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Anónimo

mayo 19, 2020

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NIÃ?A NO, AHORA MUJER

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              Mi mujer se había ido, pero se olvidó de contarle a sus amigas, de la reunión de chicas he hijas, que habría en casa, ¿Qué hice?, como me entere? Magaly, vino apurada, para dejar a su hija, ella estaba apurada, y no me dio tiempo a nada, tanto que dejo a su hija afuera, y se fue, tenía que cuidar a un amigo en el hospital, me dijo. Y se fue.

             Que puedo hacer yo, con una criatura, y  luego caigo en cuenta, le pregunte a ella, que no se sacaba el camperón, si sabía quiénes venían, y que era esta reunión, una pijamada, me dijo, tímidamente, ¿para pijamadas estoy?

Luego que me dio todos los nombres, llame a cada amiga, de mi esposa, y que no vengan porque mi esposa había viajado.

 Y con FERNANANDA ¿qué iba a hacer? Bueno le dije, nenita ponete cómoda, cuando venga tu mamá, vas a poder volver a tu casa. Prepare unos panchos, agua, y la nena, con su bolsa de dormir, que tena por campera. Y un pequeño bolso, pasaron las horas, yo me conectaba en internet, y la nenita,  seguía sentada en el living. LUEGO LA NENA,  se levantó, y se me para enfrente de mi, y comienza a sacarse el camperón, y yo le veo alcanzarme el celular, con un mensaje, que decía, hola Andres, por favor cuídame a mi hija. Me entere que Lorena tuvo que irse, yo hable con ella, y Salí a su encuentro. Cuídala, ella come de todo. Besos.

  Me quede, mirándola, unos segundos, con los brazos en jarra, y estire mi brazo, diciendo campera, la nena se sacó la campera, la tome y me fui al vestidor a colgarla, la nena se quedo parada debajo de la lámpara, al regresar del vestidor, entro en  el living,  ohhh!!! Sorpresa, la veo, parada bajo la lámpara del living, y no pude más que mirarla, debió ser la luz, tanto, que volvi mi cabeza, para retener esas curvas, otra vez.

  Sí, me fui a la cocina, para preparar otra cosa, más contundente, y la nena se apareció, más simpática y desinhibida, remerita corta, pupera, colgada sobre dos pequeños senos, talle 85, pero redonditos, ¿te puedo ayudar en algo?, posando al mismo tiempo sus brazos sobre la isla, y parándose en puntitas de pie. La mire, fijo, ceñí el entrecejo, su cabello ahora estaba suelto, caía sobres sus hombros, y unos ojitos preciosos color miel.

Me di vuelta, ya la sartén estaba caliente, y me di vuelta, a tomar unos huevos, para el omelette, y ella me dijo, ¿quieres que te rompa los huevos?,

 La mire, para responderle, sí, porque no, dije, cáscalos, y ella, me pidió un bols, un batidor, y se paró a mi lado, mirándome de costado, me empujo levemente con su cadera,  yo le regrese el empujón, y ella volvió a empujarme a mí, y yo otra vez, la empuje a ella, y nos reímos, como niños, le entregue el lugar, y retrocedí, para que ella pudiera batir, los huevos, mientras yo me dispuse a esperar, no termine de acomodarme  sobre la mesada, y ella empezó a batir, y me quede pasmado, ese jeans, celeste, muy gastado,  tela casi traslucida, se empezó a sacudir, y a saltar de arriba abajo, como un salero. Y la  mire con mucha lujuria, mirada fija, y hablando de salero, ella dio vuelta la mirada, hacia atrás, me vio los ojos, miro hacia donde yo miraba, sonrió, y me dijo me alcanzas la sal, por favor, si, dije, como un robot, baje de la mesada, me puse en cuclillas, para buscarla, y ella como una niña inocente, retrocede, unos cincuenta centímetros,  para apoyar sus nalgas sobre mi espalda. Me quede quieto, si, fue un choque, pensé, me levante y me topé con mi cabeza contra sus pechos, ella se había dado vuelta, se agarró fuerte el pecho, y me di cuenta enseguida que la había golpeado, y le dije sin darme cuenta te pegue fuerte, querida, y pose mi palma sobre su pecho.

 Miro mi mano, y con tierna mirada me miro a los ojos. Deja sigo yo, No, déjeme a mí por favor, pero no me golpee más, ¿sí?, la mire fijo, y se comenzó a reír, como trinos de pajaros en primavera, prepare la mesa en la cocina, y me pregunto, ¿podemos cenar en el living? La miro, y digo, como se nota que Lorena no está, esto jamás pasaría. Si corazón podemos comer allá. Y lo que quieras, hoy sos la reina de la casa, lo voy a tomar enserio dijo.

