julio 29, 2020

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Y nos hicimos novios - 2. Una pequeña verga... un pito

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Este Relato es la Continuacion de Otro. Los que Leen por primera vez, por favor hacer clip en mi perfil y buscar el Relato anterior. Sin mas preambulo, empecemos. 

Me veo a mí mismo de 12 años. Qué era lo que me llamaba la atención de mirar mis nalgas, ahí, desnudo, frente al espejo?
Para aquel entonces cuando lo hacía tenía dos cosas en mente. Una de ellas era mi compañero José Luis y mi compañero Adán, compañeros de la primaria. Ellos eran los más vulgares de la sección. Adán le decía a José Luis que el tamaño del agujero de su culo se comparaba al tamaño de la punta de su codo.

-Para nada, eso está cerradito.

Le decía José Luis haciendo con su mano una comparación gráfica del tamaño de su culo. Cerrando en círculo, el índice junto con el pulgar, con los demás dedos extendidos. El círculo que emulaba era tan pequeño que no podía verse a través de él.

Recordaba eso porque ahora sí podía verse a través de mi culo. Pensaba lo impactante que era en ese momento saber que era real. Que a mis 12 años había tenido esa experiencia. Pensaba eso observando el hoyo de mi culo desnudo frente al espejo. Ahora más bien cabría no sólo uno sino dos lápices. Lo otro que tenía en mente era mis propias voces gritando «Ya» una y otra vez…

-por favor, para!
-espera un poco más por favor.
-te he aguantado bastante.
-ya va a terminar. Se paciente.

quizás fuera sido más excitante para mí si al menos fuera visto el tamaño de su verga. O tal vez no. Tal vez me fuera dado mucho más miedo y fuera sufrido más. Pero si no podía entender la excitación del otro ya no era divertido.

Seguro eso le pasaba a Karina cada vez que coincidíamos en las redes sociales. Ella no podía entender por qué le seguía hablando siendo que habíamos terminado. Acaso es que yo todavía la consideraba una opción? Por qué razón hablar? por qué razón acordarnos de nuestras fechas de cumpleaños y felicitarnos? Por qué diablos estábamos tan pendiente el uno del otro? Creo que la razón estaba más que clara. Había terminado con ella sin haberse terminado el amor. Terminé con ella por vergüenza de estar expuesto a una relación abierta y riesgosa. Abierta por lo permisivo que podría ser yo y lo sarpada que podía ser ella, y riesgosa porque no me atrevía a pensar que el hijo que tuviéramos no fuera sangre de mi sangre. Me arriesgaba a criar un muchachito de otro. Terminé por temor, por desconfianza. Pero todavía seguía siendo atractiva para mí. Su cuerpo, su piel, sus ojos, sus labios. Todo lo que pudiera haber en ella era un imán para mis ojos,  incluso su cabello negro y liso y, largo. Su dulce voz infantil y madura a la vez, lamento no poder recordar el olor de su cuello. Sin embargo es natural que no lo recuerde, dado a que físicamente sólo nos vimos unas tres o cuatro veces.

Con Maritza había avanzado bastante y más rápido. no era estudiante como Karina, había terminado la universidad al igual que yo incluso primero que yo. Hablábamos de su padre, de su tía, de sus primos. Hasta llegar a la parte que realmente más me emocionaba. Los hombres con que ella había estado. De una forma romántica me contó que incluso le habían propuesto matrimonio. Pero las cosas terminaron mal por una estupidez. Según me contó, ella no le hablaba a la suegra y ella vivía en la casa de él. Me imaginaba que habían otras cosas de trasfondo. Lo de la suegra fue nada más el detonante. Por lo pronto comenzó a salir con alguien más para olvidarse de él. pero nunca fue para nada serio hasta que llegué yo. Algunas que otras veces se enredaba emocionalmente con los hombres con quién estaba, las mujeres suelen involucrar los sentimientos cuando tienen la atención de un hombre, pero luego la pasan fatal cuando se enteran que no son las únicas a las que colman de atenciones. Siempre habrá otra.

-es natural, una sola mujer necesita la atención no sólo de uno, sino de varios hombres.
-con sólo tener la atención de uno me bastaría
-a qué no te haría feliz tener la atención de dos?

Podría ver que sus cachetes habían agarrado color mientras sonreía en un silencio reflexivo.
Me contó que el chico con el que salía conocía al encargado de un puesto en la playa y le dejaba pasar la noche en una habitación. Me contaba todo esto, como si tuviera un punto. Cada vez me contaba más de esa salida. Realmente no sé si tendría un punto. Quizás quería que la invitará a una playa o qué sé yo.

