
Por
Anónimo
MI TIA IRENA
MI TÍA IRENE
Mi tía Irene es una mujer que me lleva unos quince años de diferencia. Es guapa y esbelta con unos pechos medianamente grandes. No pensaba sexualmente en ella y solo había llegado a fijarme en ella cuando en una fiesta con la familia y estando bailando un poco alegre acerco sus nalgas a mi miembro, pero sin consecuencia alguna. Yo soy economista de profesión y trabajo en la empresa de mi tía desde hace más de un año. La empresa es una comercializadora de productos para el hogar y ella la gerencia desde que su esposo quedó postrado a una cama luego de soportar una grave enfermedad, Mi trabajo consiste en el manejo de cuentas y ayudando a mi tía muchas veces a trasladarse a otras ciudades cercanas. Nuestra relación es prácticamente de patrón a trabajador, pero teniendo en cuenta que somos familia por lo que ella hacia mí tiene una deferencia especial. El trabajo se lleva entre semana y se descansa los sábado y domingos.
Un domingo llegué temprano a la oficina y me encontré a mi tía Irene trabajando. Nos dimos los buenos días y le pregunte porque estaba trabajando ese día. Me dijo que había tenido que llevar a su marido a una revisión y decidió venir a revisar algunos pedidos. Me fui a mi escritorio y cuando regrese me quede alucinado cuando se paró de su escritorio porque llevaba puesto un pantaloncito muy ajustados y se le marcaba el contorno de su chocho perfectamente. Se dio vuelta, inclinó su cuerpo sobre el escritorio para recoger unos papeles y pude apreciar sus firmes muslos y sus redondas y paradas nalgas. Tuve que contenerme para no abrazarla, bajarle los pantaloncitos y meterle los quince centímetros que tengo.
Desde que vi esos muslos y esas preciosas nalgonas que tiene mi tía malos pensamientos pasaron por mi cabeza, pero los deseché porque se trataba de mi tía y debía ser respetuoso por ser no solo mi patrona sino mi tía. Un viernes me pidió la llevara a una ciudad que queda a varios kilómetros a cobrar una deuda atrasada de uno de los clientes. Ese día el calor fue insoportable y sudamos mucho. Al volver, en una ciudad intermedia, sus habitantes bloquearon la vía en protesta por un mal servicio de energía y no dejaban pasar ningún vehículo. Mi tía decidió que nos quedaríamos en un hotel mientras se acabara la protesta. Buscamos por toda la ciudad y todos los hoteles estaban ocupados a tope debido a que muchos viajeros de esa vía estaban también sufriendo el bloqueo de la carretera. Después de buscar hospedaje para pasar la noche solo encontramos un hotel que tenía la última habitación, pero dotada con una sola cama. Yo le dije a mi tía que la tomáramos y que yo me acomodaría en cualquier silla o alfombra para que ella durmiera y descansara. Al llegar a la habitación nos quedamos sorprendidos porque solo había la cama, sin silla ni alfombra. A un lado de la habitación estaba un baño muy bien dotado y limpio. Le dije a mi tía que no podía quedarme y que buscaría en otro lugar donde pasar la noche y que si era del caso lo haría en la banca de un parque.
Mi tía me dijo que no, que ambos estábamos varados, que me quedara y que dormiríamos en la única cama, que ya éramos mayores, familiares y además casada y por eso nos respetaríamos. Ella entró al baño a ducharse y yo me quedé sentado en la cama imaginando y sintiendo envidia del jabón paseándose por sus tetas, por sus muslos, por ese cocho peludo y por esas nalgas paraditas. Cuando salió lo hizo con una pequeña toalla blanca enrollada en su cuerpo cubriéndole solo las tetas y la parte de arriba de los muslos. Me dijo que había lavado su ropa interior porque estaban impregnadas de sudor, que las había colgado para que al día siguiente estuvieran secas y limpias y de esa forma volvería a colocárselas. Le dije que yo haría lo mismo, Entré al baño y no pude resistir la tentación de bajar del perchero sus pantaletas tipo tanga y así, húmeda como estaba, llevármela a la boca y pensar que su chocho estaba dentro. También lavé mis interiores y salí del baño con una toalla enrollada en la parte de debajo de mi cuerpo.
Mi tía había apagado la única luz de la habitación y al verme me dio las buenas noches añadiendo que me acostara y descansara. ¿Como iba yo a descansar teniendo a semejante hembra acostada medio desnuda, dormida al lado mío? Al cabo de una hora ya la oscuridad de la habitación se había transformado en penumbra y podía distinguir claramente la silueta de mi tía dormida de lado apuntando sus nalgonas a mi pene que estaba a punto de estallar. Ella hizo un movimiento y la toalla se le desenredó del cuerpo, Quedo boca arriba totalmente desnuda. Al verla quedé impactado, me entro un perverso cosquilleo en la verga. Me llené de valor y decidí ir por ese cuerpazo, gozarlo y hacerlo gozar. Me dije que esa oportunidad no la tendría más nunca y que, si ella protestaba, simplemente le pediría excusas y le diría que por estar dormido había pensado que era otra mujer. Me quité la toalla y también quedé desnudo, le pequé la verga a su muslo y no encontré ninguna reacción. Como si estuviera con otra mujer puse la mano en su vientre y esperé su reacción retirándome la mano, pero esto no sucedió, lo que me llevó a ser más directo y llevar la mano a una de sus tetas, poner el pezón entre dos dedos y frotarlo mientras que mi boca se apoderaba del otro pezón y lo chupaba con suavidad.
