Por

Anónimo

junio 21, 2017

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GUERRA DE ALMOHADAS

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Me llamo Tina. Mido 1,62. Soy delgadita, morena, de ojos negros, pelo largo y tengo las tetas pequeñas. Os voy a contar como dos de mis amigas y yo perdimos la virginidad.  

Fue el pasado viernes. Mis padres se habían ido de fin de semana a Londres. Mis amigas, Rosí y Mari, gallegas como yo, y compañeras de clase, habían venido a dormir a nuestro chalet

Rosi, que mide 160, es rubia, delgadita, de ojos azules, pelo largo, y que tiene las tetas pequeñitas como las mías, había traido dos botellas de Albariño y Marí, que mide 170, es morena, delgadita, de pelo corto, y tiene las tetas grandes, había traido dos botellas de vino tinto del país.

Pedimos dos pizzas y comenzamos la fiesta.

-¿Qué vino abrimos? -les pregunté con el abridor en la mano.

-El tinto. Da menos palo – dijo Mari.

 

¿Menos palo? Menos palo daría una sola, pero después de beber las dos botellas, estabamos de un contentillo que no vean.

-¿Tienes algo por ahí para picar, Tina? -me preguntó Rosi.

-¿Algo qué tire por el vino?

-Si tira por él, mejor.

-Bacalao. Hay una hoja de bacalao salado en la cocina.

Casí nos comemos el kilo y pico de bacalao. El Albariño voló, y con él nuestra cordura. Cogimos un pedal del 10. No tuvimos más remedio que darnos una ducha de agua fría, juntas. 

Ya en la ducha.

-¿Quieres qué te enjabone? -me preguntó Rosi.

-Eso, ella que te enjabone y yo te quito el jabón con el agua a presión de la alcachofa -dijo Mari.

No parábamos de reirnos. Me empecé a poner cachonda, y dejé de reír, al enjabonar mis tetas. Y cuando pasó su mano enjabonada por mi almejita, casi me corro. Rosí, lo notó.

-¿Te gusta? 

-Si te digo que no, mentiría.

Llegó Marí, con la alcachofa, y roció a Rosi, en la cara. Rosí, se fue a por Marí, la cogió por detrás. Con sus manos enjabonadas acarició sus tetas, y al poner la mano sobre su almejita, se encontró con algo que no esperaba.

-¡Mira esta, si está mojadísima, y no es de agua!

-¡A saber cómo estás tú! -le dijo Mari.

Estaba tan mojada como yo. Lo supe por que le metí mano, sin que me viera Mari.

Creo que las tres teníamos en mente lo mismo, pero aquel no era en lugar adecuado. Acabamos de ducharnos, ya más serias. Nos secamos. Nos tapamos con una toalla, y fuimos para la habitación de los huéspedes, que tenía camas gemelas.

-Hay que juntar las camas si queremos dormir juntas -les dije a mis amigas.

Quitamos las sábanas y la colchas y juntamos las camas. Nos quitamos las toallas que traíamos del baño y nos pusimos las bragas y los picardías.

-Esperad que ahora vengo – les dije.

Volví al rato con la almohada de la cama de mi habitación. Me subí a la cama, donde estaban ellas echadas.

-¿Ya tenemos almohadas, para qué quieres esa? -me preguntó Mari.

-¡Para esto! -comencé a darles con la almohada.

-¡Guerra de almohadas! -exclamó Rosi.

Nos dimos de lo lindo, hasta que, estando yo echada, Mari, me besó. Yo, rodeé su cuello con mis brazos, y le devolví el beso. Rosí, se echó a mi lado. Mari, la besó. Yo, besé a Mari. Poco después. Rosí, estaba entre mis piernas, haciéndome un delicioso cunnilingus y masturbándose, mientras, Mari, besaba y acariciaba mis tetas. Mis jadeos, debían estar poniendo más y más cachonda a Rosi, ya que parecía que me quería devorar la almejita. Mis ojos se comenzaron a nublar. Mari, los vio, y le dijo a Rosi.

-¡¡Sigue, sigue, que se corre!!

-¡¡Y yo con ella!!-le dijo Rosi.

Rosí, comenzó a correrse y chupó mi clitoris con fuerza. Era como si le estuviera haciendo un chupón. Me corri como nunca antes me corriera. Mi aguadilla se vertió en la cara de Rosi, mientras, el placer que me estaba matando, fue subiendo, subiendo y subiendo, hasta que fue tan fuerte que solté un alarido.

Cuando volvimos a abrir los ojos vimos que Marí, estaba colorada como una grana. Seguro que si no se corría, reventaba.

-Prepárate – le dije.

Me metí entre sus piernas, y ¡Sorpresa! Sólo con poner mi lengua en la entrada de su almejita, se corrió, con una dulzura, con una lentitud, que parecía, si no fuera porque tenía los ojos en blanco, que estaba en fase de calentamiento.

Cuando Mari, acabó. Rosí, me miró, puso un dedo en los labios, pidiéndome silencio, y desnuda, fue hacia la puerta del cuarto. La abriió, y allí estaba mi hermanastro, Jose, con los ojos cerrados, la polla en la mano y la leche empezando a salir de ella.

-¿No prefieres echar un buen polvo? -le preguntó Rosi a Jose.

El susto que se llevó mi hermanastro, fue de los que hacen historia, pero eso no evitó que se siguiera corriendo.

Era su día de suerte. Lo desnudamos. Rosi, se la chupó hasta que aquel pollón volvio a estar en todo su esplendor. Marí y yo. primero lo besamos y despues, por turnos,  le dimos las almejita a comer. Se la estaba comiendo a Mari, y…

-¿Quien quiere ir de primera? -preguntó Rosi.

-¡¡¡Yo!!!! -exclamo Mari.

Marí, subió encima de mi hermanastro. Rosi, le puso su almejita en la boca. Yo le cogí la polla y se la llevé a la entrada de la almejita de Mari. Mi hermanastro. empezó a metérsela. Primero, la puntita y después, el resto, muy despacito. Entraba muy apretada.

-¿Te duele? -le pregunté, por saber lo que se sentía.

-Un poquito, pero vale la pena.

-¿Has bebido alguna corrida de mujer, Jose? -le preguntó Rosi, a mi hermanastro.

-Ni de mujer ni de hombre.

Mi hermanastro, se la metió toda a Mari, Marí, comenzó a gemir. Rosi, también gemía. Yo llevé la mano a mi almejita. La primera en correrse fue Mari. Una corrida brutal y escandalosa. Rosi, no se corrió en su boca. Cuando Mari, se sacó de encima, se subió ella.

Le entraba tan apretada como le entrara a Mari, pero estaba tan excitada, que le entró toda sin sentir nada de dolor, lo que sintió, y tuvo,  fue una corrida grande como un océano. Después de correrse, quería seguir, pero me tocaba. Quería ser la que hiciera que se corriera mi hermanastro. Poco después de habérmela metido, mi cuerpo se empezó a derretir como un helado bajo el sol. Tres veces me derretí, pero al final lo conseguí, conseguí sentir los latidos del pollón de mi hermanastro al correrse dentro de mí,

Acabamos desvirgadas, pero siendo felices como nunca antes habíamos sido.

Y aqui acaba mi relato. Espero que les haya gustado.

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2 respuestas

  1. nindery

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