
Por
Anónimo
LA PERDICIÓN SEXUAL DE LA NIÑA ANGIE (2)
Bueno, teniendo 8 años y 10 meses de edad, y después que ese chico de 17 años me hiciera el amor; por primera vez, en Concepción, yo sentí que había hallado lo que tanto había querido: Culiar, culiar con los hombres.
El ambiente en que yo nací y crecí giraba alrededor de la droga. En Chile, vivir en esos barrios significaba mucho, porque te marcaba. Y me marcó también a mí.
Y la manera en que me marcó a mí, vivir en ese ambiente, fue sobre todo en el sexo. Es que cuando yo cumplí 8 años, parecía una mujer grande. Mi cara es bien bonita, y de mi cuerpo ni se diga. A esa edad yo era muy despierta, pero como era bien loca, andaba solo riéndome, mirando a los chicos, y metiéndome en las tardes a ver solita mis revistas porno, que por aquí se consigue moviendo los dedos. Yo, concentrada miraba a los hombres en esas fotos, sus cuerpos desnudos, y esas lindas vergas, y soñaba despierta culiando con uno de esos hombres. A esa edad ya me sentía mujer, me excitaba viendo mi cuerpo, me paseaba imaginándome estar sin ropa en una pasarela, y lo que yo en realidad quería ya, era ser culiada.
Después que ese lindo chico de 17 años se llevó mi virginidad, me sentí como libre, y sentí el deseo, y la necesidad de portarme sexualmente como una mujer grande. Quería sonreírles, seducirlos, mostrarles que yo ya era una mujer, y hacerles ver que podían desearme sin problemas, conquistarme, y culiarme las veces que quieran.
A los pocos días, un patrullero de la policía, después de rondar un buen rato por el barrio, llegaron y entraron a la fuerza a la casa, y después de buscar, hallaron un saquito con droga, y se llevaron a mi abuelita hasta fuera de la casa, al interior del patrullero.
Yo, sin estar asustada, sentí lo que debía de hacer, y me acerqué a los policías preguntando por el jefe del operativo. Lo llamaron y el vino. Yo, sonriéndole con seducción, le pasé la mano por detrás de su nuca, me acerqué dándole un beso en el borde de sus labios, y mirándolo a los ojos le dije: �¿Quieres venir conmigo dentro de la casa? El policía, después de mostrarme una cara de incredulidad, se sonrió con gusto, mientras me apretaba mi nalga con sus dedos.
Lo hice pasar a mi dormitorio y le pedí que se siente en la cama. Luego, me empecé a sacar lentamente mi ropa, quedando desnuda delante de él. El me miró con un deseo muy grande, y me dijo: �Oye niña: Eres muy despierta, y lindísima. Me gustan tus piernas curveaditas y gordas� Ya eres grande. ¿Me trajiste aquí para culiar conmigo?�
�Si� Le dije, �pero si después de eso�usted suelta libre a mi abuelita�
�Descuida mi amor, la voy a soltar. Ahora�ven acá�
Y el policía me apretó y me dio un beso en la boca. Y después de soltarse, me volvió a besar como si yo fuera una puta. Yo, cerrados los ojos lo besaba, con un poco de miedo. Después de acostarme en el filo de una cama bien alta, se puso de rodillas. Yo sentí su lengua caliente, entrando y saliendo de mi pequeña vagina. El abría la boca, y la cerraba, mordiendo, acariciando con sus labios mi rajita. Sentía que me ardía y me palpitaba en medio de mis piernas.
El se puso de pie, y mirando para los lados, se sacó el pantalón, y puesto al frente mío, se cogió la verga con sus dos manos, y moviéndola de arriba hacia abajo, me la mostró; con una sonrisa de sádico dominante. Yo, acostada en el filo de nuestra cama, sentí sus manotas debajo de mi espalda que me elevaban, a la altura de esa verga. Después de elevarme un poco más, el policía me beso con ansia en los labios, mientras me cargaba en peso. Luego, con sus manotas detrás de mí, me acarició la cintura, atrayéndome a él.
De pronto, sentí la verga del policía, tocando la punta de mi vagina. Yo me encogí, pero después, despacito la fui frotando en círculos con mi vagina, aceptando suavemente esa verga que quería meterse dentro de mí. Luego�con los ojos cerrados, y respirando fuertemente por la boca, me entregué a el.
El policía, con un gran empuje, me empezó a meter la verga. Rico, riquísimo�.
Y después, como culiar con una puta, el policía me dio verga en todas posiciones que me fue enseñando, mientras que con la verga dentro de mí, el me besaba con pasión, dominándome, haciéndome sentir mujer, una niña rica�bien culiada.
El policía, dejando todo a un lado, apretando mi nuca y mi cintura me comenzó a meter esa verga rica. Yo solo lo abrazaba, mientras que el, empujándome rítmicamente, introducía y sacaba dentro mío, esa verga grande y caliente, que me desgarraba, me llenaba toda, y me hacía sentir puta�una puta niña, que por primera vez culiaba con un hombre grande, un hombre de verdad. Yo sentía que era la mujer del policía, y a veces, gimiendo de ganas, lo acercaba, y lo besaba, besaba a mi marido, que me estaba culiando.
Después de hacerme todo lo que quiso, el me metió y sacó su verga con fuerza, y cogiendo un ritmo rápido, potente, dándome durísimo; me culiò mientras me decía en el oído: �Eres mi puta. Mi niña rica� �mi rica culiona. Cuando tenga deseos de ti, vendré a buscarte para darte verga� �¿Quieres ser mi puta, quieres ser mi rica putita?
Y yo, llena de deseos de el, y dominada por su verga le dije �si, si� si� a todo lo que él me decía, y abrazada fuertemente, sentí dentro mío un chorro de leche ardiente y espesa, que me hiso sentir una hembra de verdad, y que al ratito me transformó en una loca, porque el orgasmo que sentí, me llenó de gozo, y me entregó en adelante, como hembra en brazos de los hombres que querían culiarme, a pesar de que sabían que yo era una niña de 8 años.
Al rato, después de haberme entregado a el, el policía con mucha delicadeza, trajo a mi abuelita, y al despedirse de mí con un beso en la mejilla, me dijo en el oído: �Que bien, culeas rico mi amor. ¿Quieres que venga a buscarte otra ves?� Y yo, que no sabía que decir, pero sintiéndome débil y excitada, le dije: �Ven cuando quieras�. Y él, en un movimiento rápido, me tomó de la mejilla y de la nuca, y me besó apasionadamente en los labios.
Tomados de los dedos, y todavía temblando de deseos, yo y el policía regresamos a ver a la abuelita. Ella nos miró detenidamente, y después se le apareció una ligera sonrisa�.
3 respuestas
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