Fui a una fiesta de navidad de la empresa y desperté en la mañana en mi cama. Estaba boca abajo y al moverme un hombre a mi lado se montó sobre mi. Ambos estábamos totalmente desnudos. El me tomó por las muñecas y su pene entró con gran facilidad en mi ano. Di un gemido de placer y mi pene se erectó con fuerza. El hombre me dijo: Has sido la hembrita más caliente que he tenido, desde que te conocí supe que eras una mujercita. Reconocí su voz, era un obrero negro que trabajaba en la empresa. No se por qué, pero estaba muy excitado y sus movimientos eróticos me hicieron perder la cabeza, además me decía cosas sucias al oido que me excitaron mucho. Me acoplé a sus embates gimiendo de placer, aquello era delicioso, y sentí como eyaculaba vertiendo toda su leche en mi. Aquello me volóy tuve un orgasmo intenso. Ramón me besó en la boca y salió suavemente de mi. Me llevó a la ducha donde me beso largamente, sentía su semen deslizandose desde mi ano hacia mis muslos. Me arrodille ante el y lo satisfice oralmente. Al terminar de bañarnos me beso y acarició con ternura y me dijo que me amaba, nos desayunamos y se fue. Nunca pregunté como había llegado con él a mi casa, ni que me había hecho, pues nunca me gustaron los hombres.

Ahora Ramón es mi pareja, dormimos juntos 3 días a la semana, y ya no oculto mi condición sexual cuando estamos juntos, incluso lo cmplazco vistiendo femeninamente algunas noches que salimos. Estamos en plena efervecencia erotica y tiramos de 5 a 6 veces cada día que pasamos juntos