Por insistencia de mi esposa contratamos una empleada. Ella era una muchacha agradable y tranquila, tenía un par de tetas grandes, un culo normal, una cara agradable.

Mis problemas empezaron cuando una tarde que estaba solo encontré un video en mi escritorio, tenía una pequeña nota para que lo viera, pensé que era de mi esposa, que es una mujer preciosa de muy buen cuerpo y con la que disfrutamos mucho de nuestra vida en pareja.

Lo puse, mi sorpresa fue mayor cuando vi que era un video mio y de mi esposa teniendo sexo, me quede perplejo, como de donde, al final solo había un mensaje, no debía mencionar de este video a nadie ni a mi esposa.

Pasaron los días y seguía inquieto, mi esposa me notaba raro y comenzamos a tener problemas. Para tranquilar un poco las cosas mi esposa salió de visita donde sus padres un fin de semana. Me quedaba solo con mi empleada.

En la mañana me sirvió el desayuno, la sentí «rara», en la tarde mientras leía en mi escritorio vino y me entregó un video, sin decir palabra. Supuse lo que pasaba, quise decirle algo pero me pidió que viera ese video.

Aparecía mi esposa masturbándose frente a la computadora, automáticamente recordé ese día, yo estaba de viaje y «conversaba» con mi esposa por chat.

– Que quieres por los videos.

– Placer.

– Tu estas loca.

– No, solo deseo que me haga suya.

– No puedo hacerlo.

– Bueno entonces prepárese para verse por internet.

– No hay otra forma de solucionarlo.

– No, lo que pido es simple, ser su amante.

– Mi esposa no debe saber de esto.

– Tranquilo de eso me encargo yo.

Acaso tenía opciones, asentí y le dije que como lo haríamos.

– Tengo varias fantasías, y nos sobra tiempo.

Se desnudo en ese instante, debo reconocer sus tetas en verdad eran impresionantes, su cuerpo era muy blanco y contrastaba deliciosamente con sus pezones oscuros y su pubis muy negra.

Se acercó y por instinto empece a acariciarla, su concha estaba muy húmeda, por venganza comencé a meterle los dedos de una manera salvaje por la concha y el culo, la perra lo disfrutaba. Se notaba que lo había deseado mucho que se corrió en mis manos.

Yo para ese momento estaba muy excitado, desea cogerla y dejarme chantajear. Ella se dio cuenta y se separó y me dijo que era suficiente, yo protesté. Ella me dijo que podríamos continuar luego.

Llegó la cena, la perra vino semi desnuda y yo estaba a reventar de la excitación. Me sirvió el plato y se quedó a mi lado acariciándose yo quise tomarla, la muy perra no se dejó.

Yo no soportaba más y la iba a obligar cuando sonó mi teléfono, era mi esposa. Empezamos a conversar lo elemental. Ella quería «jugar» como siempre lo habíamos hecho. No sabía que excusa poner. Mi empleada me dijo susurrando que lo hiciera.

Fui a mi cuarto y prendí mi computadora, iba a poner el video cuando mi empleada entro con la cámara en la mano, tuve que mentirle a mi esposa que esta estaba dañada, ella insistió en que la viera y oyera mientras se masturbaba.

Empezó, yo estaba muy excitado y mi empleada alzo el volumen y se recostó en la cama a oir como mi esposa se masturbaba para mi, no pude soportar me abalance sobre mi empleada y comencé a tirármela, la voz de mi esposa era exquisita para coger y tener a mi empleada a mano fue fabuloso.

Mi esposa terminó, y yo seguía con mi empleada. Retomé la conversación aún muy caliente. Tuve que mentirle nuevamente a mi esposa para terminar la conversación, ella se despidió muy cariñosa como siempre.

Mi empleada se había seguido masturbando mientras tanto, yo retome lo que estaba haciendo lo hacia con furia y desprecio, le abrí las nalgas y le destroce el culo, la muy perra lo disfrutaba.

Me vine en su boca, le hice tragar hasta la última gota de mi leche, ella la tragó complacida, me limpió la verga a lengüetazos y se marchó sin decir palabra.

Mi esposa regresó y en teoría la paz a mi hogar, hasta hoy que volví a encontrar un video en mi escritorio…