Me sucedió a los 17 años…todos los días salía de la escuela alrededor de las 18:30 y esperaba el colectivo para volver a casa, que en ese horario venía repleto y resultaba difícil encontrar lugar…

Yo tenía por costumbre mirar hombres maduros que me resultaran atractivos…me gustaban especialmente los mayores de 50.

En esa parada había visto varias veces a un empleado de la librería cercana a mi escuela que solía frecuentar cada vez que necesitaba algún material de estudio o hacer fotocopias. ese hombre fue muchas veces el elegido para mis fantasías homosexuales…me masturbaba imaginando situaciones con él pero nunca mi película logró algo tan hermoso como lo que la realidad.

En uno de esos apretados viajes Humberto (así se llamaba) se colocó detrás de mi y me apoyó su bulto en la cola (yo no sabía que era él)…al principio pareció casual, pero pasaron algunos minutos y noté que la persona que me tenía a su merced no intentaba en lo mas mínimo despegarse de mi culito y yo tampoco hacía el intento de rechazarlo (me encantaba)…cuando logré dar vuelta mi cabeza para averiguar quién era mi insistente acosador y me percaté de que era el librero me corrió por todo el cuerpo una excitación inmensa…me avergoncé pero a la vez sentí que era hermoso que eso esté pasando. En el transcurso del viaje mi cola fue naturalmente buscando el mayor contacto posible y él lo notó rápidamente, lo supe porque su vergota tomó un tamaño enorme y se sentía muy dura…yo estaba enloqueciendo de deseo…quería que el viaje jamás terminara…

Cuando estaba por bajarme del colectivo (el seguía unas paradas mas) me dijo al oído «No te bajes putito, estoy solo en casa y se que te estás muriendo por darme ese hermoso culito»…respondí abriendo mis cachetitosos todo lo posible y alzando mi cola como las conejitas cuando están en celo…el gimió en mi oído y me dijo «ya llegamos nenita…» Bajó del colectivo y yo detrás de él…ruborizada por la situación pero muerta de ganas de que me coja…

Comencé a caminar a la par de él en silencio y me dijo «Hace mucho que tengo ganas de romperte el culo linda…y se que vos te morís de ganas»… le sonreí y contesté: «si»