Era epoca de auditaje cuando me inormaron que Celia Fuentes llegaria auditar a la ciudad..No lo podia creer porque Ella habia sido mi compañera de trabajo en mi vieja ciudad. La espere en el aeropuerto y nos alegramos al reencontrarnos. Era domingo y nos fuimos a celebrar por el resto de lo que quedaba del fin de semana.. Lepregunte por su marido y no hablo mucho de él, pero si habia dicho que por favor no queria que yo le arruinara su estadia si estaria preguntando por su marido. Me ectraño su actitud y respete. A mi no me importaba que su marido se habia cogido a mi hermana por un buen lapso de tiempo…relacion que le dio problemas a Celia. Todos los dias llevaba a Celia al hotel y cenabamos juntos y una noche ella me decia acerca de mi hermana de lo mucho que la habia hecho sufrir. Senti pena y no hallaba que decir. «No es tu culpa» Me decia Celia. Tomabamos el vino y me decia ella que la vida le daba oportunidades para uno vengarse de los que hacian daño. Le pregunte que insinuaba ella al hablar asi y me contesto que me quedara con ella en el hotel si lo queria descubrir. De inmediato las manos mias comenzaron a sudar y tomabamos mas vino y nos mirabamos a los ojos mientras las copas de vino besaban nuestros labios de la boca. Cuando me di cuenta nos encontramos en la cama del hotel donde ella se hospedaba y yo le chupaba su panocha. Sus piernas largas abiertas y sus manos apretaban las orillas de la cama gozando el placer que yo le brindaba. Acabe de chuparle su panocha para ir a penetrarla isntante que Celia aprovecho para poder ver la berga que en segundos ella iba a sentir dentro de su ser. La penetre de una vez y un sollozo gemido se escuchaba salir de su hermosa boca. Penetrada, ella comenzo a mover su cintura y le admite a ella que tenia dominio rico en sus movimientos de cintura y me pregunto si me gustaba. Claro que si le dije yo. Despues de estar cogiendo por un buen rato comenzamos a sentir los efectos de que una buena corrida se aproximaba y ella decia «No te detengas y terminemos juntos» Comenzamos a corrernos aun mismo tiempo y yo miraba el reloj de mesa de noche y eran la una y treintaicinco de la madrugada. La bañe toda de leche en su interior y despues de haber terminado el polvo me tomo mi cabeza con sus dos manos y me decia lo rico que lo habiamos hecho, me besaba y me decia «Ya me desquite de lo que me hizo tu hermana y mi marido». Apagamos la luz y dormimos juntos para despertarnos mas tarde y echar otro polvo mas con la auditora. Tres dias mas tarde Celia regresaba a la ciudad de donde yo era originario. La auditora mesclo su trabajo con placer y yo solo atendi su intencion de venganza.