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Violación
Violación
Cursaba el 3er. semestre de la universidad y tenía 19 años, soy delgada, morena clara, de senos pequeños, cabello negro ondulado, caderas amplias, piernas delgadas y largas. teníamos un examen de lo mas difícil en pocos días, así que me reuní con 4 de mis amigas en casa de Rosy para estudiar para ese examen, era viernes, estudiamos hasta cerca de las 4 de la mañana y decidimos descansar para continuar al amanecer, así que todas comenzamos a ponernos cómodas para dormir, salí del baño con una camisa blanca de botones que llegaba a medio muslo, no traía ya mi sostén y mi tanga la cubría mi camisa, me senté en el sillón para desmaquillarme mientras que mis compañeras se paseaban por la habitación semidesnudas; Rosy, de piel blanca y senos grandes, hermosos, con pezones rosados, se sentó frente a mi sólo con su tanga, sus senos se movían de un lado a otro, me miró, sonrió y platicamos de varias cosas, mientras que Martha se paro detrás de mi sosteniéndose de mis hombros, Cecilia, trigueña, de senos regulares, con lunares en varias partes del cuerpo y unas hermosas piernas, se paro junto a mí completamente desnuda, con su vagina perfectamente depilada, dijo.
– A todos los chicos ya no le gustan los pelos, por eso hay que rasurarse todos los días.
– Y antes en los Taibols gritaban� �¡Queremos ver pelos!� � comento Rossy.
– ¡Jajajaja! � Todas reímos.
– Pero ahora les gustan las viejas operadas por todos lados� llenas de bolas, tetas grandes, enormes y culos muy parados. � agregó Martha.
– ¡Jajajaja! � Todas volvimos a reír.
– No es cierto � reclamó Bety que salía del baño desnuda � a muchos les gustan los senos pequeños como los míos o los de Silvia � mientras se agarraba sus senos.
Martha deslizó rápidamente sus manos por mi cuerpo para agarrarme mis pequeñas tetas abriéndome al mismo tiempo mi camisa.
– ¡Oye cálmate! � Dije sorprendida momento que intentaba retirar sus manos de mis tetas.
– ¡Son hermosas! � decía Martha mientras sostenía sus manos en mis tetas.
Ceci se hincó junto a mí acariciándome las piernas y Rosy se acercó también y comenzó a desabrochar mi camisa.
– ¡Hey que les pasa!, esta broma ya no me está gustando � dije sonriendo todavía creyendo que jugaban conmigo.
Martha no dejaba de manosear mis tetas, mientras que Rosy ya había terminado de desabrochar mi camisa y Ceci comenzó a tirar de mi tanga para quitármela.
– ¡No, no!… ¿Qué están haciendo? � Ya dije un poco nerviosa y temerosa.
– Tranquila cariño � dijo Bety � no te vamos a hacer nada malo, sólo te vamos a hacer gozar y vamos a gozar tu lindo cuerpecito.
Ceci termino de sacar mi tanga por mis tobillos, Rosy me sujetaba de un brazo y Martha por el otro brazo, Bety se colocaba en medio de mis piernas y comenzó a chuparme mi vagina, Rosy y Martha comenzaron a chuparme una teta cada una, yo forcejeaba, mas bien conmigo misma, pues me daba miedo y repugnancia lo que me hacían, pero algo dentro de mi lo estaba gozando, Bety lamía y relamía mi clítoris haciéndome gozar, eche mi cabeza hacia atrás entregándome al placer, Ceci se acerco a mi cara y me lamió la oreja, los chasquidos de su lengua en mi oído me excitaba, su lengua también recorrió mi cuello, haciéndome estremecer, su lengua se fue acercando a mi boca hasta que sentí como mi lengua se entrelazaba con la de Ceci en un apasionado beso, entonces sentí como mi cuerpo se convulsionaba y un calor interno lo invadía por completo.
– Saben rico sus jugos, vengan a probarlos. � Dijo Bety retirándose de en medio de mis piernas.
Su lugar fue ocupado por Rosy y Martha que comenzaron a chuparme la vagina alternadamente, Bety me chupaba mis tetas y me acariciaba la otra, Ceci se trepo a los braceros del sofá y me acercó su vagina para que se la chupara, yo gire la cara negándome a chupar.
– Chúpamela, te va a gustar � dijo Celi tomándome con sus manos de la cabeza y para que le mamara.
– No la obligues, si no quiere déjala. – Dijo Bety.
Ceci se quedo acariciándome la cabeza, como esperando a que me decidiera, yo jadeaba de placer, la verdad se sentía muy rico lo que me hacían, mis manos tomaron de la cadera a Ceci y mi boca quedó cerca de la linda vagina de Ceci, se veía tan hermosa, depilada, tierna, que me decidí y comencé a mamársela.
– ¡Aahh!, ¡Que rico!, ¡que rico lo haces Silvia! � Exclamó Ceci con voz ahogada.
