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"Ese verano no volví al colegio o vagar, me quedaba para mamá, ya para la tercera vez andaba más suelta."
Para 1990 ya tenía 14 y me mudaron sin preguntarme, mis viejos andaban de mala racha y me tocó irme con mi vieja a un pueblo, un lugar desconocido y cuidar una casa que nunca sería mía.
Me hicieron entrar al colegio.
La cosa es que no paré de ser acosado y odiado por todos los estudiantes, era el único extranjero y la mayoría de las chicas quería conmigo, por ende la mayoría de los varones me la tenía jurada.
Fue una desgracia para mi vida aquel año, las pocas chicas que besé me dejaron por todo el todo el bullying que sufría.
Al fin decidido, mi vida sería: último para evitar la fila de entrada y primero para escapar del acoso.
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Cada 3 meses mi viejo caía unas semanas, se hacía el familiero, se esforzaba con la casa y se quitaba toda la calentura con mamá y volvía.
Estaba construyendo una casona para su retiro y la casa que iba a dejarnos a los hijos estaba casi en ruinas, le faltaba de todas las comodidades posible ya que a él no le interesaban sus hijos digamos.
Claro, eso sí, hasta que apareciera una cámara y fingiéramos ser felices para la foto.
Compartíamos habitación la casa estaba a medio hacer, un día los enganché por coger cuando desperté de madrugada.
Te pusiste el tanga que me gusta?
Fíjate…
Se ve que en ese momento la empezó a tocar, se notaba que también se divertían en lo suyo. Mamá gemía bajito. Mojaba la tanga, lo sé porque al otro día la encontré seca, pero toda manchada.
Es la que te gusta? - preguntó sin más.
Sacátela, metela en mi boca.
Entre sombras, colchas y sabanas ví que mi vieja levantaba las piernas y se quitaba la bendita tanga abría las piernas y mi viejo sin más delicadeza se la metía al fondo, no duró mucho, duró poco cómo siempre.
Eso le dió que pensar a mi vieja que no se andaba cogiendo a otras, más bien se reprimía y se desquitaba con la concha de mi madre.
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Pasado el tiempo que le tocaba volver mi vieja lo espero en la estación al divino botón. Mamá hace días que venía mojándose, pensando en papá, pero el no llegó.
Abatida llegó a casa, no vino papá y ella estaba más caliente que una pava, venía llorando por la calle, pero con elegancia, total igual hablarían de ella.
De la Argentina que se llevó a mi viejo.
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Al llegar a casa se dió cuenta que a mí no me iba mejor.
Mis "compañeros" me descubrieron con la chica que me gustaba chupándole una teta en el cementerio (era un pueblo y el lugar menos visitado de él), por eso nos creíamos seguro.
Ella los vió, se cubrió a los santos pedos y luego que el cabecilla le dijera:
Andate y cerrá bien la boca.
Se fue dejándome en silencio a mi suerte, lógico que me quise escapar, ellos estaban con ramas peladas de árboles y yo con una camisa a medio quitar.
Sandry pasó por su lado, vi que el jefe le metió una buena mano en la teta y la otra se la pasó por la argolla que la tenía empapada. Pero por mí no por él:
después arreglamos eso - le dijo, ella se fue llorando.
En resumen: me dieron 2 trompadas, caí al suelo, me quitaron la camisa a estirones, uno me piso en el culo para que no me incorpore mientras los otros me llenaban de latigazos con sus ramas.
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Cuando mamá llegó a la casa y nos vimos (estaba en mi cama llorando en silencio (como mamá) con la espalda roja con marcas de baritas o ramas.
Yo ni enterado que estaba en mi casa y en mi cama
Cuando la ví no supe si su dolor mental y del corazón eran más fuerte que mi dolor físico.
Trató de levantarme, pero no sabía cómo agarrarme para llevarme a una guardia.
Al final le dije que me ponga toallas mojadas como compresas en agua helada.
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Ese día mamá decidió que el dolor físico era mucho peor que el abandono por parte de su hombre.
Pensaba: todo es culpa suya, yo no estaría así al borde de un ataque de nervios y Freddy tampoco o quizás si, pero esos vándalos tampoco estarían bien.
Esa noche ella durmió conmigo, de tanto en tanto cambiaba la compresa, luego se acostaba cerrando los ojos.
La veía con un amor de hijo y unas ganas de hombre.
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A la semana recibió una carta de mi viejo dónde decía un montón de salamerias para contentar a su mujer y después le dijo: por este año ya no voy a volver, salió un laburo muy grande, no pude decir: NO.
Mamá se fue llorando a la cocina (la seguí, lógico) la ví hablándole a la carta, me vas a dejar así de caliente? Se pasaba el papel por las tetas y la concha, lo metió bajo su ropa interior también se lo pasó por toda la extensión de la raya de su culo.
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Ya no veremos a tu padre por aquí este año dijo sin gestos o tonos extraños.
Ahí, quedó la cosa.
Yo ya no iba al colegio, salía todas las mañanas con mi mochila pero a vagar, recorría los campos.
Un día llegué más temprano y encontré a mi madre dando el almuerzo a un extraño.
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Mamá que sucede y éste quién es?
Sé que tu papá me engaña.
Le vas a pagar con la misma moneda?