Mi tía seguía sin hacer movimiento alguno, pero yo estaba seguro que no lo hacía porque, aunque sintiendo lo que le hacía, sentía algo de vergüenza. Dejé sus tetas y fui recorriendo su cuerpo con mi lengua hasta llegar a su cueva, me arrodillé entre sus piernas, me incliné y con la mano aparté su manojito de pelos e introduce la lengua en medio de sus labios carnosos. Con sorpresa noté que ella abría las piernas para que su chocho quedara despejado y yo pudiera meter la lengua hasta lo más hondo de su vagina. Los vellos del chocho estaban recortados lo que facilitó la chupada. le toqué el clítoris con la lengua y noté que estaba duro, lo metí entre mis labios y con la lengua lo agité varias veces con la seguridad de que con esto dejaría de disimular y se entregaría totalmente a lo que yo quisiera hacerle. No me equivoqué comenzó a gemir despacio pero agitadamente. Me tomó por los cabellos, afianzó los talones en la cama y comenzó a girar las caderas en torno a mi lengua.
Comenzó una lucha de su coño con mi lengua, le quité las manos de mi cabello y las entrelacé con las mías y de esa manera pude emparejar el combate. Yo quería que ella tuviera un par de espasmos, uno cuando le diera con la lengua y el otro cuando le enterrara la verga por eso no dejé de darle lengua hasta sentir su desfallecimiento. Ella seguía moviendo las caderas cada vez con más fuerza al mismo tiempo que gemía casi que llegando a las lágrimas. Sentí en mi boca sus jugos al tiempo que noté como lanzaba un suspiro de alivio. Supe que había temido su primer orgasmo por lo que me lancé a llevarla al otro clímax. Me arrodillé entre sus piernas, las tomé por arriba de las rodillas y las flexioné dejando su chocho húmedo a mi disposición. Le puse la punta de la verga en la entrada del chocho, me dejé caer y la verga le fue entrando un poco forzada no por el grosor de mi verga sino por su estreches. Con suavidad se la fui enterrando hasta que le entraron los quince centímetros para que sus vellos se confundiera con los míos. Nuevamente me arrodillé, la tomé por los muslos, la levanté y comencé a sacársela unos centímetros y luego se la enterraba hasta el fondo. El mete y saca de pocos centímetros se lo hice varias veces, cosa que le gustó porque comenzó nuevamente a menear las caderas y lanzar gemidos cortos, pero sin mencionar una sola palabra. No quería venirme sin que ella tuviera su segundo orgasmo por eso sin sacársela la deposité en la cama con las piernas abiertas totalmente, me dejé caer en sus tetas y comencé a chupárselas con avidez. Ya no se la sacaba unos centímetros, sino que se la sacaba casi toda y con un poco de violencia se la enterraba hasta el fondo. Ella me ayudaba haciendo girar las caderas, gimiendo y bufando como una loca, hasta que sentí sus flujos y su desvanecimiento.
No paré de sacársela y metérsela hasta que ya no pude más y me vine dentro de ella, se la saqué cuando ya tenía la verga flácida. Nos recostamos a descansar y al cabo de un buen rato Irene se paró y fue al baño. Sentí la ducha y me la imaginé lavarse de la cantidad de leche que le dejé dentro de su chocha. Duró un buen rato, salió en interiores y vi en la penumbra como se vestía y salía de la habitación. Yo también fui al baño, me duché, me vestí y salí a buscarla. Al asomarme a un pasillo la vi caminando por entre los jardines del hotel. Ya estaba amaneciendo, recogí algunas cosas de la habitación y bajé al lobby. Al llegar la encontré en la recepción cancelando la cuenta. Al verme me dijo que trajera el coche, porque salíamos de inmediato debido a que la carretera ya había sido despejada. Llevé el coche hasta la entrada del hotel y ella tan pronto subió y se acomodó me dijo; ¡Anoche no sucedió nada! Yo le respondí que no sabía de qué me hablaba, que a lo mejor había tenido un sueño y que si ese sueño había sido una pesadilla que lo olvidara, pero que si había sido agradable que lo disfrutara y analizara poder tenerlo en otra oportunidad. Con lo que le dije le aseguré mi discreción y mi invitación a tener otras veces una relación. Llegamos a nuestra ciudad, la dejé en su casa, nos despedimos y fui a mi departamento. Yo sigo trabajando en la empresa y nos tratamos como si fuéramos compañeros de trabajo, pero cada dos semanas ella va a mi departamento y nos entregamos al placer del sexo, Ya está acostumbrada a que la ponga en posturas con tal que se la entierre toda. Siempre he querido abrirle las nalgonas de par en par y desvirgarle el culo, pero ella se niega alegando que su ojete es estrecho y que yo la tengo un poco gruesa y le va a doler mucho, En eso último le concedo la razón.
2 respuestas
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