RELATOS ERÓTICOS

Saludo y se despidió, traía puesto un jeans de mezclilla bien apretado, una blusa manga larga pegada al cuerpo que la hacía ver espectacular, muy bien pintada y perfumada, subió a su carro y no pude evitar mirar ésas tremendas nalgas que tiene, nosotros seguimos en lo nuestro y decido que ya es tiempo de regresar a casa, era temprano pero como te digo, no bebo tanto. Hacía rato me estaba orinando cañón y con pena le pedí el baño ya que calculé que no llegaría a casa, accedió y yo iba rogando encontar un tesoro en el baño, entre y lo primero que miré fue un cesto con ropa sucia, levanté la tapa y justo encima de toda la ropa me estaba esperando una tanguita de hilo dental rosa, mi corazón palpito al millón, puse seguro a la puerta y la llevé a mi nariz, a mi lengua y a mi verga, la moví un poco y empezó a crecer, llevé de nuevo la tanguita a mi nariz y me la empecé a jalar, y aspiraba fuerte y largo, quería que me quedara ése olor para siempre, olía una y otra vez, caí en cuenta que estaba durando mas de lo debido, la puse de nuevo en su lugar y salí con mí amigo, me despedí, llegué a casa y lo primero que hice fue irme a las fotografías de su facebook y me la jale mirándola, me salieron chorros a borbotones recordando ésa tanguita rosa. Ufff hacía años que no sentía algo así, nunca pensé qué oleria la tanguita de ella. Fui muy afortunado, esas oportunidades no se presentan muy seguído.