recordé; era un de los strepers;  yo baile sensualmente con él desnudándolo completamente y ganándolo como premio.

Note como su miembro palpitaba y crecía;  la lujuria se apoderó de mí poseyéndome  por completo; le arrebaté la almohada que cubría su desnudez  para dejar al aire su cimbreante verga; se veía extraordinaria, enorme, poderosa; me abalancé sobre ella y tomándola con ambas manos empecé a mamársela ansiosamente, completamente dominada por el deseo me tiré sobre el lecho abriendo mis piernas ofreciéndole mi panocha anegada en jugos.

No se hizo de rogar y colocándose entre mis muslos me la mando aguardar todita; sentí placenteramente aquel émbolo de carne llenándome hasta el ultimo rincón y enlazando mis piernas a su cintura empecé a fornicar como una puta; el lecho crujía y los ruidos se mezclaban con nuestros gruñidos de animales en celo; en algún recodo de mi conciencia escuché unos golpes en la pared y unos gritos pidiendo que no hiciéramos ruido.

Busque su boca para enlazar su lengua con la mía mientras experimentaba un fuerte orgasmo, lo atraje aún más al sentir la irrigación de su semen en mi interior; los temblores de nuestros cuerpos fueron disminuyendo; el canal de mis glúteos era un río de jugos; el miembro aún erecto abandonó mi sexo; coloqué mi mano bajo mis nalgas atrapándolo y dirigiendo el glande hacia la entrada de mi ano.

Sentí cuando impulso su  falo contra mi esfínter, estaba dilatado por el deseo y lubricado al máximo; lo  atravesó como si recorriese su camino habitual; lentamente me fue rellenando con todas sus rugosidades  hasta llegar al tope de su pelvis; empezando una deliciosa sodomización; ya no sabía como moverme, sólo sentía que cada penetración me enloquecía llevándome a niveles increíbles.

El sentir la cabeza de esa verga recorrer mi intestino como si fuera un émbolo de carne  me causó otro fantástico orgasmo que se repitió al sentir su eyaculación en mis entrañas; viré los ojos contorsionando mi cuerpo al tiempo que unos gritos quejumbroso brotaba de mi garganta, nuestros cuerpos se convulsionaron espasmódicamente al corrernos juntos.

M e fui relajando pero mi cuerpo y mi mente pedían  más; no sabía que había ocurrido la noche anterior pero quería experimentar de todo por mis agujeros de placer y en todas las poses; la lubricación estaba perfecta y mis orificios toleraban el tamaño de aquella  enorme verga  así que continué llena de lujuria tratando de satisfacer  mis insaciables y obscenos deseos.

Me coloqué en cuatro patas y lo insté a que me penetrara; me la introdujo por la vulva y cuando estaba a punto de venirme me la sacó de improviso dejándome meneándome frenéticamente; acto seguido me la mandó por el ojete; sentí el semen desplazarse al paso del tremendo miembro y salir expulsado a cada bombeada por los bordes de mi culo, su mano aprisiono mi clítoris acariciándolo con rudeza, sacándome gritos de placer; los vecinos continuaban pidiendo silencio.

Me desplomé sobre el lecho sin fuerzas mientras sentía mi orina fluir incontrolablemente; la enorme verga seguía atacando mi culo y mi vulva inmisericordemente  machacando mi cuerpo sobre el lecho que traqueaba como si se fuera a desarmar; me tenía asida por el cabello y martillaba mis agujeros sin cesar; así continuó hasta que me hizo voltear la cabeza para introducir su lengua en mi boca y correrse salvajemente, mis gritos lujuriosos se convirtieron en sollozos.

Unos fuertes golpes en la puerta nos hicieron volver al mundo real; era el administrador del hotel que nos pedía silencio a nombre de los demás huéspedes; decidimos retirarnos pero salir del baño, nos miramos y caímos uno en brazos del otro obsesionados en seguir culeando  pero esta vez el se sentó en el sillón  y yo me senté sobre aquella enorme verga que nuevamente estaba rígida pidiendo más panocha.

Me la incrusté hasta las bolas empezando un delicioso sube y baja hasta que me la sacó y me la incrustó en el culo; así continuamos copulando; alcanzando orgasmos fantásticos; nuestros muslos y glúteos estaban empapados en fluidos lechosos; su deliciosa verga entraba por mi raja y culo como si esa fuera la medida exacta; estuvimos todo el día  calmando nuestra lujuria hasta quedarnos dormidos.

No bien alcanzada la noche nos retiramos del Hotel ante la mirada curiosa de los huéspedes que esperaban ver quienes eran los causantes de los ruidos en ese maratón de sexo;  al salir a la calle y mirar la discoteca que estaba algunas cuadras abajo recordé que allí era la despedida de soltera y más aún que yo era la novia.

Pero algo había cambiado en mí, caminamos en silencio hasta que pasamos por un callejón,  allí con la complicidad de la oscuridad me colgué en su cuello besándolo a manera de despedida, nuestras lenguas se enredaron con pasión, sentí sus manos bajo mis corvas izándome, enlacé mis piernas a su cintura mientras sentía sus dedos apartando mi tanga para incrustarme su venoso miembro en mi mojada raja.

En esa posición hizo que me corriera para luego elevarme más y metérmelo en el culo dándome verga hasta correrse dentro de mí; continuamos culeando olvidándonos del tiempo; caminamos abrazados por la calle, besándonos mientras sentía la leche bajar por mis muslos y pantorrillas hasta mis pies.

Me acompaño hasta la casa de mi novio e hizo que le prometiera que me casaría; total me casé pero mi esposo nunca me llenó como el streper flaco; luego de unos meses me divorcié y busque a el flaco con quien me casé y formamos una pareja de strepers que hacemos shows de sexo en vivo.