Cuando estábamos en el trabajo todo hombre tenía que ver con ella. Recuerdo que algunas veces la interrumpían para darle un chocolate.
Mientras que yo estaba en el mismo puesto que Hedrik, mi compañero de secundaria, quién cuando se aburría empezaba a meterse conmigo. Y vaya que el trabajo era aburrido. Para los almacenistas el tiempo les pasa volando, pero para un oficial de seguridad El tiempo pasa muy lentamente.

-ves a ese muchacho? no puedes sostener mucho peso con la muñeca derecha.
-cómo haces para fijarte en esas cosas?
-míralo bien Esteban! Apostaría a que se quebró esa muñeca.
-no estoy seguro.

A Hedrik se le daba bien sacar conversaciones. El muchacho se llamaba Roni, tenía la misma edad que él, unos 30 años. Yo tenía 24. Era delgado pero fibroso. De cabello rubio y corto, la barbilla le hacía un candado al bigote. El muchacho era deportista, si se había quebrado la muñeca en un accidente automovilístico. No cabe duda que Hedrik era bueno para estas cosas. Roni no estudio en la preparatoria de la universidad porque tenía que ver de sí mismo había trabajado toda su vida. una pena por él se veía que era una persona brillante. Reviso el teléfono y tenía un mensaje de Karina. Extrañamente nos escribíamos más después de terminarle. Parece que habíamos vuelto a ser amigos, como siempre había sido, antes de proponerle que fuera mi novia.

-todavía estás despierta? Mira la hora que es. Yo, porque tengo que montar guardia, pero tú deberías dormir. Seguro tienes clase.
-yo nunca me acuesto temprano. O es que te prohibieron hablarme?

Me encontré con que Hedrik y Roni estaban hablando muy bajito. Como si fuera un tema delicado del que yo no podía escuchar. No daban apertura para entrar en la conversación, pero escuché algo como qué a Roni le habían dejado la verga llena de mierda una vez que se lo metió por el culo a una mujer. En alguna otra circunstancia fuera sido gracioso. Pero ellos estaban hablando muy en serio. Habían llegado a un punto de la conversación donde se podían contar cosas delicadas. Era completamente comprensible que no me incluyeran en esa conversación. Aunque no sé si es tan comprensible como aquella vez a mis 12 años que había llegado un amigo de mi prima a la casa, Ismael, Moreno un poco más alto que mi prima. Al igual que en esta ocasión, Ismael estaba entablando algún tipo de conversación con Juan, un muchacho del vecindario casi de la misma edad de ellos. Moreno alto y fornido.

-aquí no pueden estar los niños, estamos hablando cosas de gente mayor.

Decía Juan, a mí y a mi primo. Mi primo es hermano de mi prima y era curioso, siempre se ponía cerca para escuchar. Así que yo también estaba atento de lo que oía. Sólo estaban hablando estupideces como niños de primaria. Ni siquiera era tan mayores, todos tenían en promedio 17 años, menos Juan que tenía 19. Pero se parecían a las cosas que hablaba Adán con José Luis. Sólo que en vez de hablar del tamaño de sus culos se contaban chistes.

-Ismael, tú no vas a decir nada, hasta que ella responda. Teresa, te voy a contar el chiste de la vaca.
-de la vaca?
-si, es muy famoso, ya se lo he echado a varios, se trata de un chorrito de leche, te lo echo?
-Si.
-cuando tú quieras.

Ismael no paraba de reírse. Mi prima Teresa no entendía que estaba pasando. Pero ya que mi prima había respondido Ismael podía explicarle.

-lo que pasa es que no es precisamente el cuento lo que te va a echar…

Le decía en voz baja. Y después de terminar de hablarle al oído ella también lanzó una carcajada. Para entonces no le entendía la gracia a los chistes picantes. Estaban reunidos en una pieza contigua al baño así que tuve que pasar por ahí para ir al baño.

-Mira! A él se le paró!

Dijo Juan señalándome, todos estaban mirando a mí mono de seda que marcaba completamente mi pito reposando para un lado. Ismael no paraba de reírse.

-Eso no es gracioso Juan, acaso te gustan los hombres que estás viendo pitó de hombres?

Dijo mi prima un poco seria. Entonces entendí que estaba siendo objeto de burla. No creo que Hedrik y Roni, estén hablando bajito para burlarse de mí. Pero al menos 12 años después puedo diferenciar cosas como ésas. No solamente entablamos conversación con Roni. Sino con Carlos y Marcos, también Oscar, todos del área de almacén. Marcos después de tenderme la mano intenta seducirme. No sé si es que se estaban burlando de mí, o será que me veían como a un gay.

