Por

Anónimo

abril 15, 2009

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Mi vida (8)

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Joaquín y yo jugábamos en la sala de la casa en la hacienda de mi tío y mi tía nos ordenó ir a dormir pues era muy noche, recuerdo que antes de ir a nuestras camas nos lavamos los pies en una lavacara teniendo a nuestro alrededor dos lámparas de kerosene encendidas que nos dan luz en la habitación.

Nos acostamos en nuestras camas y secamos nuestros pies, al rato vi a Joaquín que me miraba boca abajo recostado en su cama con una sonrisa cautivadora, empecé a moverme en mi cama boca abajo haciendo mover mi cadera para arriba y para abajo a manera que estaba culiando la cama, me puse en posición de perrito sobre mi cama y le dije a Joaquín: «Así culea can-can» y comencé a mover mi cadera hacia adelante y hacia atrás, luego uní mi dedo índice y mi dedo pulgar formando una «o» y por ella metía el dedo índice de mi otra mano, Joaquín veía eso y se sonrojaba a veces viraba la cara pero yo le hacia «pssstt» me miraba y le volvía hacer eso diciéndole «culea, culea» siguió mirando por un rato hasta que fuimos interrumpidos por mi tía que apagó los mecheros y sólo quedamos con la luz de la luna que entraba haciendo algo claro nuestro cuarto, de afuera se escuchaba las risas de mis papás y mis tíos que conversaban.

Entre lo oscuro del cuarto le pregunté a Joaquín «¿Estás despierto?» me contestó: «Si» le dije: «Ven, culéame como can-can» me respondió «No, pueden entrar» le dije: «Si cierro la puerta, verás que no entran» me contestó: «No sé». De inmediato puse picaporte a la puerta y pasé por su cama moviéndole el pelo, se dió la vuelta dándome la espalda, no quería hacerlo, me acosté, pero al rato sentí un bulto seguido con una respiración en mi espalda y una pierna que se alzaba sobre la mía, Joaquín frotaba su caderita y su pene vestido en mi culito vestido, me di la vuelta, alcé mi cadera para sacarme le pijama quedando libre mi pene, me incorporé para sacarme la camiseta y quedar completamente desnudo, a Joaquín lo vi al lado mío que hacía lo mismo, se subió encima y lo dejé que me culiara el pene, nos arropamos con las sábanas y nos salía un puje rico.

Joaquín se puso boca abajo me le monté de igual forma que le hice en el río poniéndolo en cuatro a filo de cama frotándole mi pene en la raya de su culito era rico sentir cómo se dejaba hacer todo, le besaba su espalda, lo rico de todo que ambos hacíamos lo mismo.

Nadie esa noche nos interrumpió nuestro contacto, le abrí as piernas y empecé a tratar de penetrarlo, confieso que no lo sabía mi pene se movía a todos lados, Joaquín estaba tan excitado que ni siquiera se movía yo trataba de que mi pene entrara como le había visto a Wilson hacerlo con Alexander creo que apenitas entró y sentí que Joaquín se hizo para adelante me regresó a ver y me dijo «duele» «no me gusta así» yo también sentí un poquito de dolor y extrañeza y así que el resto del tiempo que estuvimos despiertos pasamos frotando nuestros penes y besándonos. Me levanté a orinar en una bacinilla y a abrir el picaporte para que no sospechen.

Al amanecer, no vi a Joaquín en su cama, estaba todavía destendidia, seguí durmiendo un rato más, hasta que escuché a mi mamá llamarme a tomar el desayuno, me hice el dormido, no le contesté, pasó un buen rato y sentí la presencia de Joaquín que me movía el hombro levantándome, vestía una camiseta de dibujitos y una pantaloneta blanca que se notaba su calzoncillo de mangas en su interior, me senté sobre la cama, lo traje hacia mi y me dejé caer boca arriba quedando Joaquín sobre mí, por unos segundos no nos movimos hasta que sentí que Joaquín me culiaba, apenas bajamos nuestras ropas hasta quedar libres nuestros penes y rozárnoslos mutuamente, estuvimos así un ratito hasta que en mi mente se vio el temor a que nos vieran, lo levanté me cambié delante de él y salimos en carrera a desayunar.

Pasaron unas cuantas horas en la mañana, estábamos recogiendo ciruelas silvestres cerca de la casa y me dio la necesidad de ir cerca al arroyo a defecar, no me di cuenta en qué momento me siguió Joaquín pero creo que me estaba viendo defecar, a mi me gustaba hacerlo en un montículo sobre la orilla del arroyo la mierda caía y me gustaba verla ser llevada por el agua, me levanté limpiando mi hoyito del culo y pude ver entre los montes muy cerca de mi a Joaquín que entre risas y carcajadas me decía: «cagón malcriado» «malcriado cagón» lo perseguí una corta distancia hasta quedar cerca de un samán de tronco muy ancho lo apreté a mi pecho y se dejó llevar hacia ese árbol frondoso cerca del arroyo su pechito quedo pegado al árbol y parado empecé a frotarle mi cadera en su culo, le bajé rápido su pantaloneta y yo a mía hasta quedar descubierto su culito y mi pene, nuestra ropa quedo a la altura de los tobillos.

Empecé a frotarle mi verga, él estaba quieto, le gustaba que le dé por atrás, sobre todo cuando sentía mi pene rozar la rayita de su culito lo tuve pegado al árbol un buen rato, lo estaba culiando parado, sus manitos estaban cogidas de la corteza igual que las mías, mi maxilar apretaba su cuero cabelludo y olía el aroma del árbol y el arroyo muy cerca, lo solté, lo giré y ahora era su espalda que estaba sobre el árbol, le daba con el pene de frente, nuestros alientos se unían, lo apretaba fuerte para escuchar sus pujes que me excitaban, buscaba sus labios para besarlos, se dejó hacerlo dos veces, en todo este acto nunca dijimos palabra alguna sólo noté los ojos cerrados de Joaquín. Nos levantamos nuestras ropas y lo paré junto al arroyo para limpiarlo, y nos fuimos en carrera a la casa de campo.

Fue un día intenso de culeo, llegada la tarde ya para despedirnos me encontraba en un cobertizo en la parte superior de la casa donde se guardan cosas de la hacienda, y de abajo lo vi a Joaquín que pedía que lo subiera, me bajé y lo iba subiendo de a poquito moviendo mi caderita y penecito sobre su culito, no esperé a mucho que le bajé la pantaloneta de igual modo lo hice y lo tumbé sobre una lona para darle con mi pene, sus bracitos rodearon mi espalda y gemía, me di la vuelta, me puse boca abajo y me refregó su penecito sobre la espalda y el culito, era rico lo que hacíamos y estuvimos y largo rato desnudos y abrazaditos. Joaquín, se portó muy espléndido y creo que fue uno de los días más ricos de culeo de mi vida.


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3 respuestas

  1. haldewh

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