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"Pascuala es mi vecina, vivimos puerta con puerta y de siempre me ha llamado la atención. Son innumerables las pajas en las que ella era la protagonista. El tiempo pasa volando, pero siempre de alguna forma de otra siempre he tenido ganas de follarmela. "
Pascuala es mi vecina, vivimos puerta con puerta y de siempre me ha llamado la atención. Son innumerables las pajas en las que ella era la protagonista. El tiempo pasa volando, pero siempre de alguna forma de otra siempre he tenido ganas de follarmela.
A sus 70 años todavía tiene ese punto que me sigue excitando, pelo blanco, buenas tetas y un culo apetecible.
A mi siempre me han gustado las maduras y aunque nos llevemos bastantes años, procuro no dejar la ocasión para saborearlas.
Mi relación con Pascuala se intensificó cuando murió su marido, ocurrió de madrugada, de repente y fue al primero que llamó, pues sus hijos vivan lejos y como siempre ha habido confianza y se vió tan apurada pues recurrió al más cercano.
Los primeros días desde el desenlace estuve acompañándola como un miembro más de la familia, pues pude comprobar que las relaciones con sus hijos no eran demasiado buenas, asi que era el que siempre estaba a su lado. Era el hombro para amortiguar el duelo, quien la consolaba y daba el apoyo que necesitaba, ahí pude comprobar que casa día los abrazos eran más entrañables y afectuosos.
Pasado unos días cuando ya se empezó a tranquilizar la situación, me llama a la puerta y cuando le abrí, se abrazó sollozando para agradecerme todo lo que había hecho por ella. Como sentí el abrazo, por fin noté sus tetas sobre mi pecho, y aunque la ocasión no era la adecuada el miembro comenzó a despertarse, los primeros besos que nos dábamos que bien me supieron y eso que fueron de lo más castos.
Todos los días nos llamábamos varias veces al día con cualquier excusa, asi que nuestra relación se iba haciendo cada vez mas intensa raro era el día que no nos regalamos algún postre o un detalle, cualquier excusa era buena para vernos.
Como a los dos nos gusta cocinar, comenzamos a salir a comprar juntos y a invitarnos a comer unas veces en casa de uno y otras en casa del otro, nuestra relación se iba haciendo cada vez mayor, asi que a veces pasábamos prácticamente juntos todo el día.
Pasaron varios meses acercándonos cada vez más y con mayor confianza y complicidad
Una tarde después de comer sentados en el sofá medio dormidos, su cabeza recostada en mi hombro le comencé a acariciar el pelo, y note como le gustaba pues su mano la puso en mi pecho, seguí acariciando su cabeza suavemente y una especie de suspiro salió de su boca. No pasó de ahí, ya mas despiertos me miro a los ojos y me dijo:
-Te tengo que confesar una cosa, tengo miedo de dormir en mi casa, las noches las paso fatal, menos mal que sé que estas al lado, tu casa me da buenas vibraciones y solo estoy segura cuando estoy contigo, pero no quiero ser ninguna carga para ti ni para nadie.
Ya sé que soy muy mayor y comprendo que no puede ser pero te lo tenía que decir.
La sorpresa que me llevé fue enorme, al principio no sabía que decir, pero le abracé fuerte y la besé.
- Mi casa está a tu disposición, para nada me molesta, todo lo contrario, de mayor nada la edad está en la mente y para mi eres una diosa.
Le confesé todo lo que llevaba tanto tiempo guardado, cuanto la había deseado y cuanto la deseaba, la volví a besar y abrazar más fuerte.
Ahora la que no sabía que decir era ella pues no esperaba mi reacción.
Un rato para asimilar tantas emociones y poner en orden todo lo que había pasado, de alguna forma yo me la había declarado y ella quería venirse a vivir conmigo.
Como los dos vivimos solos, hay habitaciones de sobra, ella se instaló en una pegada a mi dormitorio, al principio eran noches esporádicas que se fueron haciendo cada vez mas frecuentes.
Los primeros días fueron un poco surrealistas pues no sabíamos nuestras costumbres. Pero poco a poco nos íbamos compenetrando más.
Los días que se quedaba a dormir, se levantaba muy temprano, preparaba el desayuno y se iba a su casa, otros días se quedaba a cenar y se iba o bien su habitación o a su casa.
Una noche viendo un poco la tele, viendo una película erótica fue cuando Pascuala sacó el tema desde cuando la deseaba y si me hacía pajas pensando en ella, a lo que lee conteste que empecé a desearla al poco tiempo de ir a vivir allí que me fijé en su forma de ser y después en todo su cuerpo, y si que durante un tiempo de vez en cuando por temporadas me pajeaba pensando en ella, siguiendo la conversación le pregunte si ella se había fijado en mí, a lo cual me contestó que no, que me veía como un vecino simpático sin más hasta ahora que me he dado cuenta que eres más que un vecino, pero tenía miedo al rechazo por su edad.
Le di el primer beso en los labios, al principio muy torpe, pero respondió, el segundo estuvo mejor y en el tercero nuestras lenguas se juntaron.