-mucho gusto Esteban, siempre hablan de mis ojos color miel. Espero no te pongan nervioso.

De verdad era blanco y tenía los ojos claros, robusto, maduro y muy alto. Pero lo que me ponía nervioso era la forma en que me hablaba, como si estuviera dispuesto a desvestirme y cogerme. No fue el primero, habían otros que también se dirigían de la misma manera. Oscar y Carlos también hablaban con Hedrik de mujeres a quienes se habían cogido. Estamos hablando de una empresa de animes, lugar donde habían pocas mujeres y muchos hombres. Era completamente normal que todos buscarán cogerse a alguien, así sea otro hombre. me sentía más seguro con Hedrik y Roni. Increíblemente confiaba más en Roni porque era respetuoso. Incluso insultó a un muchacho que venía con ganas de bromear conmigo. Pedro. Se trataba del montacarguista de antes del que me advirtió Maritza, pero en algún punto del trabajo ya habiamos entablado conversación y ahora sentía la suficiente confianza para dirigirse a mí de esa manera. Buscaba seducirme para ver si daba señales de querer que me cogieran. Pero también daba cabida a pensar de que sólo bromeaba. Pero esto no le gustaba a Roni

-tú sí eres fastidioso, vete a joder para otra parte, aquí estamos descansando no queremos a gente fastidiosa.
-tú eres bien zarpado. 

Sentía pena por Pedro, estaba todo cortado. Pero de verdad era intenso. No veía la hora que terminara el descanso. Ya era el último día y las horas pasaban muy lentas.

El fin de semana ya no lo ocupaba para viajar hasta la casa de Karina, obvio no éramos nada. En lugar de eso salía con Maritza. Fuimos a la plaza con unas galletas que le compre de camino. Yo le contaba como habían sido mis anteriores relaciones.

-entonces le termine a Karina, y entendí que lo más importante era la comunicación y no decirnos mentiras.
-Ya te conté que fui para la playa con el muchacho con el que pasaba el rato para olvidarme de mi anterior novio?
-si ya me contaste, es que no estuviste con más nadie?
-no he dicho que con mas nadie, pero quería que supieras qué se trata de alguien de la empresa.
-no se supone que no se está permitido tener algo con empleados?
-no, si no sabes hacer las cosas, o cómo crees que somos novios tú y yo?
-y yo lo conozco?
-bueno, puede ser que sí o puede ser que no.
-pero de seguro tendrás una foto de él?
-reportó novedades de todas las áreas de la empresa, lógico que tengo una foto de todos.

Al principio no quería mostrarme. Pero decidió confiar en mí y fue lo bastante valiente para buscar la foto en su teléfono. Las pasaba una por una con el dedo. Hasta llegar a una foto de la playa. Mostrando la espalda robusta de un muchacho que miraba para el horizonte de la playa que estaba detrás de él.

-se trata de él, los reconoces.
-no estoy seguro, está de espaldas y no se le ve la cara.
-me dijo que trabajaría hasta este fin de semana y luego se retiraría, para qué quieres saber?
-tú querías mostrármelo, porque ahora no?

Ella volvió a su teléfono y siguió pasando fotos, esta vez pasada unas dentro de trabajo, realmente le tomaba fotos a todo, incluso vi a Marcos y a Carlos, pasó una de Roni, donde salía con unos lentes de sol, se detuvo en una mía. Luego se me quedó mirando. Acaso se trataría de mí? Había hecho todo esto nada más para decir que la única persona que reemplazaba a su novio soy yo? Claro que no, si no no me fuera mostrado la foto de la playa en primer lugar. Retrocedió una foto mostrando otra vez la de Roni. Yo no dije nada. Ella me sonrío con vergüenza buscando alguna reacción de mi cara.

-Di algo

No entiendo porque tenía ese sentimiento de traición, ella me estaba confesando la verdad. Por qué razón me sentí así entonces? Acaso existen otras formas de que te hagan sentir que te vieron la cara de idiota que no sea engañandote? Esto era la verdad. Me molestaba su sonrisa avergonzada? Acaso yo mismo había subestimado las cualidades de alguien como Roni?

-no lo sé, está bien que me contarás porque confías en mí. Pero con Roni?

-Qué tiene de malo?

Entonces recordé la conversación que tenía Roni con Hedrik. La verga llena de mierda. ¡Realmente esto no podía estar pasando!

-lo dices porque no fue profesional? tú y yo somos profesionales, Esteban, y mira dónde estamos.