   Fui, prepare la mesita del living, dos platos, gaseosa para ella, y cerveza para mí.  Fui a la cocina, y los omelettes ya estaban listos,  emplatamos, y ella tomo su plato, y marcho adelante, y yo atrás, mirándola. Sí, me preguntaba porque lo hacía. Pero lo seguía haciendo. Empezamos a comer, pusimos una serie, un poco elevada, pero, ella la entendía, nuestras rodillas se rozaban, ella pegaba aún más su pierna, junto a la mía, se notaba el calor, del momento. Yo tome una, y luego otra cerveza, y otra más. Tome tres. Y listo. Y ella me abrazaba, ante las escenas, de terror, yo no acostumbro a verlas, pero ella quería, ver, decía que yo le daba valor, la miraba sonreír, sus dientes blancos, su naris respingada, sus pechos se movían, y movían tras su risa, y yo mirándola, viendo sus rodillas, bajo esa tela desgastada, jeans roto.

    Ella poso, su codo sobre mi muslo, y se reclino sobre mí, yo le acaricie el cabello, ella tomo mi muslo, y sutilmente, con su uñita roza mi bulto, y eso, lo sentí, y ella también, y nos quedamos en silencio. Un instante. Trague saliva, y dije, a ver corazón, voy a juntar las cosas, así luego preparo tu habitación. Porque yo debo trabajar aun. Bueno dijo ella, saco su rostro de mi muslo. Y se corrió, el cabello, hacia atrás. Estuve, unos diez minutos, lavando los platos, ella en el living, deje de lavar, y mejor fui a armar el cuarto, prepare su habitación, y algunas frazadas,  ella, estaba en el living, le di aviso, tocando el hombro, y la lleve a su cuarto, vamos niña,  así te cambias y te acostas. Si dijo ella toda sumisa. Camino detrás de mí. Trayendo su bolso. Le mostré en donde estaba su baño, en suite,  y le di un beso en la mejilla, uno muy suave, y me despedí, descansa, le dije.

   Fui a terminar de lavar, y justo cuando estaba terminando, ella que entro en la cocina, ya vistiendo un hermoso short, muy corto, una perdición, marcando sus caderas. Imposible no perder la mirada, y sus labios se marcaban bien, ¿tienes pasta dental dijo ella?, ¿Qué raro que no haya? Dije. ELLA CAMINABA DELANTE MIO, CON SUS OJOTAS, Y ESE CULITO, QUE SE CONTONEABA DE DIESTRA A SINIESTRA. Llegue al baño, busque debajo, de uno de los cajones, y le di en mano la pasta, y ella me tomo los dedos, poso su mano sobre la mina y demoro en retirarla, ¿yo me preguntaba qué edad tiene esta niña?

  Me retiro, nos vemos, digo, y me fui al living, a trabajar,  y  Fernanda, regresa.  Andres, puedo quedarme un rato contigo, y se sentó al lado mío. Bueno le dije, y apenas yo estaba trabajando, ella poso, su pierna sobre la mía, juguetonamente, la mire de costado, luego poso su cadera izquierda, sobre mi muslo, la miro de costado otra vez, y ella mirándome, puedo sentarme arriba tuyo, ¿para qué? Dije, porque de acá yo no veo nada, lo que haces, me remata ella, bueno, remarque, un momento, porque después cada uno debe acostarse.  Si se subió con su short, sobre mi pierna, y yo trabajaba, y le sentía el perfume de su piel, le miraba detrás de su nuca, esos cabellos que huelen distintos, y ella me pesco cerrando los ojos, mientras sentía ese aroma, y se reclino sobre mi pecho, abrazándome,  al mismo tiempo y acomodo sus piernas para estar en el medio.

   Percibí que ya iba a perder la poca compostura, y le dije, bueno señorita, mejor que vayamos a dormir.  Apague la máquina, y la alce, y la lleve en brazos a la habitación, la deposite en su cama, me incorpore, y tome unas almohadas del ropero, y frazadas, y ella pregunto ¿qué no duermes acá?

 Nooo!! No ¡podríamos dormir!!!Bueno acostate ya, dije, me falta mi prenda de dormir,   bueno dije, te la pones, y te duermes.

