Copyright © 2016 - Relatos Eroticos .ES - Todos los derechos reservados. Cuestiones Legales.
"Este tipo la estuvo sodomizando durante un buen rato mientras que los demás, a indicación de Dimas, se iban turnando para que les mamase las poyas, una vez que mi mujer había chupado todas esas poyas la dejó en manos de esos hombres "
Si bien se habían mostrado bastante calmados hasta ese momento, en cuanto Dimas se fue empezaron a agolparse junto a ella obligándola a mamar varias poyas a la vez, uno de ellos la cogió del pelo para guiar su cabeza hacia las poyas de los tres que estaban frente a ella, la obligaba a tragarse una tras otras con violencia llegando al fondo de su garganta sin darla opción a recuperarse, el que estaba follándola el culo se corrió y otro ocupó su lugar de inmediato, otro más le comenzó a masturbar metiéndole los dedos en el coño como si se lo quisiese arrancar y otros dos se dedicaban a azotar sus tetas y pellizcar sus pezones retorciéndoles tanto que llegué a temer que se los arrancasen.
No había pasado ni media hora y mi mujer ya se había corrido un par de veces, al menos cuatro tíos se habían corrido dentro de su culo y otros tantos en su boca, su culo estaba rojo de los azotes que le habían dado al igual que sus tetas, los pezones estaban tiesos e inflamados por el castigo, seguía en la misma posición y debajo de ella había un charco formado por sus babas, sus corridas y el semen de los que ya se habían corrido. El tipo que la había cogido del pelo al principio seguía haciendo lo mismo y tras la quinta corrida en su boca la obligó a ponerse en cuclillas para vaciar su culo de semen y a continuación limpiar el suelo lamiendo, sorbiendo y tragando la mezcla del semen con sus propios fluidos y babas que se habían acumulado. Al verla engullir aquel mejunje como si fuese un manjar exquisito cumpliendo la orden sin dudar un solo instante, supe que su excitación era máxima.
Para poder limpiar el suelo con su lengua se había puesto de rodillas, con las piernas abiertas de tal manera que su coño y su culo quedaban completamente expuestos y ofrecidos a ser usados, cosa que no tardaron en hacer tres tipos que se iban turnando entre ellos para sodomizarla y azotarla sin pausa durante más de veinte minutos hasta que terminaron por correrse, uno de ellos lo hizo en su culo y los otros dos en el suelo junto a su cara que aún tenía pegada al suelo lamiendo los escupitajos que el resto iban echándola y en cuanto vio esas corridas fue a por ellas ansiosa por saborearlas.
Los tipos, según terminaban de correrse dejaban su lugar a los que aún no lo habían hecho, entre ellos estaban los dos tíos mayores que fueron los siguientes en intervenir cogiendo a Mar en volandas para ponerla invertida sobre el sillón, de tal manera que sus piernas subían por el respaldo y su cabeza quedaba colgando. Un de ellos se puso a horcajadas sobre su pecho y el otro frente a él para alternarse al follarla la garganta, le cogían la cabeza por la nuca para forzarla a tragar las poyas lo más profundo que llegasen impidiendo que mi mujer pudiese respirar salvo el momento en el que uno sacaba la poya para que el otro metiese la suya. No le dieron ni un momento de descanso hasta que consiguieron que vomitase un par de veces dejando su cara completamente cubierta de vómito, se corrieron y la tiraron al suelo para que de nuevo usase su lengua y su boca para limpiar y recoger sus vómitos.
Estaba acostumbrada a vomitar si le follaban la garganta en exceso y seguir lamiendo la poya de quien fuese a pesar de estar cubierta de su vómito, pero esto era la primera vez que lo hacia y a pesar de las arcadas se trago hasta la última gota, incluso se tragó lo que le cubría la cara recogiéndolo con sus manos sin que le dijesen nada mientras miraba desafiante a los tíos que la observaban reclamando más caña.
Los tíos que quedaban por correrse se lanzaron a por ella, cuatro de ellos la levantaron sujetándola boca abajo, con las piernas flexionada y abiertas mientras otros dos la follaban simultáneamente el culo y la boca sin otra intención que correrse lo antes posible, cuando uno se corría le sustituía alguno de los que la sujetaban y otro ocupaba su lugar hasta que finalmente se corrieron todos. Tan solo habían pasado un par de horas, lo sucedido ya había superado mis expectativas y a ese ritmo dudaba que Mar pudiese aguantar otras diez horas, pero no dije nada y me mantuve estoico a espera de lo que siguiese.
Entre el primero que la folló el culo y el otro que la cogió del pelo al principio la inmovilizaron, con unas correas sujetaron sus tobillos pegados a los muslos, pasaron otra por su espalda y cogida a sus rodillas de tal manera que la forzaba a mantener sus piernas pegadas a su pecho y completamente abiertas, con sus brazos también sujetos por la espalda, le penetraron el culo con un dildo inmenso que sujetaron con unas correas para que no se saliese, le pusieron varias pinzas en su coño y sus pezones y finalmente una mordaza en la boca con forma de aro de tal modo que le era imposible cerrarla, no tardé en ver que esa mordaza era para usar la boca de mi mujer como escupidera y urinario sin que ella pudiese hacer nada.
Contemplé a mi mujer tumbada en el suelo, indefensa, dolorida y completamente expuesta, los tíos la rodeaban riéndose de ella, humillándola aún más de lo que habían hecho, escupiéndola en la boca uno detrás de otro y finalmente empezaron a mearse en ella ordenándola tragarse todo, lo cual hizo a duras penas atragantándose varias veces. Cada una de las pinzas que le habían puesto tenía una cadena, de las sus pezones tiraban intensificando el dolor que de por si le causaban y las de su coño se le mantenían abierto estirando sus labios hacia los muslos.
Una vez que la mayoría de tipos se habían meado en su boca la subieron a una mesa que situaba su coño a la altura justa para que la follasen, que es lo que empezaron a hacer los casi veinte tíos que seguían allí, algunos ya se habían ido y los dos que Dimas invitó cuando llegamos estaban tomando tomando una copa en la barra contemplando como el resto seguían follándose a mi mujer. Uno tras otro se la metían en el coño, la follaban durante un par de minutos y le dejaban el lugar al siguiente, no sin darle un par de fuertes manotazos en el coño cuando le sacaban la poya. Algunos de los que esperaban se entretenían escupiendo es su boca y golpeando sus tetas o torturándola los pezones, por supuesto no paraban de hacer comentarios humillantes y despectivos hacia mi mujer en todo momento.
Comentarios 0