
Por
Alicia - Mi querido abuelo
A las nueve de la mañana salgo de casa y cojo el autobús para ir a ver a mi abuelo a su piso. Abro la puerta y me lo encuentro en la cama durmiendo la mona, con varias botellas sobre la mesa y el cenicero hasta arriba de ceniza y colillas. Anoche debió de pasárselo bien con el fútbol.
Ordeno su cuarto silenciosamente y luego me meto en la cama con él, esperando a que despierte.
– ¡Hombre, Alicia, buenos días! – me saluda cuando, por fin, abre los ojos.
– Buenos días, abuelito. ¿Cómo has dormido?
– Pues bien, la verdad. Anoche bebí un poco y me ha sentado bien.
– Jijiji ya lo veo… Oye, ¿sabes por qué estoy aquí?
– Lo sé, quieres aliviar lo que solo una jovencita puede…
– Quiero hacerte el amor hasta que quedes satisfecho – voy acercando mi boca a la suya mientras hablo -. Quiero que lo disfrutes, que me inundes la vagina con mi semilla y que me dejes embarazada.
– Umm, mi nieta es una rubia guarrilla…
– Sí… Soy tu amante, tu guarrilla personal.
– Te gusta el vicio y el peligro, eres una gatita incestuosa.
– Me gustas mucho, abuelito, adoro tu polla moviéndose dentro de mí y adoro ser tu gatita incestuosa.
A estas alturas ya nos estamos besando de forma lenta y muy sensual. Me subo encima y me quito la camiseta y el sujetador de forma provocativa, como una auténtica puta.
A mi melena rubia y a mis ojos verdes se le suma un generoso y precioso busto bien duro que es la envidia de las otras adolescentes.
Mi abuelo amasa, masajea mis grandes pechos mientras yo le miro a los ojos, con una sonrisa dulce y picarona. Me hace sentir de lo más sexy y deseada sentir unas manos ajenas tocando mis senos. Mi cara de pura felicidad y gusto lo dice todo.
No tardo en sentir su polla hinchada presionando mi entrepierna. Después de los preliminares, ha llegado la hora de la verdad. Me levanto un momento, termino de desnudarme y vuelvo a sentarme en su entrepierna, no sin antes desnudarle a él también.
Ah, olvidaba comentarlo: mi culito también es digno de una diosa. Al igual que mis tetas, es grande y muy duro, y además respingón. Como el resto de mi escultural cuerpo, la perdición de todo hombre.
Agarro la hermosa tranca de mi abuelo y la voy acercando muy lentamente a mi jugoso y depilado chochito. Quiero hacerle sufrir.
– ¿Conque esta es la todopoderosa herramienta de mi abuelo, eh? ¿La profanadora de vaginas y la perdición de la que ninguna mujer escapa? Ha crecido desde la última vez que la vi.
– Ha crecido porque cada día me la pones más dura, Alicia. Métetela ya, por favor. No me hagas sufrir más…
– ¿A cuántas mujeres has dominado con este arma divina?
– A muchísimas más de las que recuerdo. Han sido muchas décadas de placer.
– Muy bien. Veamos sin consigues dominarme a mí también – le reto con mi más dulce y picarona sonrisa.
Primero impregno su mástil con los jugos que se desprenden de mis labios vaginales y después me voy penetrando muy despacio. Las olas de placer no tardan en invadir mi cuerpo y tengo que cerrar los ojos y morderme el labio para evitar gemir demasiado. Noto sus manos en mi cintura e imagino que se estará deleitando con la sensación de tener una vez más su polla dentro de mí.
Consigo meterme todo su nabo en el interior de mi coñito y exhalo un suspiro. Abro los ojos y observo feliz su cara descompuesta con el placer recibido.
– Alicia… Eres una diosa… Hacía décadas que una mujer no conseguía metérsela enterita.
– Gracias, abuelito. Para es todo un honor complacer al hombre al que amo.
– ¿Qué diría tu madre si nos viera?
– No entendería nuestro amor y nos separaría. Pero eso no va a pasar – le tranquilizo mientras acaricio su pecho con las yemas de mis dedos.
Me llaman al teléfono móvil, que está en el suelo. Por suerte, además del rabo, mi abuelo también largos los brazos, de modo que lo coge del suelo y me lo pasa.
– ¡Es mi madre! – le digo entre sorprendido y divertida por la casualidad.
– Hablando del Rey de Roma…
– Shh, voy a contestar, no hagas ruido. ¡Hola, mamá!
Mientras hablamos, me tumbo sobre mi abuelo y hago cosquillas a su cuello con mi nariz y lo beso con dulzura, subiendo hasta los labios. La tengo algo grande, pero todo el mundo me dice que es una monada y que encaja a la perfección con mi angelical rostro, y la verdad es que nunca me ha traído problemas para ligar. Aún así es un poco raro, lo sé.
