Copyright © 2016 - Relatos Eroticos .ES - Todos los derechos reservados. Cuestiones Legales.
"Lo que le pasó a la hija de mi pareja por haberme engañado mientras estaba de viaje"
Me llamo César y convivo con mi novia y su hija de 19 años de una relación anterior. No estamos casados. Estábamos atravesando una crisis y ella decidió irse unas semanas fuera, aceptando un trabajo bien remunerado. Yo estaba muy nervioso por la falta de sexo y mis conversaciones telefónicas no ayudaban a recuperar la relación. En una de esas llamadas me hizo una confesión:
-César
-Dime
-¿te acuerdas que te dije que siempre te diría la verdad, sea la que sea?
-Sí, me lo prometiste.
-Te acuerdas de Jose, el becario ayudante que tenemos en el departamento.
-Sí- le respondí, el chico de gimnasio, ruio.
-Ese.
-¿Y bien?, le pregunté temiendo lo peor.
-Pasó anoche. Había bebido, iba camino a mi habitación en el hotel y me lo crucé en el pasillo. Estaba tan guapo. Me dio un calor en el cuerpo de repente.
-¿Qué has hecho?
-Me he tragado su corrida.
-Serás zorra.
-Dos veces, pero no te preocupes que su esperma es dulzón. No me esperaba una segunda corrida de sus pelotas, la cuestión es que se corrió sin avisar y, como estaba tan buena de sabor su lefa, pues seguí chupándole la polla para dejarle sin una gota en los huevos, para dejarle bien vacío al chico y ese pollón pues seguía echando gotita a gotita de semen, mientras mis manos estaban en sus caderas para que no se cayese por los espasmos de gusto. Yo seguía chupando polla para ver si acababa ya el orgasmo, pero su polla se recuperó enseguida, se puso durísima otra vez y empezó a follarme la boca, hasta la garganta me la metía, notaba como sus huevos me daban en la barbilla, yo babeaba y aguatanba como podía las embestidas, intentaba respirar por la nariz mientras la punta de su pollón entraba en mi garganta, noté como su polla aumentaba de tamaño y de pronto paró en seco con la polla dentro de mi boca. Me disparó un chorro de lefa caliente que entró directo a la garganta, no lo pude saborear, el resto de semen ya lo pude retener en la boca hasta que dejó de correrse, lo saboreé, buenísimo, me lo tragué, le pasé la lengua por la punta de su polla para chupar las últimas gotas y eso fue todo.
-Eres una zorra.
-Cariño, no te enfades. He sido sincera.
-¿Algo más? pregunté mientras contenía el enfado y las ganas de colgar el teléfono.
-Por favor, mañana es el cumpleaños de mi hija, pórtate bien.
-Lo sé, le he comprado un vestido, lo vamos a celebrar en casa. Ya te llamaré. Y le colgué.
Tenía sed de venganza. Su hija estaba dándose una ducha y aproveché para coger su móvil, busqué contactos de sus amigos, copié algunos números y lo dejé en su sitio. Al salir de la ducha le dije que íbamos a celebrar su cumpleaños mañana por la tarde en casa, en una fiesta sorpresa, privada, que no quedara con nadie y que viniera nada más acabar las clases.
-Como tú quieras, César.
Ella me respetaba más que la madre, no era virgen, pero estaba sin novio. Conseguí que cinco de sus amigos vinieran a casa para una fiesta sorpresa con la condición de que no tenían que traer regalos, tenían que entregar su móvil al entrar y de que la fiesta solo duraría dos horas. Tenían que esperar todos en la esquina al lado de casa, porque iban a entrar juntos. Mi venganza estaba a punto de empezar.