 Me despedí, con un beso muy suave en la comisura de los labios, gracias dijo Fer, ¿Por qué? Dije, por este día, y como me trataste y en especial por este beso!!! ¿Qué edad dijiste que tenías? Pregunte, se rio,  pícaramente, y me aleje, volví sobre mis pasos, y dije, aunque me arrepentí casi enseguida de haberlo dicho, yo también lo disfrute.  y me fui al living, para armar un sofá cama, encendí el televisor, y me acosté, no pasaron 20 minutos, cuando, Fernanda volvió, con su prenda de dormir, una remera blanca cortita, que le llegaba apenas a las nalgas, sus piernas eran preciosas, torneadas, unos machucones, de alguna caída mientras jugaba, seguramente,  me incorpore, y me senté. ¿Necesitas algo?, si Andrés, tengo miedo, no puedo dormir, claro, dije, tanta película de terror, bueno siéntate un rato. Se sentó a mi lado, y luego pozo su cabeza sobre mi hombro, bajo a mi pecho, vi que doblaba sus piernas en posición fetal, y se frotaba, para darse calor, estire mi mano, y con mis dedos, medí su tobillo para ver si estaba fría, los subí por su pantorrilla, ella tenía su manos entrelazadas debajo de su rodillas, rodee su pierna, y tome su tibia, ella exhalo, trato de bajar lo más posible su remera, eso me freno un poco, pero, sus pezones sobresalían ahora debajo de su remera estirada, y ella elevo su cabeza, me miro a los ojos, observo  su pecho,  a lo que yo estaba mirando, y soltó suavemente su remera, y una de sus manos, la llevo a mi muslo, lo apretó con su mano,  el gatito que ablanda el almohadón,  para acomodarse ahí, llevando su mejilla a mi pierna, yo estaba tapado, ella no podía saber cómo me encontraba yo debajo, le acaricie la cabeza, y luego el hombro, y antebrazo, ufff le dije, debes ir a acostarte, tienes el brazo frio. Un ratito más, ¿me podes tapar? Con tu frazada, mire mi mano que tenía en  su tibia, y comencé a subirla para arribar sobre sus rodillas, yo note que ella miraba mi mano, y ahí fue que abrió sus piernas un poco, solo un poco, para que mis caricias sigan su ascenso, comencé a subir mi mano, aprecie la redondez de su rodilla, acaricie, ese racimo de cascarita casi a punto de desprenderse, casi secas, toque y presione un poco con las yemas de mis dedos, subí un poco más, por su muslo, recogiendo la tela de su remera, a mi pareció, como una pieza de papel crepe, tome su muslo con toda mi palma, como el artista que moldea una pieza de arcilla en sus manos, seguí desprevenido impune avanzando, hasta casi tocar sus abductores,  había más humedad, y oscuridad, así que con mi otra mano levante el pliegue de tela, para saber, y ella se tapaba la boca con su mano, de uñas mal pintadas de lila, y subí sutilmente un dedo, por ese pequeño canal, que me brindaba su bombachita rozas con lunares  blancos,  ella para este instante era como una hoja seca en  suelta en la tormenta, temblaba, y al ver eso quite mis dedos de  ahí  y bueno, corrí la frazada, para que ella se tape, y no viera como estaba yo

 Ella corrió sus brazos y se agarró de mis piernas, y las descubrió, sin pijama, descubrió mi piel, y me acaricio la rodilla. Che le dije, no te pases, y se rio, pícaramente.

  Yo sospeche que esto estaba mal, pero, el aire, era raro, seme cortaba la respiración, ella tomo mi brazo, y lo metió dentro de la frazada, sobre su codo, y me dijo tú también tienes los brazos fríos. Deje el brazo apoyado con la mano colgando, como quien teme tocar o romper algo frágil y ella me agarro los dedos, y jugo con ellos, entrelazándolos con los suyos, y luego, dio vuelta su cabeza, para mirarme, y se puso derecha mirando al techo, apoyando más arriba su cabeza casi en mi ingle, mi mano ya recayó, sobre su pecho, y su nuca, sobre mi verga, tomo mi mano, y la apretó contra su seno, mirándome a los ojos  y yo concentrado para que mi verga no endurezca. Tomo mi mano, la deslizo sobre su pecho, estomago, y vientre, la dejo ahí, mirándome entre curiosa y desafiante por su entrecejo, y la volvió a tomar a mi mano, y salto, su hermoso monte, y la coloco sobre su muslo. Respire tranquilo, es más volví a respirar, y ella sonrió.

