Vivimos en un pueblo aunque un poco alejados del centro.Mi trabajo es de veterinario.

Llevo cinco años casado y todavía no tenemos familia.

Como mi suegro falleció ella convive con nosotros.

Es una mujer hermosa y un poco fresca.

Desde el inicio de nuestra relación tanto su lenguaje como sus ojos han sido procaces.

A menudo convivimos parte del día únicamente los dos por motivos de trabajo de mi mujer.

Un buen día de verano que tomamos el sol al lado de la piscina , sus ojos no descansaban y su cuerpo se agitaba.

Se estuvo pavoneando ante mis ojos con su escaso bikini y apreció el bulto entre mis piernas y se lanzó a por él.

Sus hábiles manos tomaron mi polla y la lamió.

Se puso sobre mi y me abrazó y me pidió que fueramos a follar.

Me contuve pero su calentura junto con la mía hicieron el resto.

Ahora convivo con las dos y sus halagos son constantes y aprovecha que estemos solos para devorarme.

Mi excitación a pesar del tiempo transcurrido sigue en alza porque el hecho en sí tiene un aporte de morbo increíble y sus arrimones son deliciosos al igual que sus hermosos pechos.

En cuanto puede me seduce y va a por mi.

Su hija cree que ella es un poco ninfomana cuando le digo que su madre necesita un hombre .

Pero afirma que nunca cambiará por tener muy viva la imagen de su marido.

No conocí al marido pero la imagen que tiene es la mía y no se le va de la cabeza.

Mi pene y mi cabeza están locos .

No puedo consolar tanto y tan a menudo.

Mi mujer me reprocha que he perdido la pasión .

Y es que además del morbo , necesito acariciar mi miembro para no excitarme tanto y eso me hace estragos.