julio 16, 2016

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La jefa

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Mi historia comenzó hace un par de años cuando acepté un puesto en una pequeña firma de contadores. Al principio todo parecía ir de maravillas, un ambiente agradable de trabajo, compañeros colaboradores y una jefa (la dueña de la firma) que era una mujer agradable y aparentemente muy comprensiva.

 

Con el pasar del tiempo, la economía del país fue decayendo y comenzaron los problemas financieros en la firma, muchos compañeros comenzaron a irse en busca de mejores oportunidades salariales y poco a poco nos vimos reducidos a unos cuantos. Además de los problemas económicos, Ginett (la dueña de la firma) también tenía problemas maritales en casa, según los chismes de pasillo, la mujer tenía tantos cuernos que con dificultad pasaba por debajo de las puertas sin quedarse atascada. Esta situación la transformaron en una mujer amargada e intolerante que por cualquier razón gritaba e insultaba.

 

Pase varios meses buscando otras oportunidades, pero como todo país en crisis hay muy pocas oportunidades para cambiar de trabajo, así que no me quedó otro remedio que seguir aguantando y tratar de esquivar a la loca cuando tenía malos días. La situación se tornó insostenible pues cada día había menos personal en la firma y Ginett comenzó a recargarme de trabajo; aumenté mi jornada laboral de 8 horas diarias a 10 para tratar de mantener al día mi trabajo por lo menos mientras conseguía alguna otra cosa. Ginett comenzó a darme los peores trabajos y a recargarme cada día más y más de trabajo; al punto en que ya no podía mantener mi trabajo al día y por supuesto comenzó a gritarme; cometí el gran error de no darle su parado en el momento, pero siempre he sido un hombre que prefiere discutir sólo cuando puedo ganar una discusión.

 

Poco a poco la situación comenzó a ponerme de mal humor, ya vitar a Ginett no era posible y tuve la impresión en más de una ocasión que ella parecía disfrutar de la situación, cada vez las discusiones eran más frecuentes sobre todo los días lunes y eran peores cuando habían fines de semana largos. Comencé a pensar en que la frustración sexual que tenía con el marido la pagaba conmigo y eso me llenaba de ira, cada día sentía más y más rabia en mi ser pero tenía que aguantarme hasta poder conseguir otro empleo conque mantenerme.

 

Un día viernes quería irme temprano, así que llegué mucho antes de la hora al trabajo y menuda sorpresa, ella estaba allí, me miro y me dijo – vaya, que haces aquí antes de la hora? – la miré fijamente y le dije – nada, quiero terminar el trabajo de hoy a tiempo porque quiero irme temprano al cine – y proseguí a mi puesto de trabajo. Ese día trabajé lo más rápido y eficiente que pude, mi meta era salir temprano porque realmente necesitaba ese momento de relax que sólo el cine me brinda. Cerca de las dos de la tarde terminé el trabajo que se necesitaba con urgencia y se lo llevé y ella sólo lo vio y lo tiró en el escritorio y dijo en forma despectiva – vaya, ya era hora pero necesito la cuenta Méndez – Gimón también para hoy antes de que te vaya. Sentí la ira recorriendo mi cuerpo y sin percatarme tenía los puños apretados, quería renunciar en el acto y mandarla a la mierda, pero decidí respirar profundo y regresar a mi puesto de trabajo a ver que podía hacer. Esa cuenta no se necesitaría hasta fin de mes y apenas estábamos a mitad de mes, así que pensé en sentarme trabajar en la cuenta y aprovechar cualquier descuido a la hora de la salida para escabullirme.

 

Avancé todo lo que pude en la cuenta y a las 5 de la tarde cuando comenzaron a irse los primeros Ginett me llamó a su oficina y cuando entré me tiró los papeles de la otra cuenta y me gritó de muy malas pulgas –esa mierda no sirve, está llena de errores, arréglalo que eso hay que entregarlo hoy – quería matar a la perra, porque esperar hasta último minuto para revisar el trabajo y hacerle cambios pendejos pero que me llevarían horas en cambiar era una gran putada. Lleno de ira levante los papeles y los lleve y comencé a trabajar lo más rápido que podía, quería salir de allí antes de matar a la muy perra. En fin, pasaron las horas y ya era muy tarde para ir a ningún lado. Cerca de las 8:30 logré terminar las putas correcciones y se las llevé de nuevo, las coloqué en su escritorio y le dije – todo está corregido, me voy – al oírme frunció el ceño y tomó los papeles y comenzó a revisarlos mientras yo recogía mis cosas. A estas horas ya todos en la oficina se habían ido hacia horas… estaba seguro que ya no había nadie en el edificio entero a esas horas un viernes. Mientras terminaba de recoger pensaba en que la muy perra sólo pidió los cambios para joder ya que ella nunca pedía los trabajos en un formato distinto al acostumbrado pero me traté de calmar pensando que al menos en dos días no la vería más.