– Sí, estoy con el abuelo. Está viendo los toros, ya sabes… – Me besa con lengua y le respondo en silencio. No podemos hacer ningún ruido – Sí, ahora iba a hacerle la comida.
– ¡Como una buena mujer! – exclama de repente.
– Ya le has oído jijiji.
Lo pongo en “Manos Libres” para que pueda hablar con su padre.
– ¡Hola, papá! ¿Cómo te encuentras?
– ¡Pues muy bien, cielo! Tengo un encanto de nieta que ahora me hará la comida.
– ¡Muy bien hecho, Ali! ¡Así me gusta! Bueno, papá, te dejo con tu adorada nietecita, que tengo que hacerle la comida a tu yerno.
– ¡Muy buen, hija! Adiós.
– ¡Adiós, mamá!
– ¡Adiós, mi amor! ¡Luego me llamas y te paso a recoger!
Cuelgo y mi abuelo deja el teléfono en el suelo.
– Qué encanto de mujer – suspira -, es una angelito caído del cielo.
– Y que lo digas jijiji.
En todo este rato hemos estado tan quietos que ni hemos notado que su tranca sigue abrazada por las paredes de mi vagina. Empiezo a moverme y a gemir de nuevo. En mi familia nos pasa que no solemos gritar mucho mientras follamos, pues preferimos disfrutar de la experiencia con tranquilidad y amarnos aún más si cabe.
– ¿Te gusta lo que estamos haciendo, amor mío?
– Muchísimo, no te haces una idea jijiji. Estos momentos de nuestra relación son los que me han enamorado.
– Qué bonito ha sonado eso.
– Lo sé jijiji.
Tras un rato cabalgando con amor y felicidad a mi querido abuelo, empiezo a sentir como el tamaño de su miembro va en aumentando, endureciéndose a la vez.
– Alicia… Voy a correrme…
– Hazlo dentro de mí, mi amor – le animo con mi mejor sonrisa.
– Umm… Ya viene…
– No te cortes, abuelito. Disfruta y quédate a gusto, que para eso he venido.
No tardo en notar como su semen calentito inunda toda mi vagina. Qué gustazo… Llego al clímax por última vez mientras noto como su polla empequeñece dentro de mí y finalmente me desplomo sobre él para descansar. De mi chochito no deja de salir semen, así que me cierro los labios vaginales yo misma.
– Para nuestro futuro hijo jijiji – le explico sonriente mientras acaricio su pecho desnudo y beso dulcemente su cuello.
– Serás una gran madre – me alaba, acariciando mi espalda y apartando de mi hermoso rostro la melena rubia.
– Me dará muchísimo morbo quedarme embarazada tan joven… ¡y de mi propio abuelo, nada menos!
– Tendremos una relación muy bonita, cielo.
– Y que lo digas… Eres el amor de mi vida. Eres una gran persona, un encanto, y tu herramienta me hace muy feliz,
– Me halaga mucho que me digas cositas tan bonitas.
– Es lo que pienso, lo que siento por ti.
Nos quedamos un rato dormidos en la cama. Me despiertan sus caricias y beso su boca para agradecérselo, con mucho amor y felicidad. Recuerdo entonces que en su nabo aún hay restos de semen, así que me dispongo a limpiárselos. Pongo el culito en pompa delante de la cara de mi abuelo y este me masajea los glúteos y lame mi rajita mientras yo engullo su polla y se la limpio, con mucha tranquilidad. Para cuando termino, mi abuelo me está comiendo el culo, con su lengua completamente metida dentro de mi trasero. Suerte que me lo limpio perfectamente…
– ¿Qué tal sabe mi culito, abuelito mío?
– Delicioso, como el resto de tu cuerpo.
– Jijiji gracias, lo sé.
– ¿Sigues siendo virgen del culo?
– Sí, aún no lo he estrenado.
– Muy bien, no quiero meterme en lo que tú decides.
– Gracias. Voy a hacerte la comida, ¿qué te apetece?
– Algo ligerito… Verdura, por ejemplo.
– Muy bien.
Mientras me visto, contemplo orgullosa y satisfecha a mi abuelo, a quien por cierto aún no he descrito. Es un hombre de ciudad que todavía conserva algo de musculatura. Tiene bastante pelo para su edad, aunque este es blanco. Tiene los ojos grandes y azules y la piel muy pálida, pues en los últimos años apenas le ha tocado el sol. Para ser un anciano, tiene su encanto. En mi familia tenemos la piel más sensible al sol, de modo que no podemos pasar mucho tiempo sin protección. Esto nos hace ser pálidos (unos más que otros).
Mientras cocino, noto la aún caliente semilla de mi abuelo en mi vagina. Es hermoso. Pongo la mesa y nos sentamos a comer. Al rato estamos intercalando besos con la comida. Nos queremos mucho.
– En un rato nos volvemos a acostar – me informa.
– ¡Vale, genial! Quiero volver a sentirte dentro de mí jijiji.