Y no lo pude evitar el morbo me superaba,  y mi verga endureció, y ella se dio cuenta, y luego inclino su cabeza, poniendo su mejilla izquierda, sobre mi bulto, mirándome a los ojos, mi mano, abandono su muslo, para depositarse sobre su cadera, Fernanda acomodo otra vez su cara, y sus labios quedaron sobre  la tela de mi bóxer, humedeciendo mi verga, yo la mire, y le acaricie la cabeza llevando hacia atrás su cabeza, retirándola del sector de tensión, la acaricie de otra forma, si, lujuriosamente, coloque mis dedos detrás de su nuca, nos mirábamos fijos, y mi mano la deslice por su pierna, por toda la extensión, ella cerro los ojos, abriendo la boca, como sumida en un ensueño, le acaríciela rodilla con mas firmeza , baje en forma circular, y volví entre sus muslos, y como apretaban, deslice uno, para que una de sus piernas quedara doblada sobre la otra, Fer, se mordía los cabellos, y seguí subiendo por sus muslos, hasta llegar a su entrepierna,  y ahí, clave mi dedo índice, sin ánimo de quitarlo esta vez cuan largo es, cavando en ese trazo exquisito, apoye al mismo tiempo mis dedos de la mano sobre su nuca y la lleve a ella contra mi verga, me miro, entre curiosa y asustada, tome su brazo derecho, y lo lleve hacia mi verga, para que ella lo tocara, y luego agarre sus dedos otra vez, para que sintiera el calor, y las venas, y ella trago saliva y lo agarraba, mirándome con sus ojos grandes, baje mi mano nuevamente, agarrándole los glúteos, y volví más rápido ahora sobre su labios, y los enjugue, los hice mojarse, ella movía su pelvis, mientras mis dedeos hurgaban entre sus labios, y me agarraba la verga con más fuerza.

Deje de tocarle los labios, y lleve mi mano hacia donde estaba ella, y tome mi verga, y la saque del bóxer, y la doble hasta sus labios,  se los pose y presione un poco más fuerte, deslizando mi carne por sus líneas húmedas y ella fue abriendo lentamente. Empuje de nuevo contra sus dientes, y hacia que enjugue su boca, quela desee Y le metí la verga, hasta donde pudo abrir, el resto quedaba afuera.  Saque y puse así unas 15 veces, le dije que saque su lengua, y le deslice mi verga, hasta que toco mis testículos, y me miro confundida, chúpalos le dije, me miro, y los chupo y jugaba con ellos y su lengua.

Hice que me la chupe. Mas desesperadamente y ella recogía su saliva, estaba en trance, pero muy activa,  Baje mi mano y le acaricie la argolla. Ella chupaba más y más, se desesperaba.  Luego, me levante, ella me vio la verga desde abajo, y trago saliva, y me puse entre sus piernas,  con una rodilla en el piso,  le acaricie las rodillas de ella, sus pantorrillas, se las abrí, y me metí entre los pliegues de la bombacha y su piel.  y se la quite, ya me empapada, y me metí entre las mismas, y bese, bese, metí la lengua, y seguí chupando, ella se sentía rara, se contoneaba, y se desesperaba tenia contracciones, y mi lengua a full. Me levante, me acosté, contra la pared, del respaldo del sillón, o sofá, y a ella le hice que se acueste delante mío, dándome la espalda. La tome de la cadera, y la hice que se aproxime.  Y mi verga se fue apoyando sobre sus glúteos, y a ella ahora se le cortaba el aliento.  Y la besaba en la espalda,  mientras le acariciaba sus senos y le di vuelta el rostro, para comerle la boca,  y se  la comí, y seguí con mi verga, empujando,   hasta que sentí un quejido pequeño de Fernanada. Y seguí, metiendo, lento, muy lento.  Ella jadeaba,  me detuve, me levante, y ella dijo no me dejes, me sonreí, y corrí a la recamara, tome vaselina, y volví, respiraba profundo, y cuando se descuidó, volví a embestir, y ella, dijo, no, no no porqueeeeee!!  ahhhggg no,no no así no. Ahhhh si,  ay, ay ay y luego, ya no me duele, ya no me duele más, ¿quieres más? Dije,  y ella curiosa respondió si,  métemela vas a pedir después. No, dijo ella, ahora, siempre soñé contigo, siempre,  la mire fijo, la tome suave de sus caderitas,  La puse boca abajo,  ella me miraba y quería preguntar, relájate, le dije, esto es lo mismo, pero de otra forma, y ella doblaba sus piernas. Cuando yo la embestía. Un acto reflejo Al final de todo.

 En esa noche, le acabe en el culito, me pidió más, pero en su boca  a ella parecía gustarle, no  decía mucho, se tocó la cola con una mano, y con sus dedos en su rajita desflorada,  que ya no era chiquitita  y ya no era, algo inocente YA NO MÁS EN ELLA, se notaba en su mirada, seguía moviendo su pelvis, como  en trance, ese néctar, lo llevo a sus labios,  tome mi verga, la limpie, y luego se la lleve a los labios, abrió su boca, como esperando y el otro chorro se lo deje dentro. La mire como jugaba con su lengua, Quedamos abrazados, dormitando y acariciándonos,   Yo sabía que ella quería otra entrega, ella quería ser mía. Pero, increíblemente era una nena. Para mí.   Así que quedamos en seguir… nos quedaban nueve días. CONTINUARA…

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