A la tarde siguiente, ella llegó de clase y le pedíq ue fuera a la ducha. Le dejé el vestido sobre la cama, era un vestido de noche, una pieza azul muy bonita que se ataba solo mediante un nudo en el cuello. Escondí toda su ropa interior y llamé a uno de los chicos para que entraran en la casa, pero en total silencio, les prohibí que dijeran palabra alguna hasta nueva orden. Les abrí la puerta y les hice pasar al salón, mientras ella se duchaba. Les guardé los móviles en la entrada, les recordé el silencio total y les pedí que se quedaran solo en ropa interior. Costó un poco, pero lo hicieron, sobre todo cuando escucharon su voz preguntando dónde estaba la ropa interior.
Subí y le dije que daba igual, que se pusiera el vestido y que me avisara, que la sorpresa estaba a punto en él salón. Un minuto después me dice que ya puedo entrar en su habitación. Estaba preciosa. Piel blanca, tetas turgentes, buenas caderas, un pibón.
-Tienes que confiar en mí. Dame tus manos.
Se las cogí con suavidad y les puse una brida no muy apretada.
-Tranquila, ya verás qué sorpresa te espera. Esto ya te lo quitaré cuando sea el momento, ya verás qué emocionante.
Le puse un antifaz y me aseguré que no veía nada. Le hice jurar que no se lo iba a quitar pase lo que pase.
-Te lo juro, César.
-Dame la mano, bajamos al salón.
Allí estaban los cinco chicos. La dejé en medio del salón. Me quité toda la ropa. REecordé que no debían deicr ni una palabra, era importante que ella no los pudiera reconocer. Tiré del nudo de su vestido y se quedó desnuda delante de ellos. Un cuerpazo, los chicos se quedaron boquiabiertos.
-Pero César -dijo ella.
-Calla, no digas nada y haz todo lo que te diga o te arrepentirás- le grité.
-Vamos chicos, toda vuestra-les dije.
Como dudaban, empecé a chuparle el pezón y a tocarle el culo sin miramientos, una buena chupada de teta. Vamos, no os cortéis, disfrutad, que el tiempo corre. Poco a poco los chicos empezaron a meterle mano, a sobarle muslos, a meterle los dedos en el coño y me tuve que apartar para dejarles sitio, mientras preparaba el sofá sobre el que pondría a la hija de mi pareja tragasemen.
-Vale chicos, parad un momento. Cogí con suavidad a la chica y la puse sobre el sofa con las manos atrás atadas, de manera que no pudiera oponer resistencia al tiempo que le advertía entre sus gimoteos y lágrimas: no te resistas, haz todo lo que te diga si no quieres que te hagamos daño.
Pedí a los chicos que levantara la mano el que llevaba más diez días sin correrse. Solo uno la levantó.
-Ven, acércate, fóllale la boca. Vamos.
El chaval dudó un poco, pero estaba tan empalmado que se la puso en la boca y se la metió un poco. Al ver que ella, asustada, no la rechazaba, empezó a follarle la boca poco a poco.
-Escúchame, te vas a tragar toda la leche de sus pelotas, hasta la última gota, como la escupas te vas a enterar. Y tú, córrete sin avisar y vacía bien los huevos.
Oido esto, el chaval empezó a folllarle bien la boca, mientras los demás se acercaban empalmados para no perder detalle y yo cogía mi móvil para empezar a grabar la follada de boca. Justo cuando empecé a grabar, el chaval gemió fuerte y dejó de follar, estaba bombeando su semen en la boca de la chica. Cuando sacó su polla de la boca, le dije a ella: trágatelo todo y abre la boca, quiero comprobarlo. Ella tragó y abrió la boca, ni rastro de esperma. Muy bien, si sigues así, no te pasará nada, le dije a ella. Miré a los chicos y le pregunté al que estaba más empalmado.
-Levanta la mano si te la quieres follar sin goma y correrte dentro.