– ¡Ya ves!, ¡Así esta mejor! � Dijo Bety
Ceci movía sus caderas restregándome su vagina en toda mi cara y llenándome de sus jugos, mientras mi lengua y mis labios trataban de volver a hacerse de esos carnosos labios vaginales de Ceci. Martha se sentó en mi pierna tallándome su vagina a lo largo de mi muslo mientras me chupaba una de mis tetas y Bety la otra. Ceci se bajo de los braceros del sillón, y le dijo a Rosy.
– Es mi turno � y se colocó en medio de mis piernas y me comenzó a mamar mi vagina.
Martha y Bety empezaron a besarse y tocarse entre si, lo que Rosy aprovecho para hincarse en el sillón conmigo en medio de sus piernas y acercó sus tetas a mi cara, ahí comprendí que esas tetas que me gustaban tanto y que deseaba tener como parte de mi cuerpo, en realidad las deseaba tener pero acariciándolas y chupándolas y no me pude contener, así que se las mamé y acaricié con pasión desenfrenada. Mis gemidos eran gritos de pasión acompañados de incontenibles convulsiones orgásmicas.
– ¡Vamos a mi cama! � Dijo Rosy a la que me mordía las tetas y chupaba sus pezones..
Las cuatro se pararon y me jalaron, mis piernas casi no me respondían así que me tomaron de los brazos, Rosy se sentó en el suelo de espaldas a la cama, Ceci y Martha me colocaron de rodillas en la cama con la cara de Rosy en medio y bajaron mi cadera para que me chupara mi vagina Rosy, que enseguida comenzó a darme lengua deliciosamente, Martha se apresuró a subirse a la cama y se acostó boca arriba frente de mi con las piernas abiertas, yo sabía que quería, y yo también deseaba hacerlo, Bety se acostó debajo de mi y me masajeaba mis tetas con ambas manos y me las chupaba. Sentí como Ceci me acariciaba mis nalgas y las separaba para chuparme mi culo, eso fue demasiado para mi, inmediatamente mi cuerpo se convulsionó en otro espectacular orgasmo y mis gritos de placer fueron ahogados por la vagina de Martha que de igual forma soltaba en mi boca sus ricos jugos y yo me apuraba a tomármelos.
Sentí como Ceci y Rosy se separaron de mi, Bety se acostó en el lugar de Martha y me pegue a chuparle su vagina, Martha acarició mi espalda con manos y lengua hasta que llegó a mi culo y me lo chupo de lo más rico, alternando con chupetones a mi vagina, Bety se convulsionó en un gran orgasmo, tomándome de mis cabellos y restregando mi cara en su vagina, después de eso me jaló para besarme en la boca acostándome sobre ella, Martha me siguió abrazándome por la espalda y sus manos recorrían todo mi cuerpo, Bety lamía mi cara, cuando mi cara ya no sabía a sus jugos me guió a sus tetas y comencé a chupárselas.
– ¡Mi amor preciosa!, me moría de ganas de probar tu lindo cuerpo � Dijo Bety mientras me abrazaba con ternura sobre su pecho y yo lamía sus tetas.
– ¡Ahora vamos nosotras! � Dijo Ceci, quien traía puesto un arnés con un dildo color negro, al lado de ella Rosy quien portaba un arnés con un dildo transparente.
Rosy se acostó en la cama boca arriba, indicándome que me montara, así lo hice, el dildo se deslizó dentro de mi vagina que estaba bien mojada y jugosa y comencé a cabalgar, Martha se colocó sobre la cara de Rosy y nos besamos en la boca mientras que Rosy le mamaba la vagina, cuando Martha se convulsionó en un orgasmo, se quitó de la cara de Rosy, cuando la vi toda mojada, me avente sobre ella para besarla y lamerle esos jugos, sentí como Ceci se colocó detrás de mi y buscaba el hoyo de mi culo.
– ¡No. No!, ¡auhgg! � Ese dildo negro penetro mi culo. No era la primera vez que me cogían por el culo, pero si era la primera vez que me metía un dildo por el culo y también era mi primera doble penetración.
Ceci y Rosy movían sus caderas en un mete y saca en una doble penetración, hasta que di un alarido desplomándome sobre Rosy extenuada de tanto placer, Rosy me abrazó y nos besamos con ternura, yo acariciaba las enormes tetas de Rosy y Ceci me acariciaba mis tetas pegada a mi espalda. Yo escuchaba gemidos y chasquidos de Martha y Bety, cuando me asome, ellas estaban en el suelo en un dándose lengua en un riquísimo 69.
– Me gustaría estar así contigo � Me dijo Martha.
– ¡Si!, pero hoy ya no, ya tuve suficiente � Le conteste plenamente satisfecha de esa noche de placer.
Ceci y Rosy se quitaron los arneses y Martha y Bety se subieron a la cama kingSize, ahí las 5 abrazadas unas con otras, nos quedamos dormidas hasta media mañana.
3 respuestas
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