Después de ver que la monogamia no es lo nuestro, decidimos un día hacerlo «oficial» e ir a un club swinger, después de investigar encontré uno en mi ciudad que se veía decente por la zona y el tipo de gente que asiste, además de que no aceptaban hombres solos.

Llegamos temprano y recorrimos el lugar, habia una zona de bar donde había un pequeño escenario para shows y una sala grande que nos dijeron que era el play room, donde las parejas van a tener relaciones.

De parejas había de todo tipo y edades, unos más atractivas qué otras, pero hubo una chica que fue parte del show de animación qué nos agradó muchísimo a los dos, güera de ojo azul, delgada, con senos pequeños pero redondeados, mi esposa se la encontró en el baño y se coquetearon un poco.

Pasó la noche y decidimos ir al play room a descubrir que había ahí, ninguna pareja nos había llamado la atención pero al menos nosotros follariamos, al llegar, el cuarto ya estaba lleno, los ruidos de los gemidos llenaban la sala y el olor a sexo era demasiado penetrante, encontramos un rincón para sentarnos y estuvimos disfrutando un poco el ambiente tan cargado, nos empezamos a calentar y nos fuimos quitando la ropa.

Despues de un rato de besos y caricias, mi esposa se sentó encima de mi para que la penetrara, los dos viendo hacia la misma dirección mientras disfrutabamos de la visión tan erotica de quizás 10 parejas teniendo sexo al mismo tiempo, a veces era difícil identificar si eran trios, cuartetos u orgias.

De pronto vi que la güera del grupo de animación entró desnuda a la sala, con solo unas botas rojas qué le llegaban arriba de la rodilla, estuvo unos minutos analizando la sala y cuando nos vio se encaminó hacia nosotros, nos sonrió y empezó a besar a mi esposa de manera muy intensa, sus lenguas se exploraban profundamente.

Sin decir nada, se paró arriba del sillón donde estábamos y agarrando la cabeza de mi esposa la metió entre sus piernas, ella solo había tenido un par de experiencia lesbicas, pero jamás se había animado a dar placer, me quedé muy sorprendió como con su lengua y labios, recorría lentamente la vulva húmeda de la chica, saboreando con calma de sus jugos. Por la posición, mi cara estaba muy cerca y me llegaba el embriagante olor del sexo oral a una dama, de pronto mi esposa paró y se volteo un poco para darme un beso profundo y que yo también pudiera probar de ese elixir, continuo otro rato dando placer, mientras movía su cadera sobre la mía para disfrutar de mi erección dentro de ella, llegaron ambas al orgasmo y decidieron que era tiempo de un cambio de posición.

Se levantaron ambas y la chica se hinco de rodillas frente a mi para ahora darme sexo oral, alcancé a ver a mi esposa y note qué vio la escena con un poco de recelo, pero la razón me sorprendió, después de un par de minutos apenas, que yo disfrutaba de la boca de esta chica, mi esposa como directora de orquesta, paró la acción e hizo que la chica se pusiera sobre él sillón en cuatro, me pusó un condon qué no sé de donde saco y me pidió que se la metiera a esta chica en la posición de perrito, yo muy obediente lo hice y al poco tiempo mi esposa se metió por entre mis piernas y empezó a pasar su lengua por mi pene y la vulva de la chica mientras entraba y salía, volteé hacia atrás y vi como con sus manos se daba placer, así llegué al orgasmo despues de un rato mientras la güera también llegaba, bañando la cara de mi esposa, salí de ella y mi esposa me quito el condon, para que ambas me limpiaran con sus lenguas hasta la última gota, ellas terminaron con un beso apasionado entre ellas y la chica se despidió de mi con un beso al aire.

Después de unos minutos de descanso desnudos y llenos de sudor, nos vestimos para irnos de ahí y seguir jugando entre nosotros en un motel.