Su mano casi toca el techo. Enseguida se puso encima de ella, cuyos ojos no paraban de lagrimear, y apuntó su polla hacia la raja de su coño. Fóllatela a tu gusto y córrete dentro sin avisar-le dije mientras cogía el móvil para grabar cómo uno de sus amigos se la follaba a pelo a lo misionero. Dos minutos después le estaba descargando hasta la última gota de lefa en el fondo de su coño. Cogí una toallita húmeda, limpié la corrida y miré a los tres chicos que seguían empalmados. Tú, ven, fóllatela y llénala de leche. El chico tardó nada en meterla y empezar a follar. Al poco, ella empezó a gemir, empezaba a disfrutar de las embestidas y de los pollones de sus amigos. Miré a los chicos y le dije: tú, cuando se corra dentro, se la metes en la boca y te corres para que se trague tu semen, y tú, toma esta toallita, cuando él acabe, le limpias el coño, te la follas y descargas tus huevos dentro.Dicho y hecho, mientras yo les grababa, ellos follaban y le vaciaban las pelotas a la chica, que cada vez gemía más y ya no lloraba.
Todos los chicos estaban sentados en el sofá recuperándose. Era mi turno. Le metí la polla en la boca y le dije: ahora la vas a chupar y te vas a tragar todo el semen sin rechistar. Empezó a chupármela, el placer recorría mi cuerpo y tarde poco en vaciar todo el esperma acumulado en un mes por culpa de su madre.
-Traga, trágatelo todo, así, muy bien, abre la boca, perfecto, te estás portando muy bien. Ahora viene una segunda ronda, si te portas bien, será la última, los chicos se irán y no te harán nada más si colaboras. ¿Quieres cambiar de postura?
-¿Me puedo poner a cuatro patas?
-Si me prometes que no te va a quitar el antifaz y no te vas a mover, sí.
-Te lo prometo, pero no me hagáis daño.
-No te haremos daño, te va a gustar, ya verás.
La desaté con suavidad y la ayudé a que se pusiera a cuatro patas. Los chicos ya estaban recuperando el vigor en las pollas. Les dije: el primero que se corrió en su boca, ahora que se la folle, descarga bien los huevos, porque después de esta te vistes y esperaras a los demás. El chaval tardó nada en ponerse detrás de ella, meterle la polla y follársela a lo perrito sin compasión, hasta el fondo y cogiendo del culo. Yo aproveché para ponerme delante de ella y meterle la polla en la boca. No hacía falta follarle la boca, con las embestidas del chico ya me la estaba chupando. Uno tras otro se la fueron follando a cuatro patas, mientras yo no se la sacaba de la boca hasta que, mientras se la follaba el cuarto chico, me vino la leche, se la metí hasta la garganta y me corrí.
-Trágatela toda, zorra, no escupas, hasta dentro, puta, así, bien. Un latigazo de placer me recorrió el cuerpo, mientras mi leche caliente iba camino a su estómago.
Cuando el cuarto chico le descargó los huevos dentro de su coño, le pregunté a ella: ¿quieres la última corrida en el coño o en la boca?
Para sorpresa de todos dijo: prefiero en la boca, no puedo más, estoy reventada.
-Vale, no te vamos a follar más, pero te vas a tener que tragar toda la leche que te demos, sin rechistar, hasta la última gota, aunque sea mucha.
-Sí, pero no me folléis más.
-De acuerdo, pero esta vez no te vamos a follar la boca, solo te vamos a poner la polla en la boca cuando estemos a punto de corrernos para que te tragues toda la lefa que quede en las pelotas.
Dicho esto, todos los chicos empezaron a masturbarse para sacar una última corrida. Muy bien, abre bien la boca, así, aguanta así, perfecto- le dije. Uno a uno se fueron corriendo en su boca y ella fue tragando una corrida tras otra, los chicos no quitaban su polla hasta que ella no había relamido hasta la última gota y no enseñaba la boca vacía.
Los cinco chicos estaban exhaustos, era el momento de vestirse e irse. Despedí a los chicos no sin antes darles los móviles y recordarles que esto debía seguir en secreto, sobre todo si querían repetir, además nadie lo iba a creer. La primera parte de mi venganza se había consumado. Ella no sabía qué chicos habían llenado su estómago de leche, ni que al día siguiente iba a verlos en clase. Ahora era el momento de la pastilla antibaby.
Comentarios 0