Toño, me empezó a gustar desde el día que nos enseño su vergota, creo que él sabía que me gustaba su cosota y un día jugando en una casa abandonada yo le dije.

-¡Siéntate en ese sillón, vamos a jugar que tú eras el rey y yo la reina¡-

Y cuando el se sentó yo lo hice sentándome encima de él y pude sentir su verga entre mis nalgas, aunque no me cogió esa frase �tu eras el rey y yo la reina�, me marco para siempre y el día que me preguntó -¿es cierto que ya te cogió Miguel? – y yo tímidamente y mirando al suelo le dije que no, ahí el supo que si alguien me cogería sería él.

Pablo, en una noche me sentó en su verga estando vestidos y creo que se vino, tampoco nunca me la metió.

Ramón, él fue el primero que me la metió, yo empezaba tocándole su verga y luego el me la quería meter pero a mí me dolía, una noche me bajó los pantalones y me obligó a sentarme en su verga, a mí me dolió mucho y se lo dije.

-¡No Ramón, me duele, mejor no¡� ¡nos van a ver, no..¡

-¡Aguántese, quería verga no?

Un día nos quedamos en una granja de su papá a dormir él y yo solos y en la noche me bajó de nuevo los calzones y me la puso entre mis nalgas y se vino llenándomelas de semen, en la mañana llegó el velador y mientras platicaba con mostros que aún seguíamos acostados Ramón me acariciaba las nalgas muy rico, creo que ese señor se dio cuenta que Ramón me andaba cogiendo. En el taller de su papá por las noches me empinaba sobre las mesas de trabajo y me cogía bien rico, y me mandaba a mi casa bien cogido.

Jaime, en una fiesta él se emborracho y en el patio se la sacó y me dijo que se la mamara, no lo hice pero cuando nos dormimos creo que me la metió porque aunque yo también estaba también borracho sentí sus manos en mis pechos y mi colita adolorida y eso me gusto.

Gerardo, él siempre me hacía que se la mamara, así comencé con él, un día en mi auto venía tomado y yo me aproveche de eso, se la saque y se la mamé, después de eso un día en su casa, estando en su cuarto me la metió y terminó en mi boca, yo me hacía del rogar porque sabía que eso lo excitaba.

-¡No Gerardo, por favor no, ¡ ¿Qué me vas ha hacer? ¡no, me duele, aahhhh¡

Una vez estando en mi casa tomando él se la sacó para orinar y cuando terminó me dijo.

-¡Mira-, ofreciéndome su verga, nos metimos al baño que estaba en el patio y él dijo.

-¡Mámala-, yo le conteste bajándome los pantalones y mis calzones-¡Mejor métemela¡-, y me la metió tantito, solo la cabecita porque a mí me dolía mucho, después nos salimos y en una calle oscura me la dió para que se la mamará y termine jalándosela y él viniéndose en mis manos, él se había ido a vivir a otro lado y yo le pregunte.

-¿Cuándo vuelvas vas a venir a verme? , y el dijo que si.

Alberto, yo deseaba que me cogiera pero él solo quería que yo se la estuviera mamando, cosa que hice una sola vez, se la mamé pero no se vino.

Don Delfino, un señor como de 65 años que poseía un par de enormes testículos que le colgaban pesadamente, lo ví una vez orinando y el supo que me había impactado, me ofreció su verga en el misma baño, me metió a uno de los cubículos e hizo que me sentara en la taza mientras él se colocaba frente a mí dándome a mamar su verga y sus enormes testículos, se vino en mi boca y me obligó a tragarme su semen, nunca me cogió pero si me hizo mamarle la verga muchas veces .