
Por
Anónimo
Anoche con mi mujer
Estaba esperando a mi mjuer viendo porno interracial en el ordenador, una peli de esas donde la chica se come una polla gorda como un brazo. Mi polla estaba ya durísima. En ese momento, no sabía si quería follarme a la actriz, con aquel cuerpo de diosa, o comerme el rabo del negro, que no bajaba de veinte centímetros. Me meneaba mi pequeña polla muy despacio, contemplando con vicio aquella follada de ensueño.
Ella llegó a la habitación. Se había puesto uno de mis regalos, una batita de seda de Victoria’s Secret. Piernas al aire, descalza. ¿Qué llevaría debajo? ¿Se habría puesto lencería sofisticada de la que le regalo? ¿O vendría completamente desnuda, con sus pezones como piedras frotándose contra la seda?
En una mano, su vibrador favorito, pequeño, compacto, perfecto para estimularse el clítoris mientras me la follo desde detrás. Y en la otra, un consolador negro, gordo, con forma de polla y sus cojones. Mucho más grande que mi propia polla. Del tamaño del de la película.
Miró un momento la mamada que había en la pantalla y plantó el consolador, la polla del negro al que se entrega con mi consentimiento, en la mesa.
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Sigue mirando – me ordenó
Me la chupó de rodillas. Come pollas como si hubiera devorado docenas de rabos y no llevara simplemente veinte años comiéndose el mío cada vez que le apetece. Lamió mis huevos como una puta experimentada, mientras me mandaba masturbarme.
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Cuéntame la película
Y yo le contaba como la chica estaba arrodillada delante del negro descomunal y luchaba por tragarse aquella polla gigantesca. La devoraba, la lamía, se frotaba con ella. Mi mujer cogió la polla de goma de la mesa, la apoyó en mi muslo y empezó a comérsela ante mis ojos, mientras yo me pajeaba mirándola.
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Estás haciendo lo mismo que ella… Ella ahora le chupa los huevos – y mi mujer lo hacía con su rabo de goma – Ahora le pajea – y su mano no paraba de moverse por aquella verga de plástico
Luego me la follé contra la mesa, viendo el porno a dos palmos de su cara, comiéndose la polla de plástico como si fuera de carne y dándose con el vibrador hasta que se corrió dos veces. Yo empujaba su cabeza contra la polla de goma, entregándola al negro, que llenaba vicioso su boca. Su coño chorreaba, empalada en mi pollita, dura como la piedra y follándola a buen ritmo.
Después cogió el consolador, lo puso en el suelo y se puso a cuatro a patas encima, diciéndome que la íbamos a follar los dos a la vez. Me provocaba con la fantasía de una doble penetración. Froté mi polla chorreante de los jugos de ella entre sus nalgas y se la clavé en su coño caliente. Podía notar perfectamente la punta de la polla de plástico frotándose con sus labios y mi polla. Estaba reventando a mi mujer junto con un negro, le estaba haciendo una doble penetración. Ninguno hacía caso ya la película.
Se volvió a correr en mi polla y después quiso que me masturbara para ella. Devoró la polla negra a un palmo de la mía mientras yo me pajeaba y al final dijo que quería que nos corriéramos los dos juntos. Pegó mi pollita al rabazo del negro y nos la meneó hasta que empecé a soltar leche, gorda, grumosa, como una fuente…
Y ella me contó entonces que su negro también se estaba corriendo, estimulado por mi semen, bañando mi polla y sus manos con su leche de semental…
Una respuesta
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