 

Oí un grito detrás de mí y era ella, me decía – esta mierda no sirve inútil de mierda – y me tiró los papeles en la cara, sentí que la ira me recorría el cuerpo así que le iba a gritar que agarrara su empleo y se lo metiera por el culo porque eso no iba a tolerarlo, cuando ella se acercó con los pocos papeles que le quedaban y me grito –sólo un maricón poco hombre puede hacer un trabajo tan mal hecho – al oírla la furia se apoderó de mí, el que me gritara era algo que había podido manejar hasta ese momento, pero que me llamara maricón hizo que perdiera completamente los cabales. La sujeté por los cabellos de la nuca con mi mano izquierda y tiré de los cabellos de ella hacia un lado y luego hacia el otro, mientras que con la mano derecha le di una bofetada y le grité – como me llamaste grandísima perra? Acaso puta barata me llamaste maricón? – esta reacción era algo que ella no se esperaba, estaba acostumbrada a gritarnos a todos y todos nos quedábamos callados, pero ella traspaso el límite por mucho esta vez. Después de la bofetada ella quedó como aturdida y comenzó a tartamudear, apenas logró decir – yo… yo… no quise… – ya la ira se había apoderado de mí y al oírla tartamudear sólo se revolvió la ira en mí y le di otra bofetada con la mano derecha y le grité – ahhh no querías? Yo creo que si querías grandísima perra, así que piensas que soy un maricón? Pues te voy a probar que soy realmente – tiré de los cabellos de ella hacia mí y hacia abajo mientras que con la mano derecha comencé a bajarme la bragueta del jean y mirándola le dije – ahora vas a chuparme la verga porque sólo para eso sirven las zorras como tú, te gusta humillarme puta? Ahora es mi turno – me saqué la verga mientras tiraba de los cabellos de ella hacia mi verga y comencé a restregársela en la cara pero ella se resistía usando sus manos para alejarse de mí y me decía –no… no… lo siento, perdóname – el hecho de que aún tartamudeaba me hizo pensar que aún no salía del shock por mi reacción; le dí otra bofetada y tiré de sus cabellos para acercarla hacia mi polla y le dije – vamos perra abre esa boca, que te vas a chupar mi verga para que veas cuan maricón soy!! – le puse la polla en los labios y le solté otra bofetada y esta vez ella abrió la boca y yo aproveché para hundirle mi polla hasta los huevos en la boca. Comencé a meterle y a sacarle la polla mientras ella apoyaba sus manos en mis caderas como queriendo resistirse a lo que yo le hacía y le dije – así que te gusta humillarme? Querías joderme la salida de hoy? Pues bien perra ahora voy a darte lo que te mereces por perra.

 

Seguí bombeando mi polla ya endurecida en su boca una y otra vez mientras le decía – cuidado con morderme perra, porque te saco los dientes a trompadas – le hundía la polla lo más profundo que yo podía en la boca hasta tocarle la campanilla y se la dejaba un par de segundos provocándole arcadas para sacarle la polla y enterrársela de nuevo de una sola embestida, lo más rápido y profundo que podía. Mantuve sus cabellos sujetos con firmeza para guiarla mientras la follaba en la boca mientras sus lágrimas se deslizaban por las mejillas y le dije – ahhh ahora si lloras perra? Cuando me insultabas no llorabas, ves ahora cuan marico soy? – tire de su cabeza hacia atrás para sacar mi polla de su boca y le dije – ahora me vas a chupar la cabeza del pene, primero unos besos y después vas a usar tu lengua mientras te lo vas metiendo en la boca y lo vas chupando – atraje la cabeza hacia la punta de mi pene y me quede viéndola, ella me miro y con dudas comenzó a besarme la polla, primero en la cabeza y después por los costados para de nuevo regresar a la cabeza y comenzó a chupar lentamente mi polla usando su lengua mientras succionaba. Le dije –yo sabía que eras una buena puta que necesitabas ser follada con urgencia y eso te voy a dar para que vuelvas a llamarme maricón – mientras ella seguía chupándome la polla tiré de los cabellos de ella y le enterré la polla completa en la boca lo cual le ocasionó arcadas pero la obligué a quedarse así un par de segundos para luego soltarla.