-Podrías contarme lo que pasó?
-salimos para la playa, me quedé con él en una de las habitaciones del encargado del puesto. Y luego se lo pasó.
-me podrías contar detalles lo que pasó?
-para qué detalles?

Estaba muy avergonzada. Si seguía insistiendo lo único que lograría es que evitara el tema a toda costa, hasta que se volviera a Taboo. Pensé entonces que con más confianza le diría. Pero me salió decir.

-no es tan malo realmente cuando compartes con tu pareja aquellas cosas que pasaron en una relación íntima. Qué más íntimo puede ser algo sí ya somos pareja?

-está bien pero necesito que me des tiempo. Te contaré sobre esas veces que estuve con él y también las veces que estuve con otros. Pero todo a su tiempo.

No sé si estaba sorprendido porque había confesado que fueron varias las ocasiones que se vio con Roni, o sencillamente porque Roni no fue ni el primero ni el último. lo cierto es que yo no buscaba a una mujer por ser una santa que no sale de su casa. Así las preferidas yo. Hubo un tiempo en que me tocó aprender lo que le gusta a una mujer de un hombre. Porque obviamente como hombre nos gusta la belleza femenina, lo redondeada que se ven unas nalgas en una cintura estrecha, una piel lisa y suave, como la de Maritza. Por contradictorio que suene, a mis 12 años me veía las nalgas al espejo, porque quería apreciar su belleza y redondez, mis ojos estaban diseñados para ver nalgas y exitarse viéndolas, aunque se tratasen de las mías. Pero no todo el tiempo sabía lo que una mujer veía en un hombre.

Qué podría ver una mujer en un mentón cuadrado? Que veía en una espalda ancha y en la piel fibrosa? Acaso era un hombre más atractivo y sensual que una mujer? Qué bella Maritza en Roni? Yo lo había descubierto a mis 12 años. Esa vez que Teresa se fue a acompañar a Ismael y me había quedado con mi primo y Juan. Mi primo jugaba en una pieza contigua a las vitrinas, y yo estaba con Juan en la pieza contigua al baño, separado de mi primo nada más que por las vitrinas y la cocina. Juan estaba sentado con la mirada perdida en el horizonte y yo sólo estaba ahí viéndolo. Pensando en cómo siendo tan sarpado cuando hay mucha gente, el porqué sería tan callada cuando está solo con mi compañía. Entonces volteó a verme después de echarme un vistazo volvió a mirar hacia el horizonte. Yo también lo hacía enfocándome en ya me había graduado de primaria, y ya no vería a una compañera qué le gustaba Juan. Ella era blanca de cabello rizado. Y siempre que veía Juan sonreír. Pensarán que era una pareja con una diferencia de edad enorme pero a diferencia de mí ella tenía 14, Juan sólo le llevaba 5 años.

-Esteban, has escuchado el chiste de la vaca?

Se refería al mismo que le había contado a mi prima Teresa. Ya sabía lo que venía después. Me propondría echarme el chorrito de leche. Curioso por saber qué pasaría después le seguí el juego.

-no lo he escuchado.
-es muy famoso, ya se lo he echado a varios, se trata de un chorrito de leche, te lo echo?

Le respondí de una forma afirmativa. Realmente me calentaba tener ese tipo de pensamientos en la cabeza. que alguien te proponga arrojarte su esperma y que tu haciéndote el inocente respondes que sí para ver hasta dónde llega. de seguro ya podría apreciar mis cachetes rojos de la vergüenza y exitación. Considerando en que prácticamente estaba solo con él. Después de quedarse mirando un rato dijo.

-no, no puedes decir que si, cuando alguien te dice así es porque éste está pidiendo culo. Y si le dices que si le estás dando permiso para cogerte.

– entiendo.

Mi respiración ya se oye entrecortada por el silencio que había en esa pieza. de lejos se escuchaba a mi primo tratando de lidiar con un carro de juguete que no podía rodar bien.

-Esteban, hablábamos del cuento del chorrito de leche, te lo echo?

Realmente me ponía cada vez que me lo preguntaba es que me hacía imaginármelo. Me imaginaba verlo arrojando su lechita, me imaginaba su verga completamente erguida. Increíble el poder de las frases picantes y sus consecuencias. Intenté hacer como cuando veía comic con mi primo y nuestro amigo, y me hice el distraído mientras volvía a decir que «sí»

-el chorrito de leche? Te lo echo?

Ya no decía nada solo asentía con la cabeza, mi propia respiración no me dejaba responder en voz alta. Pude ver ese brillo particular en sus ojos. Se veía feliz. Era justo esto lo que quería ver. Que se sentía saber lo que él podía sentir si yo caí en su juego. Y se sentía excitante. El estaba excitado. Me había contagiado sus caras? O será al revés y yo le contagió las mías?

