
Por
Anónimo
Era un viernes por la noche
Nos encontramos acostados en tu cama, sin embargo me despierto en medio de la noche y me doy cuenta que aparentemente estas completamente dormida.
Estas durmiendo de lado dándome la espalda, dejando a notar tus lindas curvas, una hermosa curva al ir reduciendo tu cuerpo hasta tu cintura y como se amplia en tus caderas.
Me giro dejando recargada mi cabeza sobre mi mano izquierda, y la derecha la tendré libre para disfrutarte, ya qué es irresistibles no querer tocar tan lindo cuerpo.
me aproximó a ti e inmediatamente tu dulce olor empieza a cautivar mi olfato por lo que me acerco más a tu cuello lo que permite deleitarme aún más al ser más intenso tu aroma.
Mientras tu fragancia deleita mi olfato, mi tacto esta impaciente por gozar de tu cuerpo, comienzo lentamente a a masajear tu espalda y hombros aplicando un poco de presión con mi pulgar.
Recorro de arriba hasta abajo, dos o tres veces por toda tu espalda hasta que me animo y bajo más la mano para meterla en tu pijama y darte unos rico apretones en tu nalga, con la mano bien extendida para que al apretar tu nalga se separe de la otra dejando levemente expuesto tu culito.
En ese momento comienzas a despertarte o por lo menos te mueves un poco, sin embargo no dices nada, así que prosigo.
Subo mi mano a tu hombro y la bajo recorriendo todo tu costado hasta las caderas pero resaltando la parte de tu cintura.
Cuando vuelvo a tu hombro mi mano toma otra dirección, la deslizó por tu cuello y lo bajo hasta quedar justo por encima de tus hermosos senos.
Ahí acaricio por encima y en medio de ambos sin siquiera tocarlos, sin embargo empiezo a sentir como va aumentando tu respiración y la temperatura de tu cuerpo.
Deja un comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.