 

Ella cayó al suelo de espaldas a mí, mientras aún tenía arcadas, la tomé de nuevo por los cabellos y le dije – ven acá grandísima puta, aún no termino contigo – la arrastré desde mi escritorio hasta la oficina de ella llevándola sujeta de los cabellos de la nuca, sin dejarla levantarse; porque cuando lo intentó le dije – no señor, las perras no caminan en dos patas, tú vas a ir en cuatro patas como la perra que eres – de esa forma la lleve en cuatro patas hasta su escritorio, allí tiré casi todo lo que ella tenía en el escritorio al suelo y tiré de sus cabellos para luego obligarla a ella a recostarse boca abajo en el escritorio y sollozando me decía – perdóname, fue la rabia del momento, el estrés, no vuelvo a llamarte maricón otra vez, no me hagas daño – la coloqué boca abajo en el escritorio y me coloqué detrás de ella; abrí sus piernas con las mías y le solté una nalgada con todas mis fuerzas y le dije – cállate grandísima puta que bastante disfrutaste humillándome, ahora es mi turno de descargar la rabia que yo tengo acumulada por todas las humillaciones que me has hecho, te voy a dar lo que tu marido no te ha dado – le dí otra nalgada y le tire de los cabellos de la nuca para obligarla a levantar la cabeza hacia e techo para que su cuerpo se curvara y levantara el culo. Con la mano que tenía libre le subí la falda y dejé expuesto aquel culo en el cual se perdía el pequeño hilo. Le acaricié el culo mientras ella seguía sollozando – detente por favor, no lo hagas – y le dije – tú no te detuviste, siempre has disfrutado joderme sin piedad y ahora quieres que te deje sin tu castigo? Ahora te voy a dar lo que me pedías a gritos y yo no entendía – le di una nalgada y luego usé mi polla para comenzar a pasarla lentamente por las nalgas de ella, dibujando pequeños círculos y llenándola de mi líquido preseminal.

 

Después de recorrer sus nalgas, pasé mi polla por su culo y comencé a hacer presión sobre su culo mientras ella sollozaba – no… no… lo siento no lo haré de nuevo – y le dije – claro que no lo harás nunca más porque ahora vas a saber que hay consecuencias perra – bajé mi polla hacia su entrepierna, y comencé a pasarle la polla de arriba abajo por la rajita, y cuando menos se lo esperaba la penetré de una sola embestida, lo más rápido y profundo que pude. Cuando la penetré me sorprendió ver que ella estaba muy mojada, la muy perra estaba excitada por lo que yo le hacía, quizás era la falta de macho lo que la tenía así o sencillamente necesitaba sentirse una perra sumisa. Comencé a penetrarla una y otra vez muy lentamente mientras le susurraba – ahhhh perra, estas muy mojada y caliente para no gustarte lo que te hago – reí y añadí – así que después de todo esto era lo que querías? – reí mientras comencé a acelerar el ritmo con que la penetraba. La sujete por una de las muñecas y le lleve el brazo a la espalda mientras la seguía follando cada vez más y más rápido, disfrutando del sonido que se producía cuando mi vientre chocaba contra sus nalgas. Disfrutaba de tenerla así, sobre el escritorio, con la espalda arqueada mirando hacia el techo mientras sostenía sus brazos en la espalda y la follaba como un desesperado. Seguí entrando y saliendo de su conchita caliente y húmeda hasta que estuve listo para acabar y llenarla de mi leche, y le dije – ahora te voy a dar toda mi lechita pero no eres digna aún de tenerla adentro – cuando estuve a punto de acabar, la penetré lo más profundo que pude, cerré los ojos, mientras le apretaba los cabellos y la muñeca,  y saqué mi polla para dejar correr mi leche en su culo y su espalda. Disfruté deliciosamente de mi corrida y respiré profundamente para luego abrir los ojos y tomé mi polla para comenzar a limpiarme en el culo y en las piernas de ella.

Guardé mis polla mientras ella se tiró en el suelo sollozando sin decir nada y comencé a arreglarme la ropa, pensaba en las consecuencias de mis actos pero ella se lo había ganado a pulso y yo aún sentía que no había terminado con ella; la miré y le dije párate perra, vamos a salir porque aún no he terminado contigo – su rostro palideció cuando me escucho y tartamudeando – pe.. pe.. pero ya hiciste lo que querías… – sonreí con malicia y le dije – acaso crees que todo este tiempo que me has estado jodiendo se arregla con una simple follada? – la miré sonriendo con malicia y le dije – aún no comienzas a pagarme por todo lo que me has hecho, párate, quítate las bragas y dámelas vamos a ir a tu casa para comenzar con tu castigo – sus ojos incrédulos me miraban y cuando fue a rebatir lo que le decía levante la mano como si fuera a darle otra bofetada y solamente se cubrió y se quedó. en silencio mientras se levantaba del suelo. Miré con agrado cuando después de pararse se quitó las bragas y me las entregó, recogió sus cosas y se detuvo delante de mí. Sonreí y salimos del edificio rumbo a su casa, pero esa es otra historia.

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2 respuestas

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