– Y me sentirás, te lo prometo… Por ahora, ¿por qué no dejas a la vista ese precioso busto que sabes que tanto me gusta?
– Por supuesto. Es solo que me apetece cuidarlo.
– Es una monada – me alaba acariciando mis pechos, que ya están a la vista -. Estas son las armas definitivas de toda mujer, la perdición de todo hombre. Te diré algo, Alicia: no dejes que nadie se sobrepase nunca contigo. Vales mucho, y este cuerpazo que la naturaleza te ha dado debes conservarlo. Matarán por estar a tu lado, por ganarse tu amor: deberás elegir entre el guaperas adinerado y el blandengue. Confío en que escogerás la opción correcta.
– Lo haré, abuelo.
– Y con quien decidas pasar el resto de tu vida, asegúrate de ser imprescindible en su vida, que te ame tanto que no pueda vivir sin ti. Si lo amas, serás feliz.
Después de estos bonitos consejos, volvemos a la cama. Esta vez se pone él encima y follamos con mucha tranquilidad, sin prisas. Le dejo hacer y me limito a disfrutar. Siento como su polla entra y sale de mí, cómo se esfuerza para que ambos disfrutemos, como mi cuerpo es conquistado y arrasado por el tsunami de placer que mi abuelo me está proporcionando. Es una absoluta gozada…
– Adoro tu coñito, es súper acogedor.
– Yo sí que adoro a tu herramienta, hace décadas debiste tener a todas las mujeres a tus pies.
– Por supuesto. Como te he dicho antes, he tenido muchísimas amantes.
– ¿Lo sabía la abuela?
– ¡Claro que lo sabía! Pero también sabía que ella era mi mujer principal, el amor de mi vida y que cuando estaba en casa ella era la única.
– Viajabas bastante, ¿no?
– Sí, por todo el país. He estado en cada ciudad, en cada pueblo, en cada aldea remota…
– Y allá donde ibas, dominabas a alguna mujer.
– Exacto.
– ¿Nunca dejaste embarazada a ninguna?
– No. Siempre me preocupé de no joderles la vida dejando algún hijo bastardo a mi paso. Además, la mayoría estaban casadas, y no quería tener problemas con sus maridos.
– Me hubiera dado mucho morbo conocerte de joven. Debías ser todo un canalla jijiji.
Nos besamos y acariciamos durante un rato. Se corre de nuevo dentro de mi vagina y esta vez queda tan exhausto que no parece que pueda continuar.
– ¿Abuelo, estás bien? – me preocupo, viendo su notable cansancio.
– Sí, no te preocupes. Es solo que tú eres joven y tienes energía y yo estoy hecho un carca.
– ¡No te digas eso! Te conservas muy bien para la edad que tienes, y te lo digo de verdad.
– ¿Puedo preguntarte algo?
– Claro.
– ¿Soy el único anciano por el que te sientes atraída o hay más?
– He tenido alguna que otra fantasía erótica con los abuelos de mis amigas, pero lo que es llegar a mantener una relación amorosa, solo contigo.
– Entiendo.
Tras una media horita más en cama decidimos lavarnos, pues no volveremos a acostarnos. Me meto en la ducha yo primera y me limpio bien mi chochito. Que quedaran restos sería antihigiénico. Cuando termino, me visto y me tumbo en el sofá para descansar. Al rato llega y me acurruco a su lado.
– ¿Qué te apetece hacer?
– Podemos darnos cariño tranquilamente, no tardaré mucho en irme.
– Está bien.
Nos vamos besando sin prisa y acaba pidiéndome que le deje masajear mis tetas una última vez. Acepto encantada. Me quito la camiseta y el sujetador y me estiro en el sofá como si de una cama se tratase, mientras mi querido abuelo me besa el busto suavemente, sin hacer presión alguna, buscando solamente que yo esté a gusto a su lado.
– Hay que ver cómo me cuidas jijiji.
– Solo quiero lo mejor para mi nieta favorita.
– Lo sé, y te lo agradezco.
– Ve llamando a tu madre si quieres.
– Muy bien.
La llamo y lo coge casi al momento. Me despido de mi abuelo en la puerta, donde nos damos un último beso apasionado con lengua, un fuerte abrazo y me voy.
– Cuídate, Alicia. Ya te llamaré.
– Muy bien, abuelito. ¡Te quiero!
– ¡Y yo a ti, cielo!
En el portal me espera mamá.
– ¿Qué tal lo habéis pasado?
– Genial. Ahora te cuento.
– Te veo cansada, ¿volvemos a casa?
– Por favor – le pido sonriendo.
Twitter: @VMTMFTR. Si has llegado hasta aquí, se agradece que valores el relato y/o dejes un comentario. Gracias 🙂
2 respuestas
-
Cоmpré lеncеríа sexу nuеva. ¿Quiеrеs ver? – http://analsex4.fun
-
Stop jerk off. I know a site where thousands of single girls are waiting to be fucked. Look at them: http://xnice.fun/rt
Deja un comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.