Acostumbramos a tener relaciones entre nostros en casa pero de una manera especial.

La juguetería es imprescindible por si hay que echar mano de ella.

Luego en porretas buscamos cada uno en el armario del otro todo aquello que deseamos para nuestros juegos.

No cabe duda que repetimos y sobre todo aquello que más nos pone.

Ella guarda todavía unas bragas que se ponía con su antiguo novio .

El morbo que me suscita es terrible y ella sube a la estratosfera.

Gime y grita y termina por confesarme las mamadas que le hacía el susodicho.

Luego vienen los recuerdos de la infancia y sus amigas jugando a lesbianas.

La lencería atrevida cobra mayor fuerza y las fotos de alguna amiga de ella viene siempre bien para calentar y ponerme a cien.

Ella se viste de hombre y yo de ella

Me encanta un traje de baño que tiene desde joven y también un bikini que se ponía cuando hacía topless.

Era la admiración de todos y yo saboreaba que estuviera tan buena .

Los juegos se complementan comportándonos como dos extraños y sacando nuestros más recónditas fantasías y perversiones.

Una muy manida es el acoso que tuvo ella en fiestas por parte de un amigo común.

Ahí se desborda y me incita a que le haga la propuesta para los tres.

A nuestra edad y vamos por los sesenta tacos hay que reverdecer recuerdos y soltarnos la melena aunque me quede poco pelo.