-mira lo que vamos a hacer. Tú te vas a bajar el short, vas a quitarte el calzón con cuidado mientras yo miro para los lados verificando que no hay nadie viendo…

yo asentía con la cabeza para que lo supiera que le estaba prestando atención y siquiera explicando.

-luego que tengas los chores y los calzones abajo te vas a colocar boca abajo en el piso y vas a abrir tus nalgas… Entiendes lo que digo?

-si

Realmente era excitante escuchar todo eso. era la primera vez que alguien se dirigía a mí y me ordenaba tales cosas. Nadie había sido tan directo así conmigo. Pero para mí era nada más un juego. uno que podría finalizar cuando yo quisiera y le podía poner pausa cuando yo quisiera. Él también estaba tragando grueso. Estábamos en la misma situación.

-Qué pasará después?
-bueno, una vez que esté boca abajo sin shores ni calzones yo también me voy a bajar los míos. Luego me asomaré una vez más por si viene alguien.
-y tus calzones?
-si, mis calzones también van a estar abajo.

su forma de decirlo me desesperaba de la excitación estaba ansioso por que terminara de contarme.

– Después?
– después que yo tenga mis calzones y mis shores abajo y tú también estés sin calzones y acostado en el piso boca abajo. Yo haré lo mismo pero sobre ti.

Suspiré una vez más junto con él. Nuestras respiraciones se sincronizaba cada vez que nos veíamos de frente, cómplices de lo que sentíamos en ese momento.

– no podemos, mi prima se va a dar cuenta está a sólo dos piezas.
– si eso es lo que te preocupa yo me encargo de eso.

Juan llamó a mi primo y le dijo que fuera a buscar un cigarro en el abasto de la otra calle contigua a nuestras casas. Le entregó unos billetes y ya se iba. Lo único que pensaba era que si mi primo regresaba ya sea porque se le había olvidado el recado o porque lo compró y se vino corriendo, nos vería cogiendo. Y si él no sabía, lo sabría toda mi familia. También podía venir mi prima en cualquier momento. Pensando en que Juan había calculado todo mal llamé a mi primo para acompañarlo. Fue la mejor idea para zafarse. Cuando salí a la calle con mi primo Juan también salió empezó a gritarme.

– eres un traicionero! Me engañaste! Esas cosas no se hacen!

mi primo se me quedó mirando porque no sabía que pasaba y sólo reía porque pensaba que se trataba de alguna broma. sentirá un poco de pena por Juan pero conocer para que era seguramente no era muy bueno calculando estas cosas. Realmente fuera sido una experiencia fuerte porque todo el tiempo tenía eso en mente. en cualquier momento alguien podría capturarme desnudarme y cogerme tal como había dicho mi madre y los vecinos de la calle. Y desde entonces aprendí que de eso se trataba. Las mujeres no encontraban el atractivo en un hombre por su físico su belleza, era más bien por sus juegos mentales. Esa capacidad de creer de que algo va a pasar y pensarlo con tanta fuerza hasta que pasa. Esa forma de joderles las mentes. Pero todavía no pueda creer que una persona como Roni le pueda joder la mente a una mujera como Maritza.

Le digo a Martiza para comprar unas bebidas azucaradas. Maritza, como siempre, me dejó el telefono. Miraba a unos chicos jugando carta. Tenia el Telefono en vibrar, por si Karina me escribía. Y antes siquiera de ver a Maritza asomar me enviaron un mensaje. Pero no era de Karina, nisiquiera era de mi Telefono. Martiza habia dejado el ship de la linea en el Telefono. Eso no habia pasado antes. Era un mensaje de un tal Hector Colmenarez.

-Mi reina, me parece una explendida idea.

Mi mente ya estaba preparada para esas cosas. Mi amigo del club de voleivol, me enseño a quitarle suspenso a los mensajes. Siempre decia algo como «Que sabes tu si lo que quizo de decir fue…» y terminaba con un «y tu pensando que era…» para descartar esa posibilidad revico los enviados. Rebisaria lo que le escribió ella en primer lugar y así sabria especificamente de que hablaban. No habian mensajes, salvo por uno. Sin pensarlo mucho, lo abrí. Decia.

-Sere tu Regalo de Navidad.

Junto mcon el emoticón de la carita dando un beso. Cualquiera pensaria que me quede mirando el juego de cartas, pero en realidad mi mirada se perdió en medio de la nada. Tratando de procesar la monumental desvirgación mental que estaba sufriendo en ese momento…

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2 respuestas

  1. nindery

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