Si, eso voy hacer.
Salí de la cocina y le dije al tipo ese que se fuera para no volver. Por suerte al hombre no le interesaban los escándalos y se fue.
Cuando cerré el portón el hombre ese me dió una información que desconocía.
Tu mamá necesita un hombre ya, hoy pude ser yo, mañana quién sabe, pero si me busca de tí va a ser de quién menos pensaremos. Aprovecha niño.
Aprovechar qué?
Se burlarán de tí por siempre si va probando hombre tras hombre. Ve y entra en la cocina, seguro la muy perra se es masturbando leyendo la carta.
Cuando dijo perra saqué un brazo como para agarrarlo.
No seas tonto domina la situación.
Lo dejé esperando, entré en la cocina, había un ambiente raro, ella tenía la tanga en el tobillo, la otra pierna la tenía abierta sobre una silla donde pisaba con el taco la carta de papá toda mojada, pegajosa mientras se metía 2 dedos entre los labios, los metía, se los pasaba por el clítoris y para adentro otra vez también estaba tratando de chuparse el pezón.
La escena fue fuertísima, mamá con los ojos vidriosos pensó que era el otro hombre.
Yo ni lo pensé, ayudado por cada extremidad me despoje de todo, la tomé de la cintura atrayéndola más al borde de la mesa y la penetré, se apoyó en los codos y me vió sin ver qué era yo, sonrió entre el llanto, en cierto momento se acomoda y apoya la espalda en la mesa.
Yo le doy como si no hubiera un mañana, ella levanta las piernas a mis hombros, es medio incómodo.
Bajo sus piernas y se abre como un pollo, sus pechos quedan perfectos para ser tocados y estirados, también abro sus labios vaginales, es hermoso, mi pija entra y sale.
Al oír más jadeo, más gemidos que llanto le doy la vuelta, apoya su vientre y sus tetas en la mesa, ella se mueve, quiere dominarme, empuja y succiona, se mueve de arriba abajo, empuja, la engulle con facilidad después da unos empujoncitos de trasero.
Levantando un poco el pecho de la mesa y apoyando las palmas logra un poco más de autonomía, yo la tengo de la cintura pero es obvio que mamá me domina.
Me toma de las manos que están en su cintura y me lleva despacio hacia atrás dando un paso a la vez: - sabés, es la primera vez que camino ensartada.
Qué bien que lo hace - pensé estúpidamente.
Separó mis manos, una la llevo al clítoris y la otra a sus pezones, estábamos cogiendo con la puerta de la cocina abierta, pero no había problemas, el patio era grande y atrás no vivía nadie.
Que maravilloso coger de parados encima dándome la espalda, la veía ir y venir, salir y entrar, subía y bajaba frenética, movía el culo en círculos, se abría las nalgas con los músculos de mi abdomen y me cogía super bien.
Creo que de tanta calentura la tomé del pelo y sin parar de metérsela de lo caliente que me tenía la llevé a pijazos nuevamente a la mesa.
Ahí si, lo quería hacer como una porno, entonces no paré de salir y entrar de ella a toda velocidad, ella nunca dejó de mojarse.
Chapoteo va, chapoteo viene me la estoy cogiendo como nadie.
Ya me duele un poco Ful (el hombre se llamaba Fulgencio) acaba por favor me vas a dejar en carne viva.
No importó para nada, ella no paraba de mojarse y yo a lo loco cogiéndomela, convencido que nunca más pasaría, la levanté del pelo para dejarla más parada y prendí a sus tetas.
Yo la aplastaba contra la mesa pero ella no era pasiva o paciente y colaboraba moviéndome con el orto.
Me acordé de una peli asiática que ví una vez, le puse la rodilla en la mesa, se la saqué, le pasé la lengua por la concha y me mojó y le chupé todo lo que pude del culo.
Agarré mi pito, la tomé de su nalga apretando bien fuerte, separando para que se vea ano y concha, apunté sin que lo notara y de un empujón me fui para el fondo, ella se quedó sin aire y tosió un poquito, me apiade de ella.
Cuando dijo:
Ya estoy…(entré a darle a lo tarado)
Levanté su otra pierna a la mesa, toda abierta como un pollo pero de espaldas a mí la tenía firme de la cintura para que no termine en 4, así como la tenía nadie la tuvo antes y eso a ella la enloquecía.
Qué bien me lo haces Fulgi, sin mi marido por tantos meses creo que por esta paga vas a comer aquí todos los días.
Yo ya estaba superadisimo, me estaba cogiendo a la que me parió, hacia mucho más de 45 minutos.
Me dijo que le encantaba, que lo haríamos todos los días.
No lo pensé 2 veces, ya necesitaba acabar, le dí con fuerza, sin piedad y sin parar hasta qué llené de mi leche a mi vieja.
Estuvo genial - fue lo primero que dije
Juan?
Si mami, pensaste que te iba a dejar con ese energúmeno.
Pero que hiciste - me golpeaba sin fuerzas.
Shh de esto no se habla -
Ese verano no volví al colegio o vagar, me quedaba para mamá, ya para la tercera vez andaba más suelta.
Aquella primera noche después de bañarme salí desnudo al patio y agradecí a mi papá, a dios, a Fulgencio y a mi madre.
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