Por

Anónimo

abril 5, 2021

1074 Vistas

abril 5, 2021

1074 Vistas

Soledad

0
(0)

«¿Qué buscas?»

«¿Qué busca un pescador cuando echa la caña?»

 

No me aclaraste mucho.

En nuestras primeras conversaciones  te conté más  de mi vida de lo que le he contado a nadie.  Sí, quiero que me conozcas  y conocerte pero ¿para qué? No tengo ni idea.

No sé  si sería  capaz de volver a confiar  en un hombre como para compartir  mi vida otra vez.  Pero por alguna razón  me siento bien contigo.  Tu físico  es agradable, tu mirada seductora, eres  inteligente, culto, educado, de conversación ágil, me haces reír  y me has acostumbrado  a tus mensajes  diarios, a tus gifts eróticos, a nuestras noches de películas  compartidas por WhatsApp, a tus buenos días  y a mis buenas noches. Incluso hemos compartido confesiones que para mí  eran inconfesables; empezaste con las tuyas y eso me dio confianza. 

 

Nuestra  primera cita fue convencional; paseo en moto, ruta turística, comida en un restaurante, conversación  amena, algunas risas y una cordial despedida.

La segunda  fue más  completa. Después  de cenar me invitaste a tu casa y los dos sabíamos  lo que eso significaba; copa, charla, tonteo y  cama. No pude evitar romper a llorar después  del intenso orgasmo. Mi bloqueo emocional aún era importante pero pareció  no afectarte. Y yo agradecí  que no lo mencionaras  a la mañana siguiente.  Cuando salí  de tu casa, ya en el ascensor, después  de un hasta luego un tanto incómodo,  lo sentí. Era el peso de la soledad. Una soledad que no  había  elegido yo. No, esa mañana no me hubiera marchado de tu lado y no era solo por la intensa noche de sexo; acababa de despertarse en mí  un deseo de compañía  que no había  necesitado en años. De tu compañía.

 

¿Por qué? Es un pervertido. ¡¡Te ha contado suficientes cosas como para salir corriendo!!

 

Sin embargo  aquí  estoy otra vez tirándome  de cabeza hacia una relación  sin saber siquiera si hay agua en la que flotar.

 

La tercera cita fue más  caliente. Me ofreciste jugar. Yo debía  acudir con vestido y sin bragas, para darle  más  morbo a la cita. Tú  me habías  contestado a mis múltiples  interrogatorios  acerca de la sumisión.  Por lo visto  he sido sumisa sin saberlo y desde luego sin consentimiento. Lo que me propusiste era diferente.  Solo un juego de dos; pactado, consentido y divertido para ambos.

 

¿ Por qué  no?

 

Desde el momento  en el que tus ojos se clavaron en mí  comencé a mojar y mi cara enrojeció al sentirme observada.  Temí  manchar el asiento de tu coche e intenté  bajar más  la minifalda roja de cuero pero fue en vano.

Durante la comida en la terraza de aquel restaurante,frente al mar, terminamos una conversación  que habíamos  dejado a medias por chat: contrato  de sumisión. Yo no podía  creer que a alguien le pusiera cachondo la mitad de las cosas que allí  había  escritas. Por suerte tú  tampoco.

«Hay cosas que nunca haría porque  no me atraen».

 

Menos mal.

Durante nuestra conversación  tus manos buscaban mis muslos por debajo de la mesa mientras tus ojos traviesos contaban los pequeños lunares de mi escote o se fijaban en mi boca mientras te interrogaba  sobre prácticas de bdsm; un mundo desconocido para mí.  

A  una mujer se le puede poner cachonda de muchas formas pero estimular la mente es una de las que más  me ponen. Y tú  lo dominas a la perfección.  Me explicaste lo que es un squirting y cómo  conseguirlo. Tengo que admitir que la idea me seduce bastante. 

«En solitario lo he intentado pero  no lo he logrado».

«Yo siempre lo he sacado; requiere técnica».

 

Uuuffff, eso hay que probarlo.

 

Pero ese día solo disponíamos de un ratito que aprovechamos en el coche frente a unos edificios, evidentemente habitados. Yo ni siquiera  me atreví  a mirar. Aún  era de día  y si me hubiera visto sorprendida por un vecino curioso me hubiera bloqueado. Sin embargo solo el hecho de pensar que mientras te hacía  una mamada alguien se estaba recreando con  esa imagen ya me hacía  humedecer. Subiste mi falda dejando mi culo a tu  alcance. Sé que te fijaste en mis medias negras con ligero de encaje, no vi tu cara pero sabía  que te gustaba la lencería y no quería  defraudarte. 

En un momento  dado sentí  un azote de tu mano en mi culo. Me sorprendió porque  no había  violencia  en ello, efectivamente  era un juego y yo podía  pararlo si quería. Eso habías dicho, pero ¿cómo saber si tú cumplirías las reglas? ¿Podía  fiarme de un hombre que solo conocía  por Internet  y un par de citas, o tendría  que salir corriendo de aquel coche para que no me partieras la cara si no quería  seguir jugando?

¿Alguna vez podría volver a confiar? Me preguntaba si me habías  golpeado por placer o por castigo. Tu miembro no parecía  disgustado con la mamada, así  que no le di más  vueltas al asunto y seguí  con lo que tenía  entre manos. Me habías confesado que habías  tenido sumisas en el pasado. No me hacía  ninguna gracia jugar con fuego, pero mi curiosidad y una fuerte atracción sexual me traicionaban una y otra vez.

 

¿Qué puedes perder?

 

A pesar de la incomodidad de hacerlo en el coche tus dedos estimulaban hábilmente mi sexo que ya estaba empapado por mis fluidos desde que esa mañana salí  sin bragas de casa. No fue cómodo sentirme mojada mientras comíamos  en el restaurante pero era muy excitante y sabía  que la falda de cuero no me iba a traicionar mostrando una mancha que me delataría, sin embargo mis muslos se rozaban al caminar por la humedad recordándome  lo cachonda que estaba. 

 

La intensidad de tus caricias en mi clítoris  aceleró mis jadeos,  sabías  que estaba a punto de correrme mientras yo seguía ordeñando tu polla que también  estaba a punto de explotar y tu boca no paraba de comerse la mía. 

«Pídeme  permiso para correrte»

 

¡¿Qué?!

 

Me pilló  por sorpresa, ese golpe fue más  efectivo que el azote en mi trasero. Y enseguida lo notaste.

«¿Te has bloqueado?»

Era evidente que sí, apenas podía  contenerme para no llorar.

No, aún  no estoy preparada para jugar a esto y quizá nunca lo esté. Soy un juguete roto.

¿Que te ha parecido este relato?

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación 0 / 5. Recuento de votos: 0

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este relato.

2 respuestas

  1. nindery

    Еstoу completаmente desnudо. ¿Quiere vеr una imаgen? – http://analsex4.fun

  2. helenx

    Stop jerk off. I know a site where thousands of single girls are waiting to be fucked. Look at them: http://xnice.fun/rt

Deja un comentario

También te puede interesar

Mi jefe me usa

anonimo

24/11/2019

Mi jefe me usa

Nuevas experiencias

anonimo

21/01/2025

Nuevas experiencias

me converti en el amante de mi prima (parte 4)

anonimo

19/06/2013

me converti en el amante de mi prima (parte 4)
Scroll al inicio