. Perdona hace mucho tiempo que no besaba asi a nadie
- Pues tenemos mucho que practicar, es como ir en bicicleta nunca que olvida.
Seguimos con más caricias y le puede tocar sus tetas por encima de la ropa y puede sacarle uno suspiros, como se le veía muy torpe, unas cuantas caricias superficiales y lo dejamos nos fuimos cada uno a nuestras respectivas camas, habría tiempo.
Por la mañana me dejó sorprendido cuando al darme los buenos días me dio un beso con lengua y un abrazo, la note una cara radiante era como si hubiera rejuvenecido, mas ligera de ropa, llevaba una camisola sin nada debajo asi que se le notaban claramente unos pezones gruesos color café.
No quería forzar la situación pues allí mismo en la mesa de la cocina me la hubiera comido entera. Nos volvimos a besar y mis manos fueron a su culo lo apreté contra mi miembro que ya se había despertado para que lo notara, ella se acomodó para notarlo en su vagina y seguimos abrazados.
Para aliviar un poco el calentón me fui para la ducha, no quería tener sexo algo rápido, después de tantos años mejor saborearla en toda su extensión y sin prisas.
Cuando salí de la ducha estaba empalmado todavía, me di cuenta que me había olvidado la toalla con las prisas, pero allí estaba Pascuala sentada en el bidet con ella en la mano.
- Que cabeza tienes, ya te pareces a mí, uhmm vaya como está el corderito, muy despierto parece.
- Has sido tu quien lo ha despertado.
Comenzó a secarme y cuando llegó a lo polla.
- Puedo acariciarlo, hace mucho que no tengo una verga en mis manos y me gustaría acariciarlo
- Es toda tuya y la puedes probar si quieres, a tu entera disposición.
Lentamente comenzó a pajearme primero con un poco de temor pero fue aumentando el ritmo, sentada como estaba a la altura de su boca, pronto comenzó a lamer, primero el capullo y fue bajando por el tronco hasta los huevos y con sus manos apretaba mis nalgas para que no se le escapara su presa, de las lamidas pasó a las chupadas y fue tragándoselo hasta que lo tuvo casi todo dentro de su boca
- Que rica que está, quien me lo iba a decir que a mis años volvería a saborear un manjar semejante.
- Y quien me iba a decir a mí que los deseos se hacen realidad, no pares hasta sacarme toda la leche.
ayudándose de la mano, cada vez era más intensa la paja y mi polla entraba más profunda en su boca hasta que una explosión de mi lefa la lleno por entera, se escurría por sus labios pero ansiosa seguía mamando.
- Cuanto tiempo sin probar semejante postre, como me gusta que te corras en mi boca, espero que haya más veces.
- Ya te lo he dicho esta polla es toda para ti.
La levanté y si pensármelo le bajé su camisola para dejar sus tetas al aire, eran más grandes de lo que pensaba, las tenía un poco caídas pero atractivas y sus pezones duros como piedras, los ataque sin piedad, de suspiros pasó a gemidos sin soltar la verga.
- Quiero más, hazme tuya de una vez, la quiero dentro de mí.
Seguí mordisqueando sus pezones y comiéndome sus tetas y nos fuimos para la cama, la terminé de desnudar, su coño era grande, con poco pelo canoso pero abultado, la tumbé en la cama y comencé a explorar su chocho con mi lengua.
Enseguida se abrió de piernas para que pudiera lamer con más facilidad, iba alternando la lengua con mis dedos, explorando sus labios hasta encontrar el clítoris, era alargado y duro parecía un pequeño pene, cuando lo empecé a lamer, su cuerpo s estremeció y un gemido profundo salió de su boca mientras su cuerpo se estremecía.
Sus manos empujaban mi cabeza para que no saliera de allí, asi me lengua en su clítoris y mis dedos acariciando el resto de su coño.
- Ni me ha acordaba lo rico que es esto, nunca me lo habían comido asi, igual has encontrado telarañas después de tantos años pero sigue quiero más ya solo falta que me folles bien follada.
- Yo te dado mis jugos y ahora yo quiero los tuyos.
Seguí saboreando su conejo y comencé a notar como empezaba a humedecerse, sus manos sujetaban cada vez más fuerte mi cabeza, ya no eran gemidos, eran resoplidos de placer, sus movimientos de culo eran mas violetos, subía y bajaba su pelvis, elevando sus nalgas de la cama para dejarse caer, mientras mis manos estiraban de sus pezones y masajeaba sus tetas.
Le agarré de su culo para profundizar mas ese coño al que le estaba dando vida después de tanto tiempo, hasta que noté como un hilillo flujo salía de el, por fin después de tanto esfuerzo conseguí que se corriera, Pascuala se quedó muda, como transpuesta, respiraba muy fuerte, sin habla, toda abierta de piernas y con los ojos cerrados.
- Nadie de lo había comido así de rico, estas sensaciones las desconocía, ahora sé lo que es un orgasmo. Por cierto, nunca he estado en la cama desnuda del todo ni con mi marido y me gusta, sentirme así. Abrazándome me besó esta vez con ganas, nuestras lenguas se encontraron y nuestros cuerpos se fundieron.
Continuará
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